Los ángulos de la emoción
Entrevistas / Frank

Los ángulos de la emoción

Josetxo Rio Rojo — 09-02-2016
Fotografía — Daniel García Valero

Tras el excelente debut que supuso el mini-lp "My wild kingdom", las expectativas centradas en la banda donostiarra Frank apuntaban muy arriba. Y después del segundo lugar conseguido en el Concurso Pop-Rock Villa de Bilbao 2014, solo faltaba que Sara Comerón, Íñigo Bailador, Christian Rodriguez y Andoni Etxebeste confirmaran todas las buenas palabras recibidas. Pero lo que hace "The mud and the thirst" (Supersweet Sound, 16) no es únicamente eso, sino convertirse en sí mismo, y por tanto a Frank, en uno de los paseos por el rock de raíz folk más excitantes de los últimos tiempos, ofreciendo ángulos a los que agarrarse para encontrar la magia que sin duda atesora. Tratamos de descubrirla charlando con ellos.

Hace un par de años quedasteis en segundo lugar en un Villa de Bilbao en el que para muchos estabais entre los favoritos. ¿Cómo habéis gestionado aquélla victoria? ¿Os supuso algún cambio significativo?
Pues con agradecimiento e ilusión. El llegar a una plaza nueva como era Bilbao en aquél momento para Frank, y entre 700 bandas, recibir ese apoyo y cariño, supuso un chute  para la banda que hizo posibles muchas cosas, como este nuevo LP. También supuso darnos a conocer a mucha gente que nos esperaba pero no nos ponía cara. Fue todo muy positivo, la verdad.

Tras el delicioso ep "My wild kingdom", este "The mud and the thirst" parece mantener la misma esencia, aunque con una mayor fuerza eléctrica. Para vosotros, desde dentro, ¿cuáles son las principales diferencias entre uno y otro?
Si cada disco encierra el espíritu de los meses en que se ha realizado, estos dos discos reflejan dos épocas diferentes. "My wild kingdom" fue un asomarse al mundo, y con "The mud and the thirst" avanzamos por el camino que ya hemos encontrado en él. Sin embargo, realmente nuestra intención era la misma, en aquél disco y en este: hacer canciones que nos gustaran, nos emocionaran y que quisiéramos compartir con todo el mundo, pero es cierto que ha habido un afianzamiento de las guitarras como medio de composición, y hemos encontrado caminos hacia canciones más sencillas y breves. La evolución dentro del grupo ha sido grande, pero los cambios en nuestra música los apreciará mejor el público.

¿Cómo ha sido el proceso de grabación y edición?
Ha sido un nuevo paso para la banda. Tener la posibilidad de grabar en un estudio como Mecca, con las mejores instalaciones que uno puede soñar y el trabajo y esfuerzo de su equipo humano, Mikel e Igor, ha sido un lujo y un honor. El proceso, como todas las grabaciones, pasó por muchas fases, pero el resultado y el recuerdo es muy positivo. La masterización a cargo de Estanis en DoctorMaster, fue como siempre un placer. Contar con el trabajo de un profesional como él, aparte amigo y fan del grupo, facilita mucho las cosas.

Como queriendo alejarse en parte del sonido "americana", comienza el disco con ciertos aires épicos, y citas a Nick Drake en "Ullapool". ¿Es ese el espíritu buscado, un escapar de una cierta zona de confort, aún siendo un grupo joven?
La intención no era alejarse de un sonido, o maniobrar fuera y dentro de una zona de confort. Tocar música es nuestra zona de confort, y en ese sentido, nuestras maniobras tienen más que ver con la lucha por mantenernos dentro de la zona de placer, de la que la humana condición tiende a sacarnos. La mención a Nick Drake tiene más que ver con describir vivencias y emociones que con reivindicaciones musicales, está al mismo nivel que los fiordos y los lagos de Escocia, también mencionados en la letra. "Ullapool" era una canción veterana de nuestro repertorio en directo, aunque hasta ahora no la habíamos grabado, y nos pareció una buena forma de abrir el disco. Alguien nos dijo sobre ella que era una canción que le hacía ser mejor persona, ¡eso es épico!

"Tocar música es nuestra zona de confort".

También en la deliciosa píldora "The wind you are" incluís parte de un poema de Rimbaud. ¿Hasta qué punto es la poesía parte esencial del proyecto Frank?
Quizá no tanto la poesía en sí misma, o más bien una forma poética de expresar las cosas. Casi siempre hay un aire metafórico o simbólico. Respecto de Rimbaud… se trata de un pequeño y muy sentido homenaje que viene desde la adolescencia.

En cualquier caso, vuestras letras también son capaces de salirse de los caminos trillados. ¿Cómo las encaráis, qué importancia les otorgáis?
¡Pues muchas gracias! Tienen su importancia, claro, como cualquier otro engranaje que forme parte de la canción. Están diciendo cosas, dibujando un paisaje que se cuela entre la melodía y el ritmo y le otorga un sentido o trascendencia. Las letras pueden aportar luz u oscuridad, y es un tipo de lenguaje tan potente como todo lo que cuenta un punteo, un silencio, un estribillo, etc. Y muchas de las canciones han nacido primero como una letra…

¿Es el inglés algún tipo de hándicap o definitivamente esto ya es algo superado por el seguidor de rock? ¿Sigue cerrando alguna puerta?
Pues sí y no. De cara a discográficas y cierto sector del público, el inglés sigue siendo una barrera. En el mercado actual, tan saturado de indie-pop en castellano, es complicado encontrar huecos para enseñar algo con más grano y en inglés al gran público. Pero esto tiene su otra cara positiva, ya que en el sector, aunque más minoritario, de consumidores de música de raíz americana, el inglés es muy apreciado, y es en ese pedazo de la tarta donde nos movemos como pez en el agua.

Con un elemento tan identificativo como es la voz de Sara Comerón, ¿cómo asume el resto del grupo su posición en el mismo?
Cada uno juega su rol, y estos están muy bien definidos dentro de la banda, tanto a nivel musical, como en el resto de niveles: logística, comunicación, etc. Todos tenemos un peso especifico muy parecido. En lo musical, podríamos decir que Frank es un todo, que funciona como un único bloque para que la voz de Sara llegue a oídos de la gente a través de las canciones que ella e Iñigo componen.

Y aún así, a pesar de ese elemento diferencial de la voz, cada miembro destaca con una brillantez tremenda. Vuestras trayectorias, bien largas, ¿cómo ayudan a encajar en el proyecto? ¿Cómo identifica un músico su prioridad entre sus varias opciones?
Gracias por el cumplido. Pues la verdad es que todo ese bagaje previo a Frank es el que confiere matices al sonido de la banda y a las canciones. Tenemos la suerte de compartir gran cantidad de nuestros gustos e influencias, así que así es bastante fácil. El único miembro involucrado en más proyectos es Andoni, pero lo asumimos ya que no se puede pretender tener todo ese potencial en exclusiva. Lo compartimos con algún que otro afortunado más.

Sara e Iñigo lleváis el peso de la composición. ¿Cómo se produce el reparto, sois de trabajar conjuntamente en ello?
Pues no es que haya un reparto en sí mismo, ambos componemos las canciones, las llevamos al local, y si nos gustan a todos, las trabajamos, y si no, pues se quedan fuera… funciona una extraña democracia en Frank. Y es muy cierto que, una vez que una canción pasa el filtro, se empieza a nutrir de todos y cada uno de nosotros, vía decisiones de estructura, intensidades, etc. y así se termina por crear algo único y a la vez comunal.

A veces se tiene la tentación de situaros a la cabeza de algún supuesto movimiento de música de raíz americana en Donosti (The Young Wait, Ghost Number...). Como tal, ¿existe?
Un “movimiento” como tal, no lo vemos, en el sentido de que exista una escena, o un desencadenante en común. Nuestra interpretación es que este género musical por algún motivo ha calado en bastante gente, músicos y público; y proyectos independientes, personales y autogestionados, se han terminado encontrando en los escenarios. Sí es verdad que estos grupos nos conocemos todos, y es curioso observar los distintos caminos que cada persona ha seguido hasta fondear en el folk-rock, americana, o como se le quiera denominar.

Sin embargo parece que vosotros os salís, o tratais de hacerlo, de ningún tipo de corsé, ¿cierto?
Más que salir, lo que hemos procurado siempre es no entrar. Hasta que nos empezaron a preguntar cómo definiríamos nuestro estilo no nos preocupamos de buscarle la etiqueta, y seguimos sin querer hacerlo. Es algo a lo que te obliga el mercado, el público, la creencia de que si puedes clasificar algo lo vas a entender mejor; incluso como consumidores de música todos caemos en la clasificación. Nos preguntamos si esto es una ventaja o un obstáculo. A estas alturas de la historia de la música popular, se pueden matizar casi tantas variaciones de estilos musicales como grupos existen, la amalgama es total. Cada grupo se expresa a sí mismo, y etiquetarlo puede ayudarle a triunfar o hundir lo que quiere expresar. Hay que dejar que la música haga su trabajo, experimentar por uno mismo, y sentir.

Cierto, pero el público, o los que escribimos sobre música, nos sacamos nombres y comparaciones, tal vez con la única intención de dar pistas y encender la luz de quien puede estar interesado en ellas. Que si Lucinda Williams, que si María McKee…, sobre todo en cuanto a la voz. ¿Cómo tomas tú, Sara, estos asertos? ¿Te sientes identificada?
Entiendo que se hagan comparaciones, y supongo que son necesarias para ilustrar lo que una banda hace al oyente que no conozca al grupo en cuestión… como si fuera la sinopsis de una peli, vaya. Y en mi caso concreto, pues es un honor, por supuesto! Pero sobre todo tras haber escuchado la obra de estas mujeres, porque la verdad es que a algunas de ellas ni las conocía. Por otro lado, lo cierto es que no me siento particularmente identificada con ninguna de ellas, aunque pueda entender que mi voz o forma de cantar suene similar a unas u otras.

Y entonces, ¿cómo acepta alguien que le comparen con quien no conoce? ¿Qué referencias más directas manejáis?
Es hermoso que la gente encuentre similitudes entre cosas que le han llegado desde hace tiempo y nosotros, aunque a veces no tengamos ni idea de qué grupos nos hablan… y si los conocemos, seguramente significa que nos gustan, por lo tanto, doble honor. Pero no es algo que busquemos ni en lo que nos fijemos. Tenemos gustos musicales muy distintos que encuentran lugares comunes en la forma de componer o entender la música y lo que queremos expresar, más allá de influencias o bandas que adoremos.

Os veo en directo, en video, en fotos, y hay un cierto concepto de elegancia que parece querer sobresalir. La portada y presentación del nuevo disco inciden en lo mismo. ¿Es la estética, incluyendo en ella lo musical, un medio para conseguir un objetivo?
Sí, esta claro que la imagen es muy importante dentro de la música, más si cabe hoy en día, con la irrupción de las redes sociales, youtube, etc. Nos gusta cuidar la imagen, tanto de los miembros, como de todo lo que rodea a la banda en general en la medida de nuestras posibilidades. Lo hacemos porque es como nos sentimos cómodos, no en busca de mas notoriedad o visibilidad, pero está claro que ayuda y es bien recibida.

 

La banda estará el sábado 13 de febrero en Dabadaba (Donostia) presentando en directo su nuevo trabajo.

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