Sin salir de la zona de confort
Conciertos / Bill Frisell

Sin salir de la zona de confort

6 / 10
Yahvé M. de la Cavada — 29-10-2016
Empresa — Kursaal Eszena
Fecha — 26 octubre, 2016
Sala — Kursaal
Fotografía — Juan González Andrés

Bill Frisell no solo es uno de los tres guitarristas de jazz más influyentes y populares de las últimas décadas, sino que ha alcanzado lo que muchos consideramos la cima de un instrumentista moderno: ha inventado una forma de tocar. Su sonido, su dominio del rubato y una asombrosa capacidad para acordes invertidos y transiciones perfectas lo han convertido en un referente en la historia de la guitarra jazzísistica.

Ahora bien, esto es tan cierto como que de un tiempo a esta parte Frisell se ha mantenido, por lo general, en una tranquila zona de confort. Su estilo está tan definido y su aproximación al instrumento es tan personal, que a veces cae en una tibia autocomplacencia, haciendo que su música se vuelva rutinaria y poco emocionante.

Eso es exactamente lo que pasó en su concierto en San Sebastián el pasado miércoles, con un recital tan agradable, sofisticado y contenido, que acabó rozando lo plomizo en más de una ocasión. Frisell no tiene nada de demostrar a estas alturas, faltaría más, pero su enorme estatus y el hecho de que sea una voz tan original no le exime de demostrar cierto riesgo a la hora de acometer un recital. Más aún adscribiéndose a la estética jazzística, donde la sorpresa y el riesgo siguen siendo valores esenciales.

Frisell presentaba su último disco, “When you wish upon a star”, en el que adapta a su particular estilo diferentes temas populares extraídos de películas y series de televisión clásicas. Mientras que el disco está muy bien resuelto, en directo el grupo adoleció de dos detalles: el primero, la ausencia del fabuloso violista Eyvind Kang; el segundo, que la vocalista Petra Haden estaba visiblemente constipada y no podía cantar en condiciones, algo que fue evidente en varios momentos del concierto. La colisión de ambos detalles malograron algunas partes del concierto, ya que Haden tenía que suplir con la voz la viola de Kang, cubriendo su parte en temas como la suite basada en la música para “El Padrino” de Nino Rota o cantando la letra del tema de “Bonanza”, partes vocales que no están en el disco y que en directo parecieron metidas con calzador, supuestamente, en base a la ausencia de Kang. ¿Lo más irónico? Que Haden es también una consumada violinista (ha tocado con Decemberists, Foo Fighters y su propia banda, That Dog, nada menos). El por qué no toca el violín en esta gira con Frisell seguro que tiene alguna justificación, pero en San Sebastián hubiera sido una estupenda idea.

bill-frisell-por-juan-g-andres-1

El grupo se completaba con el extraordinario contrabajista Thomas Morgan y el baterista Rudy Royston, un músico tan preciso como ruidoso, algo que en la música de Frisell a veces no queda del todo bien. Curiosamente, esta misma formación, sin Royston, es la que figura en el último álbum que sacó el gran Paul Motian antes de morir: Haden a la voz, Frisell a la guitarra, Morgan al contrabajo y la sugerente batería de Motian, interpretando también un puñado de standards con ese carácter contenido y etéreo tan propio de la música reciente de Frisell. Con esto en mente, no se puede negar que Royston es fantástico, pero uno se pregunta si es el mejor baterista para el nuevo proyecto del guitarrista.

Lo mejor del concierto fue una versión de “Alfie”, el tema que Sonny Rollins compuso para la película del mismo tema, tocada en trío (sin Haden) y con un punto más excitante, señalando una dirección en la que, tal vez, el concierto habría resultado más redondo. Después de todo, si la cantante no está en condiciones y falta un músico esencial para tocar esos arreglos, no parece una mala idea tocar temas que no estén en el disco, y hacerlo en formato trío. Pero quizá Frisell se ha vuelto demasiado cómodo para eso.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.