Sin revanchismos
Entrevistas / Poncho K

Sin revanchismos

Redacción — 02-08-2010

El quinto trabajo de Poncho K, “Una historia con las manos" es el más interesante, reflexivo e intenso de los realizados hasta la fecha. Una beuna excusa para incluirlo en nuestras páginas

“Una historia con las manos” es la quinta referencia de Poncho K, un disco marcado por una evolución reflexiva. “No ha sido nada premeditado, me he dejado llevar y el resultado está ahí. He descubierto a The Beatles en profundidad hace unos meses y de Dylan solamente he escuchado cosas sueltas. Mis raíces son otras y siguen presentes en el disco. Ahora estoy prestando atención a más música anglosajona y quizás eso se refleje en un sexto trabajo, pero no lo sé ni lo quiero saber”. El artista rinde un claro homenaje a la manera de contar historias de su admirado Kiko Veneno en "Manolito Caramierda", una canción simpática pero que trata de un tema serio. “Esta historia nace de una visión personal cuando pienso en mis años de cole y cuando me entero de un caso en Estados Unidos de un adolescente que mató a sus compañeros de clase porque le hacían la vida imposible según él”. El sevillano, inmerso también desde hace unos meses en una novela (“no sé muy bien los caminos que va a tomar el personaje central, ni cómo va a acabar todo, pero tengo ganas de conocerlo”), ha pisado el freno en temas como "El último sol", en la que colabora Rubén de Pereza. “Somos viejos conocidos. En principio lo invité para que grabase una guitarra pero en el estudio surgió el feeling y grabó tambien la voz”. La tradición del rock urbano de Extremoduro y la realidad callejera son parte de sus señas de identidad. “Me fui a Madrid con mi guitarra y lo puesto a los dieciocho. Dormía en el metro y me ganaba la vida de la manera que podía. Eso es durísimo, pero creo que todos los músicos deberían pasar por ahí. La calle y los barrios son la universidad de la vida. Con esta experiencia ahora valoro mucho más tener una casa, un coche y poder vivir, mejor o peor, de la música”. Tampoco pierde de vista al duende que aparece en forma de alegrías revestidas con giros de sevillanas en "Laureles". Todo ello sin olvidar su vertiente poética reivindicando a Marcos Ana, escritor salmantino de noventa años, enmarcado en la lucha antifascista. “Me sorprendió la obra de este hombre. Lo descubrí a través de mi manager y me di cuenta de que es uno de los pocos autores que, después de pasar un largo tiempo en el talego por motivos políticos, tiene la capacidad de sintetizar lo vivido sin un ápice de revancha”.

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