Magic Mirror
Discos / Pearl Charles

Magic Mirror

7 / 10
Don Disturbios — 25-01-2021
Empresa — Kanine
Género — Pop

Hay artistas a las que se les ve de largo las costuras de sus influencias y aun así logran un resultado tan solvente que te acaba dando un poco igual el latrocinio. Y es que la música desplegada por la californiana Pearl Charles en su segundo largo titulado  “Magic Mirror”, se lo debe todo a grupos y solistas como Abba, Fleetwood Mac, Carole King, Carly Simon o Linda Rondstadt. De todas ellas puedes encontrar en el álbum una huella, un tic, un giro, un arreglo, una idea, algo.

Puestos a rendir homenajes, hasta la portada del disco recuerda las carátulas de los setenta, con un primer plano del rostro de Pearl Charles maquillado como si fuera una artista de la época. Esa década en la que el soft-rock y el country-pop reinaba en las emisoras de radio blanquitas y las dulces tonadas interpretadas por mujeres marcaban la pauta. Justo ahí es donde nos traslada de forma evocadora, la suave y melosa garganta de nuestra protagonista. Por eso le perdonamos que canciones como esa “Only For Tonight” tengan un inicio casi calcado a la universal “Dancing Queen” o que nos engatuse con tonadas como la de “Don`t Feel Like Myself” cuyos arreglos hemos escuchado con anterioridad millones de veces.

Y sí, el principal problema de un álbum como “Magic Mirror” es que está tan bien elaborado y basculado, que le falta ese toque de personalidad propia que lo mantenga alejado de las inevitables comparaciones que puedes realizar en cada una de las canciones. Por eso, si quieres disfrutar de un disco que parece ajeno a la coyuntura actual y además eres de los que disfrutas de ese juego que tanto nos gusta a los críticos basado en los parecidos razonables, este es tu álbum de la semana.

“Magic Mirror”  te trasladará a un mundo dorado y confortable en el que las drogas eran lisérgicas y maravillosas porque nunca te provocaban un mal viaje. Un mundo de algodón de azúcar rosado y tiernos unicornios de trenzas doradas en el que George Harrison toca su guitarra elevando los gorgoritos de Judy Collins hasta el infinito y más allá.

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