“Un mundo ideal, en lo musical, sería aquel en el que prevaleciese la calidad a la cantidad"
Entrevistas / Elle Belga

“Un mundo ideal, en lo musical, sería aquel en el que prevaleciese la calidad a la cantidad"

Luis Argeo — 03-06-2016
Fotografía — Alfredo Arias

“Euforia” (Gran Derby, 2016), el cuarto álbum del dúo asturiano Elle Belga, se presenta como una demostración compacta, pulida, llena de susurros contenciosos, mensajes belicosos y tambores de guerra; la demostración de una banda levantada en armas. Un disco hecho desde la trinchera de la música independiente, el espacio combativo en el que, según ellos, también se puede vivir con ilusión y optimismo. Sin embargo, la felicidad no es suficiente, ha llegado el momento de la euforia, y así lo explican Fany Álvarez y José Luis García (ex Manta Ray) en esta entrevista.


Llama la atención la tensión, la sujeción, ese algo contenido y sin fisuras que, de principio a fin, de “Victoria” a “Ahora”, se expande por los doce temas de “Euforia”, como esa calma que se produce justo antes de una tormenta. Esa sensación, colocándola sobre la senda oscura que transitáis desde vuestro anterior trabajo, “Refugio” (Gran Derby, 2013), parece intencionada. ¿Hacia dónde os dirigís con este cuarto disco?
(Josele) 1971” (Acuarela, 2009) era un disco, por decirlo de alguna manera, adornado. Tres discos después, todo lo que sobra, los arreglos, que existen, que están grabados, los hemos quitado para quedarnos con lo útil para el disco, y para transmitir la idea de que somos una banda que se expresa y encuentra cómoda tocando en directo. Fue una indicación de Fany, que dijo que debíamos extraer la esencia de cada canción, por eso dices que es muy difícil encontrar fisuras, que es compacto. No hay nada que desvíe la atención, resulta difícil encontrarle algo gratuito… También hemos depurado las canciones. Había una que funcionaba, pero no la metimos porque en el bloque final hacía peligrar al conjunto. Sobraba. De hecho, ahora cuando escuchamos “Refugio”, si tuviéramos que volver a armarlo, probablemente quitaríamos alguna canción. Como grupo, queremos que nuestro mensaje sea muy claro, que sea como una línea recta, que no haya desvíos, que esa oscuridad, esa inquietud sea una manera de generar una dinámica y que la persona que lo escuche no sea pasiva, y cuando empleo el verbo “escuchar" lo hago con total conciencia, porque nosotros hacemos discos para ser escuchados, necesitan unas condiciones para ser apreciados, y quizá una de esas condiciones sea la quietud en la que yo creo que también se desarrolla toda nuestra idea como grupo.

Me llama la atención cómo tituláis el disco, “Euforia”. A priori puede parecer una ironía, dadas las sensaciones que puedan surgir en torno al contenido y las formas musicales: languidez, desconsuelo, desazón… Con ese lenguaje y esa música de guerra, en el fondo y la forma, ¿por qué le dedicáis a la “Euforia” un título?
(Fany) La idea, en realidad, surge de una tira de Calvin & Hobbes, el cómic. Calvin, enfadado, grita que no sólo desea felicidad, él exige eufooooriaaa. No se conforma con la felicidad. El campo semántico del disco reúne mucha lucha, combate: no me conformo, no me basta. Exigimos la euforia, entendida no como un sentimiento alegre, sino como una pasión, como reivindicación, no nos vale todo en la vida, queremos inquietud, estar alerta, y esa inquietud está patente en la música, también.
(Josele) A nosotros se nos suele tildar de intensos, y la euforia es una felicidad llevada a su extremo de intensidad. En una primera escucha puede parecer envuelto en melancolía o desazón, pero luego, desgranando el disco, se puede comprobar que hay algo positivo, la propia canción de “Euforia” es muy optimista. Con nuestro lenguaje musical transmitimos a través de la intensidad para que la gente, al final, se sienta sobrexcitada…
(Fany) Soliviantada. El disco es como una sacudida.
(Josele) La próxima vez que nos veas en directo, si tenemos un buen día, claro está, verás cómo mucha gente sale del concierto eufórica, incluso con ganas de darnos achuchones, abrazos.

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¿Ya lo habéis experimentado en los conciertos que habéis dado en mayo?
(Josele) Sí, sí, claro. La gente está esperándote para verte, decirte… “Coño, no me puedo marchar ahora a casa como si nada…”. Y eso para nosotros es la mejor recompensa.
(Fany) Con eso vuelves a casa con una energía estupenda.

Querría discutir sobre ese optimismo, porque en el disco hay un conflicto, hay dos posiciones… Vosotros os ponéis en el lado del perdedor, ya desde la primera canción, “Victoria” (esta vez no es nuestra)… ¿Este tipo de postura en la trinchera, frente al ganador, cómo se compatibiliza con el optimismo?
(Josele) Hay una frase en “Plan de guerra” que dice: “Recogeremos nuestras derrotas y ganaremos”. Entiéndeme una cosa, nosotros afrontamos este disco con este léxico y el conflicto planteado. La gente lo está entendiendo debido al ambiente social que nos rodea, aunque nuestra idea no pasaba por ahí. Es nuestra posición, o la posición que ocupa la música frente a la industria, de lo que se ocupa el disco, por eso nuestro punto de inicio es como de derrota. Yo entiendo que un mundo ideal, en lo musical, sería aquel en el que prevaleciese la calidad antes que la cantidad. En nuestro entorno, aparentemente somos perdedores, pero cada concierto que damos, cada disco que hacemos…
(Fany) Cada ensayo que hacemos, cada esfuerzo por sobrevivir…
(Josele) …, cada medio que pone atención sobre nosotros, toda esa suma hace, al final, que nuestra sensación sea de optimismo, porque esto, fuera del terreno musical, lo hubiéramos dejado ya, los continuos palos que te llevas no compensan. Por eso hay que verlo como suma de pequeñas victorias… Hay más cosas. Partimos de una posición inicial donde parece que hoy en día los músicos pierden ante la industria. Casi siempre ha sido así, aunque antes la horquilla que los separaba no era tan atroz como ahora. Estamos insistiendo mucho en ello. Antes podías identificar a los malos. Ahora, en la industria musical es más difícil identificar al malo, porque los sellos han desaparecido, haciendo ver que ya no resulta tan importante quién genere la música, sino quién vende la tecnología para que esa música sea escuchada. El negocio hoy no está en vender discos, sino ipads y teléfonos, y eso quizá sea lo más tenebroso con lo que nos estamos encontrando desde que estamos en esto de la música, circunstancia demoledora a nuestro juicio. Por eso partimos desde esa perspectiva de perdedores.

“La pregunta no es quién es el enemigo, sino ¿cuál es la victoria al final de la batalla?"

Si ese mundo musical idílico estuviera más cercano, si existiera, ¿este disco podría crearse como tal?
(Fany) Yo creo que no.
(Josele) En esas condiciones ideales quizá no tienes la necesidad de tener esa inquietud y tensión en el estómago, que al final es lo que traduces en música. Hay una frase de un músico amigo nuestro, Ramón Godes, que dice que una cosa es la música que a ti te gusta, y otra es la que llevas dentro. Es muy probable que un disco como “Euforia”, en un mundo ideal en el que todo fluyese acorde a como nosotros vemos la música, no saldría de ese ácido en el estómago.

¿Quién es el enemigo en esta batalla?
(Josele) No, la pregunta sería… ¿cuál es la victoria, al final de la batalla? La victoria es que siempre habrá un grupo de chicos, chicas que harán música en el local, y esa esencia no morirá, no van a poder con ella nunca. Se están aprovechando de ella, pero siempre habrá cuatro guajes, guajas que van a tener ganas de hacer cosas, de hacer ruido, de pasárselo bien… Y con eso nunca acabarán.
(Fany) Al margen de esto, se suma que “Refugio” nació en un momento vital, nuestro, circunstancial, que motivó esa forma de crear, entre capas, escondiendo algo… Ese algo fue la muerte de mi madre. Todo eso ya pasó, ya no nos refugiamos, lo dejamos atrás y ahora, como dice la última canción, “Ahora”
(Josele) … ellos temblarán.

Me gusta que se quede sin nombrar el enemigo, porque realmente los hay por todos lados. Hay un disco que deja hueco a la reflexión, a lo político, lo introspectivo, a las luchas personales de quien lo escuche, y ahora, cuando añadís a la industria musical, el mensaje se centra, detrás ya hay alguien a quien mirar…
(Josele) Yo como músico sé el lugar donde está mi radio de acción, por gracia o por desgracia sé hasta dónde puedo llegar con mis acciones, y ese lugar es la música. En lo demás, como ciudadano, siento una ignorancia absoluta ante la complejidad de ciertos temas, sobre los que tengo mi opinión, pero no soluciones. Ni siquiera alcanzo a resolver los problemas del mundo de la música, donde tengo un ideal. Pero en lo que afecta al lenguaje musical, ahí sí tengo todas las armas controladas para poder proyectarlas contra quienes creo las merecen, aunque sé que cuentan con escudos enormes que impiden que les alcancen… A lo mejor encontramos la rendija por la que colarnos, no nosotros, sino todo nuestro entorno, todo lo que se está moviendo en general, porque ahora mismo hay un movimiento musical maravilloso en España, que a mí me suscita muchísima más emoción y energía que lo que fueron los años noventa.

¿Hay un azar a la hora de crear un disco nuevo que os lleve a hacerlo de una forma u otra? ¿Cómo arranca el proceso de creación de un cuarto disco?
(Josele) Mucha gente le puede añadir mucha literatura a esta respuesta, que para mí se reduce a que todo esto es consecuencia de una necesidad. Si me preguntaras ahora mismo si seríamos capaces de hacer un disco más, yo te respondería que no, imposible, hasta aquí hemos llegado. Pero sin saber el porqué, de pronto aparece esa necesidad, van surgiendo ideas, esas melodías, esas letras, y todo empieza de nuevo a encajar con los ciclos vitales que comentaba antes Fany. Hablamos de períodos de un año y medio, dos años.

Este disco es algo más que un grupo de canciones, que una compilación de nanas…
(Josele) Este disco es una unidad por un motivo, nosotros sabemos que desde un principio hasta un final, la fuerza de nuestro mensaje pasa por la coherencia, porque no somos un grupo de singles… Es muy difícil decidir qué canción sacamos la primera, porque su estructura, su orden tiene un paso natural del precedente al siguiente, y eso siempre lo hemos buscado, la unidad conceptual.
(Fany) Para “Euforia” tuvimos una idea clara: no vamos a hacer nada que entre los dos no podamos defender en directo, sin más gente. Eso ya nos obliga a pulir.

El orden de los temas, ¿lo habéis pensado mucho? ¿Es algo muy cerrado cuando estructuráis el disco? “Posidonia” y “Amatista” son como aceite que ayudan a avanzar, a resbalar por el tobogán…
(Josele) Sin duda, “Euforia” es el disco en el que mejor hemos conseguido ese orden, esa coherencia. Fíjate, sin duda las canciones instrumentales ayudan a potenciar la voz…, y expresado esto así puedes pensar: ¿pero qué dices? Piensa en el disco poniendo las dos canciones instrumentales al final… Te llegaría a cansar. Estos dos temas, ahí colocados, sirven de paso para que, de nuevo, la voz siga teniendo todo el protagonismo y la potencia que debe mostrar.

Pero eso se suele hacer en todos los discos… En “Euforia”, ¿cómo dais con la estructura? ¿Al final o durante el proceso?
(Fany) No, al final.

Pero hay un arco narrativo, empezáis con una “Victoria” que no es la vuestra, y acabáis con un “Ahora, ellos temblarán…”. Toda una historia.
(Josele) Hombre, no está planteado como una banda sonora, o una ópera rock, pero sí hay piezas que tienen una posición clara desde el inicio, y otras con las que puedes jugar, en función de la intensidad, la dinámica, hasta hacerlas sostenibles y amenas. Pero no olvides que, al final, la música es simplemente música.

¿Cómo afecta la convivencia de pareja al desarrollo de Elle Belga? Trabajando, ¿cada uno crea por separado y luego hacéis puesta en común?
(Fany) Sí y no. Yo doy con unas letras, Josele con otras, las ponemos en común, empezamos con la melodía, me pongo con las percusiones, y acabamos componiendo. La diferencia con el trabajo de un grupo es que sí que aprovechamos momentos que no estamos en el estudio trabajando, y que sí podemos compartir, trabajar, mencionar ideas.
(Josele) Como dice Fany, en la superficie es igual que en un grupo, pero ahora que haces la pregunta, ahondas y sí, es distinto, porque Elle Belga es una extensión nuestra, las 24 horas del día. Entonces, si en la dinámica de un grupo convencional se trabaja en momentos y lugares puntuales, nosotros, como Elle Belga, trabajamos todo el tiempo, y así el trabajo habitual se va limando de forma inconsciente, tenemos una capacidad de trabajo para mimar y pulir todos los detalles mucho más intensa que con un grupo en el que no conviven todo el rato.
(Fany) Tampoco se convierte en algo obsesivo, todo es muy natural, de hecho hay algo importante, y es que realmente vivimos juntos situaciones, vivencias, momentos que luego, a la hora de echarlas a andar, de buscar sus imágenes, sus sonidos, salen de manera natural…
(Josele) Todas las personas vivimos en una montaña rusa, con momentos de alegría y tristeza, y en nuestro caso, las ondas de la montaña rusa van sincronizadas, por eso en el proceso creativo todo suma en una misma dirección. No de forma consciente, pero está ahí, es inevitable.

“Dentro de esta guerra de trincheras tienes que sobrevivir, y para ello, te adaptas. Y para llegar a un concierto bueno pasas por dos en los que no tienes las condiciones deseadas”

Esta sí es la primera vez que vais a un estudio (ACME, Avilés), fuera de casa, a grabar…
(Josele) Por infraestructura técnica. Como queremos respetar al máximo el espíritu de Elle Belga en directo, grabamos en directo. Las bases, las baterías, las guitarras las hacemos en directo, mirándonos, interactuando como músicos, no por separado. Después ya cantamos, metemos las voces… Todo esto requiere una infraestructura técnica, y es lo que nos ha llevado a ACME, con un buen técnico como Miguel. Estuvimos tres días allí, y superada esa fase, volvimos a casa con toda la tranquilidad del mundo. Así y allí es como encontramos esas fases, esos momentos, esas horas…, por ejemplo, a primera hora de la mañana, recién levantado, a las 6 de la mañana, para grabar algo con cascos, aprovechando esos momentos en los que más predispuesto estás para grabar.
(Fany) Esa comodidad de pareja para grabar en tu casa, a la hora que te apetezca, es absoluta.

¿Cuánto os condiciona el directo a la hora de llevarlo luego a nuevas composiciones, en casa?
(Josele) Somos un grupo de directo. Al final estoy más cómodo, ya desde mi época de Manta, en un escenario que en un estudio.
(Fany) Y a mí, con mi experiencia, me pasa lo mismo.

Siendo así, para conocer a Elle Belga hay que ir a uno de sus conciertos…
(Josele) Soy un músico totalmente emotivo. No me preocupan los fallos que cometa si gracias a ellos logro llegar a donde quiero y consigo transmitir esa emoción. Si en un momento dado, en plena canción, estoy llegando a una situación interna de tensión, lo normal es que yo no pueda estar relajado, mirando el mástil de la guitarra y poniendo los dedos en su sitio… Es más probable que esté con los ojos cerrados y con la mano derecha pegando puñetazos a las cuerdas. Estaré errando. No será una interpretación perfecta, pero será emotiva. Y Fany, igual. Aparentemente, ella es más fría en el escenario, pero yo que estoy cerca de ella la veo y no podría pinchar su cuerpo, es pura tensión, mayor que la mía. Lo que pasa es que yo la expreso...
(Fany) Es tal el nivel de concentración que me exige cada concierto que, cuando acabo, estoy muerta. La emoción que se crea en directo la provocas con la música, con la voz, con el cuerpo, la cabeza… No sé cómo puede llegar ese momento de acomodación con el que perder la tensión y la responsabilidad, porque salir a tocar para los demás conlleva una responsabilidad.

Los ritmos lentos se me antojan dificilísimos de sostener mientras se canta…
(Fany) Ya no es solo la voz, es su forma, sacar ese hilo, casi en susurro, y empastarla con la de él. A veces tengo que modificar la cara para conseguir ese hilo de voz y mantener el ritmo… La tensión es brutal, a pesar de las horas de ensayo y trabajo.
(Josele) Fany es una persona que lleva el tempo dentro. Son muchos los técnicos avezados y con muchos bolos encima que le preguntan si ha estudiado percusión… ¡Y Fany ha empezado a tocar hace cuatro años! Pero hubo un cambio intencionado para este disco que ha resultado positivo. En “Refugio” tratábamos de hacer con su set de percusión ritmos que haría un batería al uso. Y en esta ocasión hemos dicho: no. Vamos a hacer algo tribal, que funcione.

Tambores de guerra…
(Josele) Exacto. Así hemos encontrado el lenguaje correcto para su instrumento dentro de nuestras canciones.

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¿Cómo hay qué cantar en Elle Belga? ¿Qué intención tienen las voces?
(Josele) La respuesta a esas preguntas, en mi caso, tiene que ver con la doma de esa voz visceral, cuando canto con Fany. Tengo que darme cuenta de que ya no soy esa voz que puede subir y bajar cuando quiera… Porque esto ya no son dos voces, buscamos que las dos voces suenen como una. Ahí comienza el trabajo. Cuando suenan por separado sí sale la claridad y la limpieza de voz de Fany y mis altibajos y voz nerviosa.

Al final, todo se queda en una destilación, reducción de voz y guitarras, percusión de guerra y silencios, combinados. A ese punto, ¿se llega a través del trabajo de voz? ¿O habéis visto que, desnudando las canciones de efectos e instrumentos, las voces también han de quedar limpias y uniformes?
(Fany) Las voces fueron desde el inicio un trabajo fundamental desde el primer disco, desde “1971”. Josele tenía que aprender a cantar con otra persona, y yo tenía que aprender a cantar con una intención porque lo que estoy diciendo merece esa intención, igual que la música que hago. Hemos ido puliendo todo ese trabajo hasta llegar a “Euforia”.
(Josele) El contrapunto de dos voces empastadas, una percusión de guerra que es eficaz y minimalista, guitarras reducidas, y silencios. Acabas de definir los cuatro elementos que son nuestra esencia en directo. La voz la teníamos clara, lo otro no tanto. Por eso ahora la voz resalta más, porque hemos ido viendo que los instrumentos han de ocupar un lugar concreto, partiendo siempre de la idea de que la voz es el elemento central. Los instrumentos no quitan espacio, ahora están más definidos, están donde tienen que estar, no se pegan con la voz, el tambor y el bombo responden cuando tiene que entrar esa parte de carga, el bum… La guitarra no tiene que tapar a la voz, antes sí lo hacía.
(Fany) los espacios de los arreglos se quedan ahora en intervalos, en calma…

¿Podéis tocar en cualquier lado?
(Josele) Podemos tocar en cualquier lado, te sorprendería. Quizá proyectamos una imagen, por la estética de nuestra música, las fotos de promo, etc., muy cuidada, y queremos que así sea, pero sobre todo somos músicos, y si alguien muestra interés, casi siempre aceptamos. Hemos tocado y salvado situaciones en las que a priori dirías tú: “Hostia, yo por estos ahora no doy un duro, estos caen aquí con todo el equipo…”. Pero dentro de esta guerra de trincheras tienes que sobrevivir, y para ello, te adaptas. Y para llegar a un concierto bueno pasas por dos en los que no tienes las condiciones deseadas, porque con el bueno solamente no llegas. Entonces, si para hacer un bolo en un sitio que te reúna buenas condiciones tienes que hacer 800 kilómetros, de la que bajas vas a tocar en otros sitios, y no tienen por qué ser ideales.

¿Cómo os planteáis el verano, hay conciertos a la vista?
(Fany) Sobre todo, vamos a plantearnos el otoño, para conciertos en sala, programaciones concretas.

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