Gente sin traumas

Raquel y Sandra, bajista y guitarrista de Ginebras, respectivamente, se hicieron la picha un lío intentando definir las diferencias entre el público corriente y los músicos durante su concierto en el Castell de Montjuïc dentro del Sala BCN el pasado sábado 21 de agosto. "Gente normal" o, mi favorito, "gente sin traumas", fueron algunos de los sintagmas que usaron para definirnos. La verdad es que me hubiera gustado gritar desde la séptima fila que, en realidad, de traumas vamos sobradas, pero que nuestra manera de olvidarlos por un rato, en vez de hacer canciones, es ver como otros las interpretan.

Teloneadas por la DJ Chica B y la catalana Elsa de Alfonso, la banda madrileña Ginebras celebró su segundo sold out en Barcelona por todo lo alto. Estrenaron el concierto con uno de los sencillos de su disco "Ya dormiré cuando me muera" (Vanana Records, 20), "Crystal Fighters", que fue seguida por uno de los éxitos de su primer EP, "Dame 10:36 minutos" (Vanana Records, 19), "Todas mis ex tienen novio". A continuación pudimos escuchar otros de sus hits, entre los cuales destacó "Vintage" por el gran solo que hace Sandra en él.

Tras la cantadísima "Con altura", la versión de Rosalía y J Balvin que las llevó a la fama, en parte porque fue interpretada en la última edición de Operación Triunfo, pudimos ver a Juls, a la batería, lucirse con su catalán pronunciando la conocida frase "compartir és viure" y exclamando un desubicado "¡Arriba Euskadi!" que hizo reír a todo el mundo, y a Magüi, la líder gallega del cuarteto, quejándose del calor para enlazar con "La ciudad huele a sudor", su último sencillo.

"Campos de fresas para siempre" fue dedicada a sus amigos Karavana, que estaban entre el público, y fue el pistoletazo de salida para el tramo final de un concierto fresco pese a la temperatura e intenso pese a su brevedad. "Paco y Carmela" y "La típica canción" fueron el broche de oro de una noche en la que Ginebras demostraron que en Barcelona tienen fans para largo y consiguieron pintar de colores este verano extraño para que pudiéramos, efectivamente, ser gente sin traumas aunque fuera solo durante un rato.