Música para cantar
Entrevistas / The Sunday Drivers

Música para cantar

Beatriz G. Aranda — 25-04-2007
Fotografía — Archivo

Sonreír mientras le niegas algo a alguien. Mirar las cartas al de al lado. Fingir asma para que te hagan más caso. Engañar es todo eso. Pero también que las canciones que creas no reflejen tu forma de entender la música. The Sunday Drivers no saben ser así. Y a veces, sólo a veces, uno puede ganar sin necesidad de hacer trampas. “Tiny Telephone” lo deja claro.

“Si tuviera que definir con una palabra este disco, usaría ilusión. No se compuso con ella en mente, sino con incertidumbre e incluso con prisas, pero se grabó y se tocó con mogollón de ilusión, y lo noto al escucharlo”. Jero habla despacio al otro lado del teléfono. Hace un año que terminaron de grabar el disco en San Francisco. Doce meses desde que con la batuta del multi-instrumentista y genial bajista Brad Jones (Josh Rouse, Yo La Tengo) grabaran su tercer disco. Hoy, por fin, puede hablar de las diez canciones que componen “Tiny Telephone”, uno de los trabajos más esperados del año en este país. Había unas expectativas que, lejos de presionar, desconciertan al grupo. Mientras nosotros esperábamos, ellos han hecho conciertos con una orquesta, han tocado en festivales de prestigio como el Eurosonic, Holanda, o han estado haciendo promo en radios griegas.

"La música que me gusta es la que puedo cantar, y yo hago música para cantarla"

Y sí, también han vendido treinta mil copias en toda Europa, bajo el abrigo del sello francés Naïve, de “Little Hearts Attack” (Mushroom Pillow, 04), el disco que les llevó hasta lo más alto del indie nacional. “Ha pasado mucho tiempo. Yo no tengo ni idea de si eso nos va a beneficiar o no, por el tema de la expectación creada o porque no hayamos sabido aprovechar el tirón del anterior. A mí lo que me crea esto es ansiedad, es como que tengo algo en el cajón de casa desde hace un año y que todavía no ha visto la luz”.

Cuando no te queden uñas que comer, bájate a cenar. O coge tu guitarra y haz un disco. “He compuesto igual que siempre. Lo único diferente es que ahora teníamos plazos. Se acaba la gira y te encuentras que hay que parar y componer para sacar otro disco. Eso era la primera vez que nos pasaba. Antes todo iba junto, mientras tocabas componías. Fue un reto que al final ha salido bien, pero si hago memoria, en su momento, me dio miedo”.

El tercer disco de The Sunday Drivers muestra a una banda más compacta musicalmente, más confiada y mucho más tozuda. “Coger una canción y estrujarla al máximo, eso es”.

Se han empeñado en sacar un sonido propio, más contemporáneo (menos Hammond), más contundente (bajo y batería brillan), y mejor definido. “Para mí la gran diferencia está en la manera de grabar: hemos grabado en directo, tocando todos juntos, porque siempre hemos lidiado con eso de que en directo sonábamos diferentes. Esta vez queríamos sonar en disco como lo hacemos en directo”.

Y todo ello sin esconder las melodías contagiosas de siempre. “Ésa es la base de nuestra música y de la que a mí me gusta. La música que me gusta es la que puedo cantar, y yo hago música para cantarla. De hecho, me gusta más cantar que tocar la guitarra o cualquier otra cosa”.

Y de eso se trata cuando hablamos de jugar a no hacer trampas. La evolución de estos chicos (Miguel, Jero, Carlos, Fausto y el galés Lyndon Parish, el último en incorporarse tras haber sido arreglista de la banda), ha sido natural, lógica, pausada. En “Tiny Telephone” no hay cambios estridentes: simplemente es más rico en todos los sentidos posibles. Si algo se le podía achacar a “Little Heart Attacks” era que se agotaba rápido después de varias escuchas. Las canciones de “Tiny Telephone” esconden mucho más de lo que muestran. El final de “Rainbows Of Colours” se alarga y emociona. “Sing When You’re Happy” crece a través de un interesante solo de guitarra. “Better If I” se va rompiendo, como si Jeff Tweedy hubiera pasado a echar un ojo mientras se estaba grabando. “Es cierto que Wilco me ha influido muchísimo. Cuando les teloneamos en Madrid, estuvimos viendo su concierto desde el escenario. Yo creo que para todos es el concierto que más ha marcado”.

El futuro tiene buena pinta. Ver toda la ristra de influencias que los críticos mencionarán esta vez (“A veces es de risa. Somos seis y cada uno es diferente. Tenemos en común a los Beatles o a los Kinks , pero yo, por ejemplo, escucho ahora a Pavement o a Pedro The Lion. Hay gente de la banda que no sabe quiénes son, porque uno solo escucha soul, otro que es británico total, otro fan de Yes, y todo eso se junta”), disfrutar del privilegio de estar en la música (“Empecé en la música bastante tarde y lo único que me pasa es que me hace un poco más feliz, y sí, la necesito, pero creo que podría vivir sin ella”) e intentar conseguir alguna entrada gratis para ver “Penelope”, la nueva película de Christina Ricci y Reese Witherspoon, en cuya banda sonora se incluye “On My Mind” (“Llamaron los de la película, no sé ni cómo ni dónde escucharon la canción. Yo quería hablar con Christina Ricci, pero parece que no es posible (risas)). No son malos planes, no.

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