“No puedes tomarte la vida demasiado a pecho”
Entrevistas / Viagra Boys

“No puedes tomarte la vida demasiado a pecho”

JC Peña — 15-01-2021
Fotografía — Archivo

El sexteto sueco Viagra Boys desmiente a los que están convencidos de que el país escandinavo es sólo un aburrido paraíso del bienestar. Y a los que creen que el panfleto ha ganado al sarcasmo inteligente. Lo demuestran en cada una de las canciones de su nuevo trabajo, “Welfare Jazz” (Year0001/Popstock!, 21).

“Welfare Jazz” se ríe de la noción de músicos subvencionados, como la hilarante “Sports” de su primer trabajo lo hacía de la obsesión por el deporte. Sebastian Murphy y compañía no dejan títere con cabeza, aunque su nuevo disco tiene bastante que ver con los poco graciosos problemas de drogadicción que ha vivido su tatuado frontman. Con él hablamos vía Zoom.

“Welfare Jazz” contiene muchísimas ideas, pero todo funciona. ¿A dónde queríais ir con este segundo álbum?
Más que una visión clara de a dónde pretendemos ir, queremos simplemente hacer la música que nos gusta. Y al mismo tiempo, probar nuevas cosas sin quedarnos atascados en “nuestro sonido” o algo así. Nos pusimos a ello, simplemente.

“Este disco es una especie de reflexión sobre mi adicción”

Una de las cosas que destaca (y que me gusta) del disco es el sonido. Tiene esa crudeza orgánica que a mí, personalmente, me gusta bastante. Si no me equivoco, habéis trabajado con cuatro ingenieros o productores, ¿no?
Sí, bueno, en realidad hemos trabajado con dos productores, y un par de canciones han sido producidas por otros. Queríamos que el disco tuviera un toque de fuera en ciertas cosas. Pero, al final, toda la música la hemos compuesto nosotros, así que no ha sido para tanto. Salió así porque durante un tiempo estuvimos en Nueva York, teníamos tiempo libre, decidimos entrar a grabar y dijimos: “¿Por qué no traemos un productor a ver qué tal?”. Pero en realidad casi todo el disco lo hicimos con los mismos tíos con los que hicimos “Street Worms”. Queríamos que hubiera una continuidad. Es casi como si fueran miembros de la banda.

¿Fue en Nueva York donde trabajasteis con Matt Sweeney (Chavez, Zwan)?
Sí, grabamos con él un par de canciones. Creo que sólo una de ellas ha acabado entrando en el disco, pero tenemos todavía la otra, y saldrá más tarde.

Cuéntame de dónde viene el nombre del disco. Teniendo en cuenta que sois suecos, entiendo que hay cierta coña…
Un poco, sí. Viene de una broma que hizo nuestro productor Pelle (Gunnerfeldt), porque en Suecia hay un montón de músicos de jazz que no ganan un duro y tocan free jazz. El único modo que tienen de ganar dinero es a través del Estado y las subvenciones. En Suecia si montas una banda, puedes pedir algo de dinero, y a veces te lo dan. El nombre vino de esta broma, porque yo había grabado las voces en un disco de free jazz, y Pelle me preguntó qué iban a pensar de ello los músicos de jazz, porque comparados con ellos, soy un vendido (risas). Y además me pareció que el nombre era muy gracioso en inglés, así que pensé que era una buen título para un disco.

“Puede que el humor nos venga del viejo punk, de Dead Kennedys y cosas así”

No hay más que ver vuestros vídeos, que por cierto son estupendos, para entender que la sorna es parte fundamental de lo que hacéis. ¿De dónde os viene el gusto por la sátira?
Gracias. Pues no lo sé. Puede que venga de cosas del viejo punk, de Dead Kennedys y cosas así. Es el modo en que veo la vida. Tienes que reírte de las cosas. No puedes tomarte la vida demasiado a pecho, tienes que ser capaz de echarte unas risas a costa de la mierda por la que vas pasando, y ver las cosas con un poco de ligereza. También creo que he aprendido a comunicarme a través del humor.

Hablando de vídeos, me pregunto cómo fue la planificación de “Ain’t Nice”, con ese travelling larguísimo. Parece complicado desde un punto de vista técnico, contigo caminando por la calle haciéndole a la gente cosas horribles.
Sí, creo recordar que nos llevó cuatro o cinco tomas. Todo el mundo tenía algo que hacer respecto a la panorámica de la cámara, yo me tenía que prender fuego y no teníamos permiso (risas), así que teníamos que hacerlo todo muy rápido. Pero salió bien, fue muy divertido.

¿De dónde sale ese interés por el siglo XVIII, los palacios y las pelucas? Lo digo también por estos últimos vídeos.
En realidad fue idea del director, y creo que más que nada fue porque hacía mucho contraste. “Creatures”, la canción, va de vivir en las calles de la ciudad, tomando anfetaminas a diario, robando bicicletas y productos electrónicos… Habla de mantenerte ocupado como drogata. Y el vídeo hacía un contraste enorme con eso, con esos músicos ricos y vendidos, que son lo opuesto a aquello de lo que habla la canción. Creo que se trató, sobre todo, de un tema estético.

Vivimos momentos agitados y turbulentos. ¿Os han inspirado particularmente para estas canciones, o tratáis cosas más personales?
Grabamos la mayor parte hace un año más o menos, antes del Covid. La mayor parte de los temas son cosas de mi propia vida. Todo son cosas que escribí mientras salía de mi adicción a la droga, y un poco mirando atrás. Es algo así como una reflexión sobre mi adicciones. De alguna manera, aprender de ello.

¿Dirías que entonces es un disco más personal?
Sí, sí, aunque todo lo que hago es personal, pero creo que éste lo es un poco más.

“Grabamos la versión de John Prine unas semanas antes de que muriera: una locura”

Me encanta que hayáis escogido una canción de John Prine (“In Spite Of Ourselves”) para terminar el disco. ¿Lo hicisteis por su muerte? (John Prine murió de Covid en abril de 2020).
En realidad la grabamos antes de que muriera. Suelo oír mucho country en Spotify y el algoritmo me llevó a esa canción. La oí por primera vez y pensé que era cojonuda. Teníamos el resto del material del disco ya grabado, pero me pareció que tenía sitio en el álbum. Les comenté a los chicos que debíamos una versión porque habíamos hablado antes de que habría sido bueno tener algún tipo de dueto. Pensé inmediatamente en Amy (Taylor) porque me parecía muy gracioso tener una canción country con su voz. Iba a estar muy bien y efectivamente salió estupendamente. Y sí, la grabamos apenas unas semanas antes de que John Prine muriera. Nos quedamos helados, fue una locura.

Es triste, pero la letra de esa canción es increíble.
Sí, la letra me hablaba a mí de cómo veo las cosas yo también. Es un poco deprimente, pero al mismo tiempo feliz. Halla cosas bonitas en material oscuro.

Me gustaría preguntarte por alguna canción concreta: “6 Shooter”, con ese ritmo implacable, es de las más largas.
Esa canción está en nuestro hábitat natural. No hago nada en ella (risas). Hay grabada una versión conmigo cantando, pero no me gustaba, creo que está mucho mejor sin voz. Cuando tocamos en directo, sonamos así o como “Amphetanarchy”, del primero. Creo que nos encanta tocar este tipo de canciones y seguir y seguir…muchas veces cuando tocamos en directo, una canción del disco que dura tres minutos llega a los quince. Recuerdo la última vez que tocamos en Estocolmo, “Amphetanarchy” acabó durando veintinueve minutos (risas). Y en el escenario parecía que habían sido cinco minutos.

Suele pasar… Entiendo, entonces, que disfrutáis improvisando y tocando juntos.
Sí, sobre todo cuando ensayamos. Hoy hemos estado tocando las canciones de “Welfare Jazz” y “Toad” dura como ocho minutos cuando la tocamos en un ensayo. Mientras que en el disco no pasa de los dos minutos y medio. Probablemente es mi canción favorita.

¿Y “Girls And Boys”? Me ha parecido una de las mejores.
Es la que menos me gusta (risas).

¡He acertado! (risas)
No sé por qué. Bueno, no me gusta nada cómo canto en ella. Pero la canción en sí me gusta. Grabamos una primera versión en Nueva York, en el estudio de Jimi Hendrix (Electric Lady), y nos pareció que era como disco de los setenta. Estábamos borrachos todo el día pasándolo bien en Nueva York, y esa especie de libertad aparece en ella.

¿Cómo os ha afectado esta situación del Covid? Por aquí se ha dicho que la situación de Suecia ha sido mucho mejor que la de la mayoría de los países europeos.
Bueno, no hemos podido girar. Esperamos poder hacerlo, porque algunos habíamos dejado el curro justo antes de que la mierda empezara. Al mismo tiempo, hemos tenido mucha suerte, porque vivimos en Suecia, no ha habido ningún confinamiento, hemos podido seguir trabajando y ensayando. Hemos grabado una cantidad enorme de material, así que tenemos mucho más, aparte del disco. Para mí ha sido la oportunidad de mantener hábitos saludables, no salir tanto de fiesta y reflexionar sobre qué quiero hacer en la vida. Ha sido bueno. La situación es buena para gente como yo, no sé para los ancianos o gente en situación de riesgo. Para mí y mis amigos la vida es casi normal.

Voy a terminar evocando aquella era lejana en la que podías tocar en directo: vuestro concierto en el último Mad Cool, el de 2019. Coincidiste con Rosalía el mismo día. ¿Qué recuerdas?
¿En Madrid? Oh, sí, sí, creo que me acuerdo. No había mucha gente. Tocábamos con una estrella española del pop, sí. Imagino que todo el mundo la estaba viendo a ella (risas). Fue divertido. No me acuerdo mucho del show porque estaba muy borracho, pero estuvo bien. Recuerdo hacer una entrevista rarísima, y al verla después dije: “Cielo santo…”. En ella había retado a Iggy Pop a una batalla de rap o algo así (risas). Me pareció que me había pasado mucho con el entrevistador, pero es lo que recuerdo.

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