OUIGO nos lleva a la multitudinaria vigésima edición del Primavera Sound
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OUIGO nos lleva a la multitudinaria vigésima edición del Primavera Sound

JC Peña — 14-06-2022
Fotografía — Cedidas por la marca

Disfrutamos del primer fin de semana del histórico festival barcelonés Primavera Sound subiéndonos al tren de alta velocidad de una de las empresas patrocinadoras del evento.

La compañía francesa OUIGO aterrizó en España hace justo un año ofreciendo viajes a partir de nueve euros. Una experiencia tan cómoda y rápida como limpia para el medio ambiente, de momento en la línea que une Madrid y Barcelona (habrá más en el futuro). Es una de las marcas patrocinadoras del prestigioso festival barcelonés, que en su lujosa vigésima edición regresaba a lo grande tras una eternidad marcada por las restricciones de la pandemia.

El reclamo era un cartel abrumador encabezado en este primer fin de semana por Pavement, The National, Tame Impala, Beck y Nick Cave And The Bad Seeds. Aunque reinó por completo la normalidad, el dichoso COVID canceló a última hora las actuaciones de Bikini Kill y el primer concierto de The Strokes. Kevin Parker y compañía lo compensarían con una emotiva y muy celebrada versión del clásico “Last Nite”. Alrededor de los cabezas de cartel, cientos de artistas consolidados y emergentes de primera fila y de todos los géneros: del hip-hop y la música urbana juvenil al indie rock, el metal, el punk, la electrónica abrasiva y el pop. OUIGO disponía de un escenario patrocinado y un stand propio de dos pisos, como sus trenes, en el cual los festivaleros podían relajarse o ganar premios.

La vigésima edición del Primavera iba a estar marcada por la ansiedad acumulada por disfrutar de la música en directo tras el interminable parón de la pandemia, lo que se ha traducido en una avalancha de público internacional. Cierto, casi tres años de ausencia de festivales es demasiado tiempo, pero la escala de este Primavera ha sido (como era previsible echando un ojo al cartel) abrumadora. Un evento de dimensiones colosales, que se ha tenido que enfrentar a serios retos relacionados con eso, el tamaño, y la asistencia multitudinaria de fans de todo el mundo.

Llegamos con Dinosaur Jr. descargando su enérgico set ante un público masivo ávido de sensaciones fuertes, que iba a responder de forma maravillosa en todos y cada uno de los bolos. A lo largo de los dos días pudimos disfrutar de un puñado de actuaciones espléndidas: los veteranos y elegantísimos Yo La Tengo, una majestuosa Sharon Van Etten con marcados ecos góticos, la descarga de pop imaginativo de Tame Impala, el lado más fiestero de Parquet Courts, la exquisitez contenida de Cigarettes After Sex, el clasicismo emocional de The National y Nick Cave, el indie funk de Beck o el pop eternamente desaliñado de Pavement. Ninguno defraudó ante tan señalada ocasión.

El recinto del Fòrum alberga esta edición dieciséis escenarios y un cartel amplísimo de todo tipo de artistas aunados por la calidad y un sonido en general excelente -lo de los habituales Shellac sigue siendo paranormal-, aunque este año se habían rebajado ligeramente los decibelios sin comprometer la experiencia del oyente. Un par de datos reveladores: del 2 al 12 de junio, y sumando los que tienen lugar en salas de la ciudad, quinientos conciertos esperan una asistencia global de medio millón de personas. Sí, en estos días Barcelona se convierte en la capital mundial de la música. Y hay muchísima gente, tanto en el festival, como en una de las ciudades más visitadas del mundo. Como suele suceder en estos casos, los problemas logísticos relacionados con la rapidez para acceder a las consumiciones y el transporte al centro de Barcelona fueron resolviéndose sobre la marcha.

En relación a esta asistencia multitudinaria post-pandémica otra gran ventaja de cara al viaje al Primavera con OUIGO es la llegada directa a la estación de Sants, en el centro. Al respecto, un detalle crucial: quienes viajasen con la compañía validando su entrada con la APP oficial del festival AccessTicket pudieron entrar sin colas gracias al OUIGO FAST TRACK. Es un valor añadido importante teniendo en cuenta la cantidad de asistentes. Por si quedaba alguna duda, el Primavera Sound es ya uno de los festivales de referencia a nivel global, por no decir el primero de la lista, como reconocen con cariño sincero no pocos artistas desde los micrófonos de los escenarios.

Localizado en uno de los puntos más altos y cerca de la entrada, en el stand de OUIGO los asistentes podían relajarse en la zona de relax o desde el mirador de la terraza, disfrutando con un granizado azul de conciertos estupendos: entre otros, de Sharon Van Etten, Cigarettes After Sex, King Gizzard And The Lizard Wizard o Amaia, todos ellos, celebrados en el escenario más próximo.

Desde ese espacio, en un paseo nos plantamos en el concurrido escenario patrocinado por la marca, en el que durante el fin de semana iban a actuar algunos de los nombres más interesantes y diversos genéricamente del festival: del rock festivo de Black Lips a las estrellas nacionales Carolina Durante, que congregaron a un buen número de fans, los australianos Pond y su elegante pop psicodélico, o sus compatriotas Tropical Fuck Storm, que dieron uno de los conciertos más intensos, eléctricos y salvajes de todo el festival, y ya es decir. El público pudo disfrutar también de, entre otros los bizarros Za! y de la voz apabullante de la francesa Jehnny Beth, que ofreció ese mismo viernes un derroche de carisma e intensidad oscura con vestimentas musicales de electrónica industrial.

Esta diversidad estilística culminaría el sábado con los pioneros del metal extremo Napalm Death, pieza culminante del lado más extremo del cartel. La propuesta continuará el fin de semana siguiente con artistas nacionales del calibre de Mujeres, Confeti de Odio y Derby Motoreta's Burrito Kachimba, los irlandeses The Murder Capital o los británicos Working Men's Club, dos buenas expresiones del revival post-punk bien entendido.

Nuestro viaje culminará con un plácido regreso el sábado por la tarde sin ninguna parada (ni siquiera Zaragoza), de modo que en apenas dos horas y media estamos en Atocha y casi descansados del ritmo festivalero de esta edición histórica. La manera óptima de viajar al festival barcelonés sin gastar energías que a buen seguro necesitaremos entre escenario y escenario, y de un modo económico. Ya tenemos ganas de volver.

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