Bullet + 77', cerveza en mano

Noche agitada de rebeldía y entusiasmo juvenil, en la que gozamos del ambiente que caracteriza a una sala, el Azkena, que aún con todas sus limitaciones es siempre una manera distinta e íntima de disfrutar de la cercanía de los músicos. Noche de cerveza en una mano y puño en alto, aderezado con el Hard & Heavy de la vieja escuela.
Sorprendentemente, fueron los suecos Bullet los primeros en saltar al escenario. Con su cantante regordete y con muñequeras hasta los antebrazos desplegando una voz tan rabiosa como técnica, respaldado por una banda habilidosa y entusiasta, se lo llevaron de calle desde el zarpazo inicial de “Into the night”. La inmediatez de “Turn it up loud”, “Dusk til down” o las adictivas “Full pull”, “Pay the price”, “Rush hour” y “Stay wild”, con sus estribillos efectivos a más no poder, resultó determinante, junto a, eso sí, la entrega e implicación de unos músicos que disfrutaban tanto como su público. Público entre el que destacaba un número de féminas mayor de lo habitual. Cuero, vaqueros y tachuelas. Enorme la pegada de los suecos, con un deje deliciosamente cafre y el recuerdo de los maestros Accept en el aire.

Los barceloneses ‘77 saltaron con las mismas ganas que sus “teloneros”. Enérgicos y directos, “Your game’s over” hizo vibrar al público, aunque la enorme “High decibels” le comió la tostada. En ‘77 la importancia de los estribillos vuelve a ser vital, como demuestran “Metting in a spoon”, “Things I can talk about”, “Let’s talk let’s rock” y “Give me a dollar”. Pero todo lo que sube, baja. Y aunque al público no pareció importarle lo más mínimo, la intensidad de la primera media hora se tornó, quizás, en algo más previsible y repetitivo debido a la falta de variedad de un muy buen grupo que, sin embargo, no puede dejar de recordar a los hermanos Young y Bon Scott. A pesar de todo, un tema como “Promised land” (de 8 minutos de duración) apunta a un terreno más personal y original, que podría ser la chispa que necesitan para poder subir un escalón más.