No hable con ella
Entrevistas / The Long Blondes

No hable con ella

Jorge Ramos — 05-06-2008
Fotografía — Archivo

La banda de Sheffield acaba de lanzar “Couples” (Rough Trade/Sinnamon), un trabajo con el que se han desecho de un soplido del vértigo que pudiera haberles creado ese zumbido apenas perceptible pero implacable que surge para atormentar al tipo de bandas que debutan y automáticamente se convierten en hype, el temido síndrome del segundo disco. The Long Blondes estarán actuando en el festival Summercase, en Barcelona y Boadilla del Monte.

Al otro lado de la línea telefónica, Kate Jackson, cantante y líder de The Long Blondes, se muestra accesible y simpática, en las antípodas de la imagen que sobre ella muestran muchas publicaciones y televisiones del cuore musical británico. Elegida entre las diez estrellas más cool de 2006 por la revista NME, confiesa que le divierte y participa de ello, pero que en realidad pasa bastante de todo ese circo.

"Todas mis bandas favoritas tienen ese halo de misterio que hace que me gusten más si cabe"

“No puedes luchar contra estas cosas. Por supuesto que me interesa leer lo que escriben sobre mí, pero sobre todo me interesa lo que se refiere a la música. Lo demás es algo que siempre va a estar y no influye en absoluto en la vida del grupo. Menos aún lo ha hecho a la hora de grabar el nuevo disco”. A lo largo de la conversación, esta respuesta tipo, que de primeras parece estar pidiendo a gritos acabar en la papelera de reciclaje, se nos antoja sincera. Y es que con su primer álbum, “Someone To Drive You Home”, la banda de Sheffield se convirtió en un pequeño gran fenómeno, uno de tantos ejemplos de next big thing del que se habla mucho de repente, no siempre por motivos estrictamente musicales, y que tiene que demostrar con un segundo disco que no es flor de un día ni carne de papel cuché. No hay muchas bandas así que pasen el corte. “Sucedió lo mismo con las comparaciones. Siempre te van a comparar con otras bandas, es algo que aceptamos. Lo que pasa es que a veces era demasiado. Ahora que tenemos un segundo disco vemos que todo se ha tranquilizado bastante. Antes se buscaban referencias externas, ahora la referencia somos nosotros mismos, lo que hemos hecho anteriormente”. Y el paso al frente lo han dado presentando el disco con el single “Century” por delante, un ejercicio de synth pop altamente sofisticado que se aleja de la idea de grupo ligero capitaneado por una estrellita pop. Se ha comentado que esta elección podría polarizar las opiniones de la antigua base de fans del grupo, compuesta en gran parte por adolescentes con ataque de hormona que todavía hoy traen de cabeza al cartero asignado al barrio de Sheffield donde vive Kate, que recibe a espuertas cartas en las que la muchachada le relata su vida amorosa. La canciones “Once And Never Again” o “Weekend Without Make Up” se convirtieron hace dos años en el “I Will Survive” de una joven generación de chicas británicas que podrían no digerir bien el nuevo rumbo de la banda. “La línea pop y desenfadada continúa, pero ‘Century’ refleja la dirección que estamos tomando con el disco”, apunta Kate. “De todas maneras, yo siempre digo que prefiero mantener un poco de distancia. Todas mis bandas favoritas tienen ese halo de misterio que hace que me gusten más si cabe. No estoy interesada en ir más allá. De hecho no sé si quiero conocer a mis artistas favoritos. Una vez hablé con Jarvis Cocker. No fue decepcionante, pero sí totalmente extraño, hablar con alguien a quien has estado idolatrando durante tanto tiempo…”. Para la grabación de “Couples”, la banda ha contado con la producción de Erol Alkan, que ha mezclado a grupos como Hot Chip, Interpol o Justice. “Erol es un genio total. Nos encantó trabajar con él. Esta vez nos hemos concentrado sobre todo en el ritmo, dando a cada canción su tratamiento. Ni siquiera grabamos todas las baterías seguidas. Erol no es músico, pero da gusto trabajar con él porque tiene una mente totalmente abierta a la hora de grabar, sin reglas ni límites”. Elementos de kraut rock, pop electrónico, art rock y una gozosa frivolidad son características de este nuevo álbum que ya destacaban en su primer trabajo, pero que aquí se presentan con un acabado más cuajado sin perder un ápice de frescura. Ah, y una cosa tan importante en un disco como es la portada (sí, sí, ¿quién no tiene en mente ahora mismo la portada de su primer disco?) aparece firmada de nuevo por Kate. “Intentamos controlar todos los aspectos posibles del grupo. Es realmente difícil que alguien pueda retratarte mejor que tú mismo, por eso yo intento encargarme de la imagen o las portadas del grupo, aunque a veces se hace complicado. Tuve que entregar la portada del próximo single de un día para otro… Intentar hacer las cosas bien, o como tú siempre desearías que se hicieran, puede resultar muy estresante”.

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