We Will Annihilate Our Enemies

Después de reavivar su proyecto con “Lad Ash” (22) y a poco de cumplirse una década ya desde que debutaran formalmente con “Real Life” (15), Kevin Lee Kharas y Patrick King regresan con otra dosis de nocturnidad house y alevosía clubera de la mano de “We Will Annihilate Our Enemies”, su tercer álbum.

A pesar de que en ocasiones su oferta pueda resultarnos de una sola nota, hay algo en la atmósfera de cualquier disco de Real Lies que es disfrutable per se. Será esa habilidad innata de la dupla para hacernos viajar sin salir de casa a las profundidades del sudoeste londinense a golpe de beat, sample y spoken word que, no por conocida, dejará de convencernos. Un cometido músico-geográfico específico al que le han salido ya muchas novias en los últimos años (al destacado debut de Antony Szmierek nos remitimos), pero que este par de británicos continúa defendiendo con titularidad a través de una propuesta inmersiva digna de ser escuchada del tirón y en éxtasis.

No hay demasiados atisbos de innovación en el planteamiento inicial de la pareja con respecto a lo que veníamos escuchando de la misma en los últimos años. Una fórmula desacomplejada y agitada que disfruta bebiendo de sí misma y de su universo noctámbulo y poético. Pero lejos de sentirse conformistas, monótonos o uniformes, los cuarenta minutos que Kharas y King nos regalan aquí son la absoluta confirmación de que estamos ante un tándem sonoro a la altura de las grandes gestas del género electrónico.

Sirva la magistral forma con la que ligan “Loverboy” y “Towards Horses” para ponernos a tono desde el principio e inocularnos su ineludible virus raver como ejemplo de ello. Con transiciones así, fuertemente deudoras de los mejores Underworld, nos tienen dentro de su imparable halo desde su mismo arranque. Es evidente que su anterior álbum les sirvió para pulir una sinergia que ahora parece maravillosamente consolidada, pues no se nos ocurre nada mejor que las reflexiones a corazón abierto de Kharas para surfear sobre las progresivas bases firmadas por King (algunas, como la celestial “Wild Sign I Choose You”, con el potencial suficiente para hacernos incluso levitar). Cómodos en la oscuridad, rodeados por una comunidad invisible que intuimos cerca, extendemos las palmas de nuestras manos hacia el firmamento y sucumbimos a sus hipnóticos desaceleres y a su lírica trasnochada.

Y es que por encima del gusto de sus responsables por sacarnos de nuestra realidad para meternos de lleno en un escenario paralelo de fluorescentes reflectantes y paredes impregnadas en sudor, hay algo en el romanticismo de “We Will Annihilate Our Enemies” que va más allá del simple petardeo techno y del hedonismo juvenil. Un meritorio intento, tal vez, por sublimar la noche y convertirla en nuestro particular escudo contra los horrores diurnos (“WWAOE”); un relato que habla sobre la fugacidad del amor en la pista de baile (“Down And Out (Where The E-Girls Dare)”) y exprime la belleza del ocaso hasta las últimas consecuencias (“I Could Join The Birds”). Este es, en definitiva, el sonido de nuestro refugio contra la tempestad.