Felices cuando llueve
Entrevistas / Glasvegas

Felices cuando llueve

Robert Aniento — 19-11-2008
Fotografía — Archivo

Ya han volado muy alto, y ni siquiera han despegado. La banda de James Allan parece seguir la estela que hace un par de años hizo de Arctic Monkeys el grupo del que todo el mundo hablaba sin ni siquiera haber editado su primer disco. Si en el caso de los de Sheffield el punto álgido de la Monkeymanía fue obtener el cuarto puesto dentro de la lista de los “mejores discos británicos de todos los tiempos” según el semanario NME, ¡semanas antes de publicarlo!, en el caso de Glasvegas, la misma publicación se encargó de ensalzar “Daddy’s Gone” como el segundo mejor tema del 2007, diez meses antes de que la banda se decidiera a publicar la canción en su flamante disco de estreno. Los dos grupos han dado con una receta transparente en sus fuentes de inspiración pero que encuentra, casi sin pretenderlo, una fórmula de gran adicción en sus mejores momentos y que no halla sonidos similares en el panorama musical actual. Y un último parecido: ambas bandas se definen por una actitud nada altiva y poco propensa a los excesos; humildad que les aleja del hype y les acerca a un sector de público cada vez más amplio. En el caso de los escoceses, sus canciones son tan sencillas como eficaces. Pertenecen al lugar donde las guitarras y atmósferas de The Jesus And Mary Chain se dan la mano con las melodías de grupos vocales de los sesenta y se conjugan con ese sonido poderoso que caracterizaba las producciones de Phil Spector. Hasta su historia parece surgida de “Peggy Sue se casó”. James y Rab, primos, conocen a Paul en la tienda de ropa que regenta Caroline. Surge la amistad entre los cuatro. De ahí, a quedar los fines de semana en el apartamento de James para escuchar discos de la Tamla Motown y Sun Records y formar la banda que New Musical Express encumbra como “la más importante del Reino Unido en la actualidad”, todo en cuestión de meses. Nos lo explica nuestro interlocutor para la entrevista, el bajista Paul Donoghue. “Sí, todavía es difícil hacerse a la idea. La situación ha ido haciéndose cada vez más grande en muy poco tiempo. De momento, es más divertido que otra cosa. Nos resulta curioso, ya que no hacemos nada parecido a lo que se escucha en la radio. El único género del que los cuatro somos grandes seguidores es el power pop. También de vocalistas femeninas como Debbie Reynolds, Nellie McKay o Skeeter Davis. Aunque entendemos las comparaciones recurrentes con The Jesus And Mary Chain. Utilizamos como ellos el feedback de guitarras y batería y melódicamente podemos recordar a lo que ellos hacían”. Glasvegas, nacidos en uno de los barrios trabajadores más decadentes de Glasgow, surgen en la escena como banda socialmente comprometida. Pero alejados del compromiso estético e ideológico de otras bandas británicas actuales como Bloc Party o Reverend And The Makers; la suya es más una vinculación con los valores tradicionales de la izquierda. Si Bloc Party fueran “Brazil”, ellos serían “Los lunes al sol”, para entendernos. Como muestra, temas como “Daddy’s Gone”, acerca del abandono de un padre, o “Flowers And Football Tops”, que describe la reacción de una madre ante la noticia de su hijo muerto en una pelea callejera. “Si la pregunta es si somos una banda política, la respuesta es: ‘sí, lo somos’. Procedemos de donde procedemos y todavía no nos ha dado mucho tiempo para cambiar (risas). Nuestros amigos siguen siendo los colegas del barrio, muchos de ellos sin trabajo o malviviendo con sueldos ridículos. Y los locales a los que vamos siguen siendo los mismos a los que íbamos hace un año o dos. Es nuestra realidad, demasiado presente y opresiva como para poder dejarla de banda cuando componemos canciones”. Con esas credenciales, los cuatro de Glasgow se han alzado a la categoría de banda de moda en el Reino Unido y las alabanzas de los medios británicos parecen no tener fin. “Sí, parece que la crítica ha recibido muy bien nuestra música, y publicaciones como New Musical Express se han mostrado muy amables con nosotros. Es algo que por supuesto agradecemos y siempre es mejor eso que lo contrario, pero relativizamos mucho todo ese apoyo mediático porque si no, nos dejaríamos llevar por una corriente que no nos interesa”. Pero tampoco puede ser ése un motivo de queja. El estreno de la banda escocesa, recibido con gran expectación el pasado septiembre después de que se estuviera hablando de él durante meses, fue directo al número 2, y disputó una comentada batalla en los charts con nada y nada menos que el lustroso nuevo disco de Metallica, “Death Magnetic”, que le arrebató finalmente la primera posición. “Sólo pensar que estábamos compitiendo con una de las bandas más vendedoras del mundo era de chiste, una muestra más de la especie de sueño en el que parecemos sumidos. Supongo que es parte de la moda. Todo el mundo parece estar pendiente de nosotros. Es curioso y supongo que para estar orgulloso, pero si quieres que te diga la verdad, yo secretamente tengo bastantes ganas de que esto pase de largo”. Pero parece que de momento vamos a seguir recibiendo noticias de Glasvegas. Su última aventura, irse hasta Transilvania a grabar un ep de canciones navideñas, que publicarán en una edición especial doble junto con su disco de debut de cara a las fiestas navideñas, bajo el título “A Snowflake Fell (And It Felt Like A Kiss)” (algo así como “Un copo de nieve cayó (y me acarició como un beso)”, un claro homenaje a The Crystals). “La idea de hacerlo fue de la compañía discográfica. Nos pareció un proyecto que podía estar bien, pero haciéndolo a nuestra manera. James (cantante) siempre ha tenido una fijación con todo lo oscuro y las viejas leyendas. Y lo de Transilvania le parecía más cercano a la leyenda que a la realidad. Siempre había soñado con ir. Esa es la razón de desplazarnos hasta allí para grabar”. El viaje encaja con la imagen que se ha encargado de proyectar el grupo desde el primer momento. Camisetas y pantalones negros, gafas oscuras y semblantes serios en las sesiones de fotos, que ya han empezado a cuajar en una nueva –vieja- tendencia, que está empezando a resurgir entre fans y seguidores de la banda. “No se trata de algo premeditado. Caroline sólo tenía ese tipo de ropa en la tienda. A todos nos gusta. Sólo tratamos de ser honestos con nosotros mismos. Aunque pensándolo bien, aunque quisiéramos no podríamos variar mucho. ¡No creo que tengamos nada en nuestros armarios roperos que no sea negro! (risas)”. También han empezado a aparecer nuevas bandas que rebuscan entre el legado de las primeras décadas del rock para ofrecer su propia visión del género. De las más recomendables, Kitty, Daisy And Lewis, dos chicas y un chico británicos que parecen la versión en el nuevo siglo de las enseñanzas de Jerry Lee Lewis. “Sí, les conozco. También a otros grupos similares. Es curioso cómo funcionan las modas. No sé hasta que punto se nos puede responsabilizar de ello, pero si debe servir para recuperar el sonido tan sugerente de aquella época, bienvenido sea”. Después de su paso por el Summercase (“ese fin de semana en España son probablemente los días más felices y divertidos que hemos disfrutado desde que montamos la banda”), los escoceses parece que volverán a pasar por nuestro país a principios del 2009 para presentar en directo su flamante colección de canciones.

Un comentario
  1. That's a wise answer to a tricky qutiosen

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