Strangers
Discos / Marissa Nadler

Strangers

8 / 10
David Pérez — 23-05-2016
Empresa — Sacred Bones
Género — Folk

Marissa Nadler te atrapa sin que te des cuenta y nunca te suelta del todo. Aún tenemos en la piel rastros del salitre que nos dejó “July” (14), y ahora vuelve a subir la marea a su antojo para sumergirnos en “Strangers”, una ensoñación en once pasos que si llega a los oídos de David Lynch, puede que le inspira por fin una nueva película. Sin lugar a dudas, este séptimo largo es el más embriagador y sofisticado de su carrera.

Si en los surcos de su anterior álbum encontrábamos una de las mejores odas al desamor y a la reconciliación que se han escrito en los últimos tiempos, en este nuevo disco no palpitan los temas que suelen ocupar la mente de una persona que está apunto de casarse. Nadler se desnuda desde el inicio en “Diver Of The Dust”, inyectándonos, con su piano y sensibilidad mezzosoprana, una dosis de morfina que lleva gotas de soledad, distanciamiento personal y hasta Apocalipsis, al mismo tiempo que desprende la luz parpadeante de una unión futura.

Avanza siendo fiel a si misma, sacudiéndose sus raíces folks en atmósfera delicadas de dream pop con pinceladas oscuras. Demuestra más aplomo sin perder desgarro y siguen siendo voz y rasgueo sus armas más afiladas. Todo de nuevo envuelto en la genial producción de Randal Dun, que deja su sello en cada pista.

Nos conquista con la resignada belleza de “Katie I Know” (rezuma Portishead), que expresa la dolorosa y necesaria acción de cortar lazos en una relación tóxica, o “Janie In Love”, que pasa de la tranquilidad inquietante de un cántico celestial, a fundirse en el dramático tornado eléctrico que desata una guitarra distorsionada. Así es su música, una montaña rusa sónica que te quema o hiela con la misma facilidad.

La poética de “All The Colours Of The Dark”, con su teclado hipnótico y una creciente sesión cuerdas en la que se mece el cantar aterciopelado de Nadler, la convierten en una de las piezas más redondas y definitorias de esta obra, en la que también destacan los arreglos envolventes, como en la nostálgica “Nothing Feels The Same”, donde la orquestación es una enredadera con vida propia.

Marissa Nadler sigue descubriendo recovecos en su propio arte que la libran de cualquier rutina o moda, encasillamiento o búsqueda desesperada y gratuita de cambio. “Strangers” posee el magnetismo de un resplandor desconocido en una noche plagada de secretos, en la que terminarás perdiéndote una y otra vez.

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