Observando la portada del segundo álbum en solitario de la voz de Erasure los diseñadores gráficos de medio mundo se han visto tentados a practicarse el harakiri. Y la verdad es que no se entiende que se haya hecho con tantas prisas si tenemos en cuenta que ha pasado un tiempo desde que Bell voló del nido con “Electric Blue”. Dejando el atentado estético de lado, “Non-Stop” es la pedrería y el plumaje del disco-glam en vena, un viaje al pasado del euro-trance noventas trasnochado que pese a las buenas intenciones suena caduco. Pascal Gabriel, conocido por sus trabajos con Ladyhawke o la mayor de las Minogue, ha sobreproducido de mala manera el álbum (“Will You Be There?” es un ejemplo que no deja lugar a dudas) creyéndose que vive en 1995. He aquí el problema del asunto: “Running Out” y “Call On Me” resultan tan pegajosas y perfectas que en la boca de Madonna hubieran petado los charts sin problemas. Lo que ocurre es que Bell no es la Ciccone por mucho que se lo proponga. El disco como divertimento y exponente del baile post-bakala es una joya inmaculada (si a esto le sumamos el dueto más bizarro del año junto a Perry Farrell de los Jane’s Addiction en “Honey If You Love Him (That’s All That Matters)” pasa a convertirse sin miramientos en un guilty pleasure de órdago), pero de Bell esperábamos algo mejor y menos desfasado.
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