72 Seasons
Discos / Metallica

72 Seasons

7 / 10
David Sabaté — 14-04-2023
Empresa — Blackened/Universal
Género — Metal

Hace tiempo que Metallica no tiene nada que demostrar a nadie. Concretamente, tres décadas. Aunque ello pueda ser un arma de doble filo, como hemos comprobado en demasiadas ocasiones con esta y otras bandas: la relajación creativa no es una opción si quieres mantener impoluto tu estatus. Una autoexigencia a veces difuminada –los tiempos de “Reload”,St. Anger y Death Magnetic marcaron probablemente la curva más baja de su carrera–, pero que con su anterior Hardwired… To Self-Destruct, editado hace ahora siete años, parece haber renacido en el seno del cuarteto. La llama sigue viva.

Escuchando los primeros compases de su nuevo disco toda sombra de duda parece desvanecerse. O mejor dicho, volar por los aires. El álbum arranca a toda mecha con una de las tríadas de apertura más contundentes y veloces que les recordamos: la canción que da título al disco, “72 Seasons”, recrea el tempo de sus inicios thrash y revela un músculo palpitante mostrado ya en los mejores momentos de su anterior largo; “Shadows Follow” no se queda atrás, con un ritmo trotante y groovy que casa como un guante con las vacilonas armonías vocales de un inspirado James Hetfield, que sirve algunos apuntes más melódicos de lo habitual. De hecho, desde el principio se aprecia a un cantante más libre y confiado, con brío y fiereza renovadas, una revelación que se irá confirmando a lo largo del disco y que adquiere incluso cierta épica si recordamos algunos episodios recientes que no presagiaban nada bueno –la enésima entrada del cantante en un centro de rehabilitación, sus lágrimas durante un concierto en Brasil el año pasado–. “Screaming Suicide” es otro misil supersónico de largo alcance que ya habíamos escuchado como anticipo pero que, del mismo modo que la canción inicial, se retroalimenta de la desbordante energía de sus compañeras en el tracklist final.

“Sleepwalk My Life Away” acorta revoluciones y nos sirve, de nuevo, algunas interesantes armonías con más colorido, mientras que “You Must Burn!” se estructura en torno a un riff pesado emparentado con “Sad But True”. El tema crece con un interludio de cadencias cercanas al doom y unas líneas vocales a lo Alice in Chains rematadas por uno de los mejores solos del disco a cargo de Kirk Hammet, quien adquiere mayor protagonismo en los créditos del álbum junto al bajista Robert Trujillo; algo que, vistos los resultados, juega claramente a favor del grupo.

“Lux Aeterna”, primer single, vuelve a pisar el acelerador. A medio camino entre su debut “Kill ‘Em All” y el clásico “Overkill” de Motörhead, el tema incluye dobles bombos y urgentes punteos de guitarra marca de la casa. Una canción tan efectiva como previsible, aunque no tanto como “If Darkness Had A Son”, líricamente repleta de tópicos, de las más irregulares del combo a pesar del vibrante riff inicial, hermanado con el medio tiempo de “Blackened”.

Sorprende algo más “Crown Of Barbed Wire”, de tonos graves, guitarras a lo Black Sabbath y un registro inusual de Hetfield, casi irreconocible en los estribillos. Pero si algunos temas condensan la vibración de este “72 Seasons” y lo diferencian de otros trabajos recientes de los de San Francisco, esos son “Chasing Light”, fiel al tempo vigoroso imperante pero con una estructura singular y un registro vocal rasgado y distintivo; o “Too Far Gone?”, uno de los más redondos del conjunto, con algunas estrofas que remiten a su lejana cover de “Breadfan”, de los galeses Budgie.

A estas alturas uno ya tiene claro que estamos ante un disco apisonadora. Ni rastro de baladas por aquí, aunque las letras de Hetfield sean más honestas y transparentes que nunca. “Room Of Mirrors” confirma la tendencia, así como el elevado nivel de la recta final: una curva ascendente que rematan con “Inamorata”, clausura de once minutos con el compás más relajado del pack –invirtiendo su tendencia a finiquitar sus discos con un fogonazo–. En ella asistimos al lamento sereno de Hetfield, quien personifica aquí la miseria como el/la amante de una relación tóxica (“Misery, she needs me / But I need her more / Misery, she loves me / But I love her more”). Una letra desgarrada sustentada en lo instrumental por unas familiares dobles armonías de guitarra y unos riffs atonales que entroncan con el sonido de “...And Justice For All” y de su álbum negro. Lo que deberían haber sido “All Within My Hands” o “The Outlaw Torn”.

Aún teniendo “St. Anger” muy buenos momentos y siendo “Load” un disco ciertamente reivindicable, ambos ejemplos permiten, con la distancia, medir las cosas en su justa proporción: a finales de los noventa o principios de los dos mil nunca habríamos imaginado que Metallica firmaría un disco como “72 Seasons” cerca de cumplir los sesenta y superados los cuarenta años de carrera. Un álbum imperfecto, sin grandes giros de guión, pero al mismo tiempo aplastante, sólido y sin rodeos que nos devuelve a la banda en plena forma. Disfrutémosla mientras podamos.

 

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