Transferencias electroacústicas
Conciertos / Bilboloop

Transferencias electroacústicas

7 / 10
Pepa Ferreiro — 26-11-2019
Empresa — Pitch03
Fecha — 23 noviembre, 2019
Sala — Muelle Bilbao, Bilbao
Fotografía — Pepa Ferreiro

El festival de otoño Bilboloop cumple 18 ediciones en un estado de salud envidiable gracias al cuidado que ponen cada año en la programación ajustada a las nuevas tendencias musicales. Este año los conciertos se repartieron el viernes 15 de noviembre, el sábado 16 y el 23 en las salas Kafé Antzokia y como novedad, el Muelle de Bilbao. Por ellos pasaron las bandas noveles y veteranas Olimpia, Los Punsetes (crónica de la primera jornada aquí), TVAM, Atención Tsunami, Las Selvas, Le Superhomard, AK/DK y Airu. Este relato se centra en estas tres últimas bandas, el día de despedida.

Paralelamente, Off Bilboloop alarga el impacto de esta cita bilbaína gracias a una exposición fotográfica que dispondremos todo el mes de noviembre en el Ambigú de Imanol Aldonza en la que retrata fotográficamente las anteriores ediciones del festival. Como todos los años, las after show parties siguen aportando ese toque de fiesta y rebeldía al que nos ha acostumbrado Bilboloop.

Esta edición se divide en dos escenarios y la sala El Muelle ha acogido los conciertos de los sábados 16 y 23 de noviembre. La oscuridad de la esta sala provoca una atmósfera muy intima que maridó perfecta con la media hora de retraso necesaria para los conciertos. A las 20:30h pasadas subió la banda bizkaitarra Airu. El proyecto artístico de Irune Cove abrió la noche con el tema “I will step on your cigarrettes” y una cuerda de guitarra rota gracias a la que nos confesaron que este sería su último concierto en un tiempo pues necesitan alejarse un poco del foco para crear.

Perfilan el bolo con cambios de ritmos y nos adelantan nuevos temas como “At night a dim light” y “Me sabe casi igual” en castellano que arrebató grandes ovaciones al público. Airu cerró su noche de una manera circular tocando los dos últimos temas extraidos del Ep Honestly que les vio nacer.
La iluminación del set de Le Superhomard fue especialmente oscura. La banda francesa de indie desenfadado y luminoso recuerda a la versión más naif de Death and Vanilla o Mehdi Zannad. Comenzaron el repertorio con “Karaoking” de su recién publicado Meadow Lane Park (Elefant Records 2019) y escuchamos rápidamente uno de sus hits “Springtime” que agitó al público.

El productor y alma de la banda Christophe Vaillant no se contiene en abandonar el teclado para colgarse la guitarra mientras Julie Big manejaba el sinte. La vocalista tiene una virtud de voz arenosa que le dio un toque orgánico a las composiciones electrónicas. El directo de la banda combina sus capsulas sonoras en una red acaramelada de ligamentos musicales electrónicos aderezados por la fuerza de la resistencia acústica. Sin darnos cuenta escuchamos “Paper girl”. Poco duró nuestro viaje almibarado. Al tocar “S.D.B.V” llegó el final sin opción a réplica.

Los ingleses AK/DK se encargaron de cerrar un festival como Bilboloop de la mejor manera posible. Desde las gradas vimos conectadas dos baterías acústicas a tres sintes, varios pedales, micrófono y megáfono con distorsión y adulterado. Se veía venir pero hasta que no arrancaron no demostraron a lo que esta banda es capaz. Tempos rápidos apegados al drum&bass con reminiscencias vocales étnicas y eclosionadas por la distorsión y el alargamiento sonoro sucio e infinito. Fue irremediable recordar a Metronomy o sus paisanos Big Lad pero con un toque único y diferente.

El efecto psicodélico del megáfono y los pedales provocó un background que no pasó desapercibido gracias a la fusión electroacústica de sintetizadores y baterías. Otro recurso super sugerente fueron los loops encadenados y delays de alaridos que crearon una armadura sonora compacta y etérea al mismo tiempo. Utilizaron el recurso de alargar el suspense, marcar los tiempos infinitos para subir la expectación y que el estallido final se convierta en fuegos artificiales de sonidos sincopados. Pura crema para los oídos.

La fuerza visual y sonora que adquieren los músicos Ed y Gee se ilumina en ráfagas en las que ambos tocan la batería y consiguen reforzar con dinamismo ese bella imagen ravera que desprenden. Sin duda la mejor manera de cerrar un festival como Bilboloop que cada año gana en calidad y experiencia.

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