"Tenemos la sensación de que este disco es un nuevo comienzo"
Entrevistas / Mgmt

"Tenemos la sensación de que este disco es un nuevo comienzo"

Cristina Plaza — 23-02-2024
Fotografía — Jonah Freeman

“Loss Of Life” (Mom+Pop/Popstock!, 24) es el quinto larga duración de Ben Goldwasser y Andrew VanWyngarden, es decir MGMT. Para charlar con ellos sobre su mundo y sobre este nuevo disco hemos invitado a Cristina Plaza, vocalista de Clovis y Los Eterno, así como artista en solitario bajo el nombre de Daga Voladora.

Qué poco queda para que salga el disco. ¿Estáis nerviosos o más bien aburridos ya?
(Ben Goldwasser) Aburridos te aseguro que no. Hemos estado preparando un montón de videos. Además, tengo la sensación de estar haciendo más entrevistas que nunca. Pero quizá sea porque estamos desentrenados.

Empecemos por el final: la canción que da título al disco, “Loss Of Life”, aparece dividida en dos partes: una colocada al final del álbum y la continuación (“Loss Of Life part 2”) al comienzo. ¿De dónde surge esta idea?
(Andrew VanWyngarden) Inicialmente, pusimos la segunda parte para abrir porque pensamos que era un poco absurda. Ahora nos hemos dado cuenta de que concuerda bastante con la temática del álbum: todo final es también un comienzo. Es cíclico, así que poner esa segunda parte para empezar el disco vendría a remarcar esa idea.

"Intentamos no tomarnos a nosotros mismos demasiado en serio"

Tiene una frase bastante llamativa: “Cuando nace el día y la vida se acaba”.
(Andrew) Cuando tienes un hijo se da la paradoja de que traes una nueva vida al mundo y para criar, cuidar y darle todo el amor que quieres, has de aceptar que tu vida anterior se acaba, y tu antiguo “yo”, también.
(Ben) Uno de los temas que exploramos en este álbum es la idea de aceptar el hecho de que el mundo siempre se está acabando, y no es que tenga que parecerte bien, o alegrarte por ello, sino comprender que puedes ser feliz y encontrar razones para seguir adelante, aun siendo consciente de que lo que ocurre en el mundo puede ser horrible.

En “Nothing Changes” aparece el mito de Sísifo, este hombre condenado por los dioses a subir una colina cargando con una piedra…
(Andrew) …y la piedra todo el rato rueda colina abajo y tiene que subirla otra vez.

La letra dice “deja la piedra a un lado”.
(Andrew) Es una idea más bien Zen. Siempre va a haber conflicto, dolor… si tú quieres. Es una cuestión de perspectiva. Puedes sentir esa especie de desesperación existencial constante, o bien puedes ser la roca en la corriente y en lugar de oponer resistencia, dejar que las cosas sucedan. La idea no es convertirte un ser pasivo, sin ganas de vivir, sino encontrar el equilibrio que supuestamente has de alcanzar como persona y que es tan difícil de conseguir.

En lo musical, esta canción me lleva a Bowie en los setenta. Hay algo medio británico en vuestra música y no sé muy bien qué es.
(Ben) Para este disco nos propusimos escuchar más grupos alternativos americanos, pero en general sentimos más afinidad por grupos ingleses. Quizá tenga que ver con el sarcasmo, ese sentido del humor tan identitario, el echar pestes…
(Andrew) …encontrar el humor en lo absurdo…
(Ben) … nos gusta usar todo eso en las canciones; somos gente seria y escribimos canciones sobre cosas reales, pero al mismo tiempo intentamos no tomarnos a nosotros mismos demasiado en serio.

¿Y habéis tenido alguna vez la sensación de que, debido a esa actitud, vuestra música fuese tomada menos en serio?
(Andrew) No lo sé. Creo que eso puede ser más porque somos poco precisos, incluso crípticos en las letras. A alguna gente le cuesta sentirse partícipe de nuestras bromas. ¿Eso quizá restringe el acceso…? No sé.

A veces parece que hay que darse mucha importancia para que te valoren
(Andrew) El autobombo nos incomoda. En este mundo en el que todo es marketing, somos conscientes de que no hacemos lo suficiente por llegar a más gente, pero es que… No podemos con eso. No queremos hacerlo.

Esa es otra: si no haces todo lo posible por ganar más público o por ganar más dinero, entonces eres tonto, o estás loco…
(Ben) Eso nos tocó sufrirlo cuando salió “Congratulations”: estábamos contentísimos con lo que habíamos hecho y de pronto empezaron a decirnos que si estábamos saboteando nuestra carrera, que si era un suicidio... Hasta había gente que pensaba “se les ha ido la mano con las drogas”. Les costaba entender que aquel álbum fuera el resultado de un periodo de muchísima concentración y creatividad, y que había una intención de alejarnos de nuestro debut. Hubo mucha gente enfadadísima porque no hubiera más canciones como “Time To Pretend” o “Electric Feel”.
(Andrew) Para ser sinceros, sí que hubo una reacción… ¿Sabes cuando un calamar escupe tinta? No digo que quisiéramos suicidarnos artísticamente, pero sí queríamos asegurarnos de que las cosas no se iban a ir de madre. No queríamos ser Justin Bieber; tampoco podríamos, pero mmmh… Había un… era como… “No, no; que nadie se equivoque”.

"Las únicas veces que realmente nos hemos peleado han sido después de terminar de mezclar algún disco"

También tenéis algo de género musical. Ya lo pensé con “Alien Days”, y aquí con “Dancing In Babylon”.
(Andrew) Creo que a los dos nos gustan los grupos que juegan con un componente cinematográfico. Creo que, más en este disco que en los anteriores, hemos creado micro-mundos que pueden sostenerse por sí mismos. Hay canciones cuyo arco dinámico las convierte casi en pequeñas historias.
(Ben) En mi caso probablemente haya pasado más tiempo viendo películas que escuchando música últimamente, y durante la pandemia me metí un poco en el mundo de los musicales porque nunca he comprendido muy bien de qué iba todo ese rollo exagerado y medio cursi…

Espero no haberos ofendido con este comentario…
(Ben) ¡No, para nada! Es solo que no he crecido viendo ni escuchando musicales, hasta que algo ha hecho clic y ahora soy capaz de entenderlo un poco mejor.
(Andrew) Es indiscutible que cuando nombramos los temas en este disco –“los ciclos de la vida”, “la importancia del amor”– parecen casi sacados del argumento de una fantasía de Disney… [risas]

Hay una cantidad enorme de trabajo en este álbum. ¿Cuál diríais que ha sido la parte más fácil o más agradable?
(Ben) Algo muy importante para este disco fue que logramos crear una atmósfera comunitaria: siempre había gente pasando por el estudio, se quedaban a comer, y la música que iba saliendo era producto de pasar el rato todos juntos, más que de una tarea que estuviéramos obligados a hacer.
(Andrew) Sí, todas las colaboraciones: desde escribir a Britta [Phillips; de Luna] para ver si cantaba en “Phradie’s Song”, y que al día siguiente lo hiciera. Lo mismo con Yuka Honda [Cibo Matto], que se trajo a Nels Cline [Wilco] y lo metimos en el estudio a cacharrear con las guitarras. Sin presión, sin egos. Nadie andaba preocupado por cómo iban a usarse después sus aportaciones. Todas tienen esa naturaleza amistosa, y me encantan.

¿Y la parte más difícil?
(Andrew) Diría que antes de saber cómo iba a ser el disco, cuando estábamos experimentando y poniendo ideas en común. Ben y yo estamos en momentos vitales muy distintos, parte de la temática del disco, especialmente en una canción como “Mother Nature”, va sobre nosotros dos. Tenemos personalidades muy diferentes y siempre hay que reconfigurarlo todo, aproximarnos el uno al otro. Eso siempre nos cuesta.

Pero parece que os lleváis bien. Y son casi veinte años juntos.
(Ben) Las únicas veces que realmente nos hemos peleado han sido después de terminar de mezclar algún disco, por ciertos detalles que desde fuera podían parecer tonterías. Y de gira. Siempre hemos sabido que salir de gira era duro para los dos porque no estamos hechos para ello. No es que no vayamos a hacer giras nunca más, pero venimos de una situación de parálisis forzada por todo el tema del Covid, y hemos llevado una vida mucho más casera. Y queremos quedarnos así. Somos mejores amigos y somos capaces de ser felices haciendo música, centrados en la parte creativa.

"Estamos redescubriendo qué fue aquello que nos hizo juntarnos y ponernos a tocar"

La primera vez que tocasteis en Madrid, en 2008, Clovis –mi grupo de entonces– fuimos vuestros teloneros y recuerdo una expectación tremenda por veros, una verdadera locura. ¿Echáis de menos algo de aquellos primeros años?
(Ben) Yo no diría “echar de menos”, pero sí me hubiera gustado disfrutarlo más. Fue una época muy divertida pero muy estresante.

¿Cómo pensáis que aguantan esas giras interminables Beyoncé o Taylor Swift? ¿Es solo por el dinero? ¿Son yonkis del escenario?
(Andrew) Les encanta actuar, y subirse al escenario y estar delante de la gente.
(Ben) Piensa en Mick Jagger, o Paul McCartney: llegados a este punto, no puede ser por el dinero. Ni de broma.

¿Puedo preguntar qué es el “té amargo que no permite esconderse” en “Mother Nature”?
(Andrew) Simboliza enfrentarse a la verdad. Es la misma idea que en “Bubblegum Dog”. Da igual qué medio utilices para alcanzar ese punto: si es con drogas o a partir de tu experiencia vital. Es tanto psicodélico como existencial; no hay manera de escapar de la verdad.

¿Y las locuciones que se oyen en “Loss Of Life part 2”?
(Ben) Es un viejo poema del siglo XIII. El padre de un amigo es catedrático de inglés y tenía grabaciones suyas leyendo con esa voz increíble que tiene. Nos mandó algunas cosas y este poema [“I Am Taliesin”] cuadraba perfectamente, y la temática está en total consonancia con el álbum, así que fue perfecto.

Mis canciones preferidas son las menos predecibles, aquellas en las que no siempre elegís los acordes más obvios. Estoy pensando en “I Whish I Was Joking”.
(Andrew) Justo en esa canción, ni siquiera nosotros –que tenemos estudios musicales– somos capaces de identificar los acordes de la estrofa. Vienen de un sintetizador con unas notas asignadas. Intentamos hacernos una idea de cómo podía ser, añadimos algunas partes de bajo y de piano que combinan bien, pero si te sientas y tratas de sacar ese acorde… No tenemos ni idea de cuáles eran las extensiones. Y eso que en el estribillo son los acordes más normales del mundo.

Me refiero también a todas esas partes diferentes con arreglos increíbles e inesperados y que, sin embargo, fluyen de manera natural. ¿Buscáis esos cambios intencionadamente o salen así?
(Ben) En “Congratulations” (y en “MGMT” también) sí que estuvimos intentando hacer las progresiones de acordes más raras que se nos ocurrieran. Incluso en algunas canciones del primer álbum nos lo pusimos como reto personal. Y creo que se nos ha quedado un poco de aquello. Incluso ahora, cuando intentamos escribir algo más sencillo o más “convencional”, hay cosas que no son en absoluto convencionales, pero a nosotros nos suenan normales.
(Andrew) Y hay un deseo mutuo por hacer música pop, creo. Se trata de encontrar un término medio: saber que vamos por una línea en la que uno puede ponerse retos y hacer cosas raras, pero también tiene que ser fiel a sí mismo y a esa parte más popera. Intentamos que todas estas facetas convivan en armonía.

Entre el núcleo duro de vuestros fans existe cierta preocupación porque este pueda ser vuestro último disco juntos. ¿Lo es?
(Ben) Desde luego que no. Tenemos la sensación de que este disco es un nuevo comienzo, en muchos sentidos. Estamos redescubriendo qué fue aquello que nos hizo juntarnos y ponernos a tocar, antes que nada, así que creo que tenemos aún mucho que ofrecer.

 

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