Me parece muy triste que el pobre Jamie haya sufrido ataques de pánico (de ahí el título del disco), pero no tiene por qué asustar a los demás con un batiburrillo musical tal que deja pequeño al muestrario de fotos y referentes de la portada que –me temo- es su habitación. ¿Cómo no va a estar asustado en un sitio así? Dentro de caos tal nadie puede ser él mismo. Por eso, el más joven y reciente poeta suburbano británico (iba a escribir “subpoeta urbano”, pero seré clemente) debuta mirando fijo a sus propias paredes interiores: aquí la foto de Mike Skinner (The Streets), allá la de los primeros The Clash, un poco más lejos la portada de “Paul’s Boutique” de los Beastie Boys y, ya puestos, hasta un recuerdo a la chulería blues-punk de barrio de Ian Dury, mucho más británica y de pub que la de Tom Waits. De ello surgen doce postales personales, para colgar en las habitaciones futuras de futuros post-adolescentes con problemas de personalidad, que hablan, con letras largas, del Londres de hoy como el lugar en que el autor desarrolla su vida y sufre sus inseguridades. Brit-hop y su poco de blues-punk rasposo, a veces inspirado (“Calm Down Dearest”, “So Lonely Was The Ballad”, “If You Got The Money”), otras más cansino e inmaduro. Pero al menos en Jamie tenemos una voz que pretende ser original. Cuando se quite sus pánicos de encima, puede que hasta lo consiga.
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