Corazón de acero
Entrevistas / Christina Rosenvinge

Corazón de acero

Toni Castarnado — 17-03-2011
Fotografía — Pablo Zamora

De nuevo, Christina Rosenvinge se ha superado de nuevo a si misma. Si con la edición de “Tu labio superior” dio en el clavo con un disco soberbio, ahora la madrileña ha conseguido alcanzar un nivel aún más alto con las canciones de “La joven Dolores”.

En “La joven Dolores”, Christina Rosenvinge ha alcanzado ese punto de exacto de madurez que busca desde hace un tiempo, sin perder un ápice de su inocencia. Con canciones cada vez mejores y esa capacidad innata para escribir letras que no dejan a nadie indiferente, la suya es una fórmula que funciona a las mil maravillas. “En mi música tienen la misma importancia la música que las letras. Diría que un cincuenta por ciento es música y el otro cincuenta son las letras. Es muy importante que la historia que cuentas tenga un significado para ti, que transmitas sensaciones de cualquier tipo a quien las escucha”. .

En este caso ella no ha escogido el camino más fácil, sino que este es un disco que necesita de varias escuchas, pero una vez te introduces en su universo resulta fascinante descubrirlo. “Soy consciente de que es un disco arriesgado, pero no he tenido miedo de llegar hasta ahí. Empezar con una canción como esa de seis minutos marca la pauta del disco, y aunque teníamos dudas sobre si era o no lo adecuado, al final hemos quedado satisfechos”.

Su voz sigue manteniendo los rasgos y señas de identidad de antes, pero ahora ha añadido otros registros que la convierten en mejor cantante. “Es curioso, pero con la edad tu voz va cambiando. Ahora hay matices que antes no existían, sobre todo los graves, que andaban desaparecidos. En el mundo de la mujer las voces van cambiando más que las de los hombres, son siempre más interesantes”.

Y hablando de mujeres, ella es una fiel representante de ese selecto grupo de damas que dominan el cotarro a nivel nacional, entre ellas Russian Red, La Bien Querida, Maika Makovski, Marina Gallardo, Mala Rodríguez, Ainara LeGardon o Anari. “Me gusta analizar el papel de la mujer dentro del negocio de la música, y en otros muchos ámbitos. Todavía me encuentro con chicas a las que les cuesta dar el paso de ser músicos, que no se atreven por el simple hecho de ser mujeres, y a mí eso me preocupa. ¿Por qué no hay chicas que sean críticas?¿Por qué no hay tampoco chicas que sean técnicos de sonido? Eso daría para muchas teorías, Y en mi caso, a un nivel profesional, es curioso porque me siento más cerca de la música que hacen los hombres, sólo hay que ver la lista de músicos españoles con los que colaboro. Mi banda es íntegramente masculina, pero defiendo y apoyo que haya más mujeres trabajando y aportando en todos los sectores posibles”.

En “La joven Dolores” ha colaborado otra vez el comando neoyorquino que le acompañó en “Tu labio superior”, el guitarrista Charlie Bautista que es su mano derecha, y hasta nos encontramos con Benjamin Biolay. “Esta es una banda consolidada, pero nada es fijo en esta vida, siempre hay la posibilidad de dar un nuevo giro que pueda resultar excitante. Hay que romper con ciertas rutinas y huir de la monotonía, si bien es cierto que con ellos he encontrado mi sonido, una identidad. Y es que, por regla general, el ser humano es cobarde, nos falta tener ese punto de valentía. Nos cuesta tomar decisiones, saber afrontarlas cuando estas vienen”.

Un comentario
  1. Con todos mis respetos, este artedculo es una ponzof1a de dsenmiiones considerables.En primer lugar, Rosenvinge no se llama Cristina sino Christina. En segundo lugar, Christina estuvo increedble, extraordinaria en definitiva, fuera de serie, y todo el mundo con el que he hablado quie9n le molestaba era su embriagado compaf1ero.En tercer lugar, no mencionar a la banda ni a que uno de sus componentes fue el guitarrista que llevaron los Sunday Drivers en su faltimo concierto ya dice mucho de los conocimientos musicales de el autor de este artedculo. La banda fue la perfeccif3n, sin errores, siendo unos perfectos compaf1eros para dos grandes como Rosenvinge y Nacho Vegas.En cuarto lugar, Nacho Vegas no cedif3 protagonismo para nada, si no que ganf3 todo el protagonismo debido a su alto estado de embriaguez que no hizo ninguna gracia ya que no era ni capaz de tocar la guitarra, y en muchas ocasiones le costaba mantenerse en pie. Durante el manifiesto la gente se rif3 no por el manifiesto en sed, sino debido a los constantes errores en la lectura de Nacho Vegas. Al margen de su bochornosa actuacif3n, hay que reconocer que sus trabajos de estudio son perfectos y guarda una armoneda ideal entre la magia de sus letras y la musicalidad de sus canciones.

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