Frenzy

Lo reconozco, me fascinan los valientes. Aplaudo esa ausencia al miedo. Y ciertamente, a Edith Crash no le ha asustado tomar decisiones desde que prácticamente era una niña. Aunque algunas fuesen un tanto suicidas (si bien luego se ha demostrado que no): desde cambiar su lugar de residencia hasta cambiar por completo su forma de vida.

Nacida en Perpiñán, también pasó una temporada fructífera en Barcelona, para seguidamente instalarse en Los Angeles, donde lleva una pila de tiempo ya. Desde luego, y visto con perspectiva, la ciudad californiana es el sitio adecuado para crecer como persona y como artista. Allí se ha integrado en una comunidad que la apoya y la respeta.

Tomando ejemplo de su querida Ani Difranco, Crash lucha día tras día en defensa de las mujeres, forma parte activa de colectivos feministas y, al mismo tiempo, ha ido conociendo por el camino a músicos con los que casa bien. Ella no quiere ser una más en una ciudad que acostumbra a devorar a los que dudan, a los que prefieren acomodarse por miedo a perder lo poco o mucho que tienen. Ella siempre va a por todas.

Ahora, con la tranquilidad que da todo lo aprendido y favorecida por un entorno que aprecia y entiende cada uno de sus movimientos, ha sido capaz de grabar un disco como este “Frenzy”. Porque “Frenzy” es la obra que esperábamos de ella. Hasta ahora todo habían sido buenos intentos, pero le faltaba dar un paso adelante imponente, ponerle el lazo y sacar nota. Y lo ha conseguido con estas nueve canciones en las que se refleja todo lo vivido hasta ahora, en las que se descubren los sonidos que la han acompañado, en las que nos narra las historias que siempre nos ha querido contar. En función de la canción, nos encontraremos con punk, folk, experimentación, shoegaze, electrónica, olor a desierto... y sobre todo siempre con una voz que no se corta como protagonista. Música sin red y sin miedos.