¡Basta ya!
Entrevistas / Anti-Flag

¡Basta ya!

Mikel Sola — 26-02-2004
Fotografía — Archivo

Erigidos en nuevos protegidos de Tom Morello, Anti-Flag retornan con “The Terror State” (Fat/Roc.K, 03), un nuevo hito en lo que a punk rock comprometido respecta y un paso más en una carrera cada día más sólida, que no contestataria.

El listón había quedado muy arriba tras “Underground Network” (Fat/Roc.K, 01), pero el cuarteto estadounidense lo ha vuelto a bordar con su ya sexto álbum. Un trabajo antibélico y cuasi conceptual, gestado con un caldo de cultivo que se resume en su último corte: “Allá donde miras, rojo, blanco y azul”. Hablamos con el rubiales Pat Thetic (batería), a quien reprochamos con ironía la falta de patriotismo de “The Terror State”. “¿Iremos al infierno?”, inquiere.

“Glorificar el underground es glorificar sus ideas: acción de la gente de a pie, hacer lo que creas correcto al margen de que compense económicamente, etcétera“

Desvela que la presencia de Tom Morello como productor ejecutivo no ha implicado ningún desmán en materia presupuestaria; es más, el guitarrista no cobró un céntimo por sus servicios. “Cree en la causa y en aunar música y política, y quería ser parte de lo que estábamos haciendo. Fue un detalle genial por su parte que lo hiciera”. Al igual que “Underground Network”, “The Terror State” es un disco excelente. Los temas de estudio de su disco ‘puente’, “Mobilize” (A-F, 02), no acabaron de convencer, pero ahora la selección es intachable. “Queríamos sacar ´Mobilize´ lo antes posible por la propia naturaleza del disco. Con ´The Terror State´ decidimos tomarnos más tiempo, y de hecho compusimos unas cuarenta o cuarenta y cinco canciones”. Trece pasaron la criba. Otro obstáculo a sortear, aunque esta vez impuesto, ha sido la censura de portada y contraportada cortesía de las farisaicas megastores yanquis. “Hemos dado algunos conciertos de presentación, y nos hemos encontrado con chavales que tenían la versión censurada y estaban muy cabreados por ello. Les dijimos que escribieran a la tienda donde lo compraron, y esperamos que produzca algún resultado. Lo que estamos intentando señalar es que las cadenas en las que compran discos censuran la música, así que la próxima vez que hagan el favor de ir a otra tienda”, concluye, en alegato pro independencia. Aunque la cabra tira al monte y cantar contra el gobierno dista de ser novedoso, Pat considera que Anti-Flag tienen “una ideología muy bien pensada”, si bien no cree tener las respuestas a todo. “Si se nos critica por no tener la información adecuada, es una crítica válida, pero pasamos mucho tiempo investigando este tipo de cosas, así que esperamos contar con la mejor información posible”. Zmag, The Progressive o Indymedia son algunos de sus aliados analógicos y digitales. Lástima que algunos coros (“Levántate y lucha”, “El pueblo, unido, jamás será vencido”) puedan llegar a dar dentera. “Es como un poco hortera o cutre pero, cuando yo tenía quince o dieciocho años, ´If The Kids Are United´ [la archiconocida canción de Sham 69] me parecía lo mejor. Así que sigue teniendo un impacto, aunque a gente más mayor le resulte trillado o irrelevante”. En sus proclamas sorprenden otras dos cosas: por un lado, que, en ocasiones, parezcan ensalzar un alternativismo que no se corresponde con su voluntad de llegar a la gente. “Glorificar el underground es glorificar sus ideas: acción de la gente de a pie, hacer lo que creas correcto al margen de que compense económicamente, etcétera. Toda mi vida ha transcurrido en el underground, y pienso que en él hay cosas magníficas. No sería malo que más gente tuviera acceso a ellas; llegados a ese punto, puede que haya dejado de ser underground, pero valdría la pena”. Por otro, que Anti-Flag aboguen por el pacifismo, cuando su viabilidad se cuestiona y se editan libros como “El pacifismo como patología” de Ward Churchill. “Muchos devotos tratan de ser los mejores cristianos posibles; obviamente no es mi caso, yo estoy intentando ser el mejor pacifista que puedo. En nuestro país no es nada fácil serlo, porque se te presentan situaciones en las que, dicen, la única solución es violenta. Estoy tratando por todos los medios de no creerlo. Los estudios demuestran que cada vez que libras una batalla hay consecuencias, y, por lo general, termina siendo más violenta. Es muy difícil buscar maneras pacíficas de resolver los problemas, porque en la sociedad no está recompensado, pero también es muy importante intentar ir en esa dirección”.

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