"A pesar de la nostalgia de mi música, anhelo ser un artista de mi tiempo"
Entrevistas / M83

"A pesar de la nostalgia de mi música, anhelo ser un artista de mi tiempo"

Fran González — 20-03-2023
Fotografía — Archivo

Anthony Gonzalez no requirió de pandemias mundiales ni confinamientos asfixiantes para desarrollar un rechazo patológico a la modernidad y a las masas. El alter ego de M83 es feliz en su particular refugio, cómodo entre sus pelis de toda la vida, los discos con los que creció y los libros en los que se oculta del ruido exterior.

Anthony Gonzalez no siente que haya nada ahí fuera que se esté perdiendo, y ese ejercicio de introspección en el que se halla ahora inmerso es el que ha provocado que “Fantasy” (Virgin, 23) sea su disco más personal y un homenaje al eterno adolescente que vive en su interior.

En un momento de nuestra vida en el que la nostalgia se ha convertido en una trampa de la que huir, el artista galo aboga por abrazarla y quedarse ahí, en ese escenario marcado por neones, bestias estilo Henson y sintetizadores a lo Carpenter. Un núcleo creativo en el que Gonzalez ha concebido su noveno álbum de estudio y la excusa para encontrarnos con él en un puente aéreo virtual entre Los Ángeles y España.

Para mí, detrás de tu música no solo hay buenas canciones, sino también grandes historias. ¿No habrá un cineasta frustrado dentro de ti, no?
Bueno, mi hermano lo es, de hecho. Así que quizás lo lleve en la sangre [risas]. La verdad es que sí, tengo esa tendencia natural a crear historias que me permiten evadirme y vivir en un plano un tanto alejado de la realidad. De alguna forma, necesito que todo lo que elaboro lleve ese sello fantástico y cinematográfico que me permita soñar. En realidad estamos hablando de una enfermedad en potencia, francamente, porque hay ocasiones en las que preferiría mil veces permanecer en ese universo en el que nada es real, antes que vivir en el espacio-tiempo que nos rodea. Y eso es complicado, porque dificulta mucho que las personas de mi entorno logren conectar conmigo.



"Hacer un disco que pase de los 60 minutos hoy día es un acto suicida"

¿El hecho de que tu hermano Yann haya trabajado por primera vez contigo para los videoclips de “Fantasy” ha servido para tender puentes entre tu universo y el nuestro?
Absolutamente. Mi hermano y yo tenemos una visión muy similar sobre cómo debe sonar la música hoy día y, por supuesto, nuestra creatividad bebe de fuentes muy similares. Él es cuatro años mayor que yo y desde que éramos pequeños ya hacía las veces de prescriptor musical y cinéfilo conmigo, lo cual era genial. Yo no tenía que hacer nada, tan solo esperar a que él me recomendase los mejores discos y las mejores películas del momento. Él es, sin lugar a dudas, una de mis principales fuentes de inspiración. Siempre que necesito ayuda para mis canciones, recurro a él. Es muy bueno con las palabras y creando imágenes. El hecho de haber podido trabajar juntos para el cuerpo visual de “Fantasy” ha sido todo un regalo y espero que lo podamos volver a hacer en un futuro.

A mí el universo que habéis creado para "Fantasy" se me antoja muy ambicioso para quedarse solo en un disco. ¿Se os ha pasado por la cabeza ampliarlo o trasladarlo a otros soportes?
La verdad es que no, pero no es mala idea. ¿Te importa que te la robe? [risas]. Pensaré en ello. La cosa es que ya de por sí nos parece un álbum muy ambicioso como para llevarlo a otro lugar. Es un disco bastante extenso, y cuando uno se embarca en proyectos así, siempre siente algo de miedo. Especialmente en los tiempos en los que estamos, en los que la capacidad retentiva del público medio está muy trastocada y se exige que los productos sean más inmediatos y ligeros. Hacer un disco que pase de los 60 minutos hoy día es un acto suicida.

¿Dirías que “Fantasy” es un álbum old-school?

Sin ninguna duda. Yo crecí entre los 80s y los 90s, un tiempo en el que ibas a tu tienda de discos local y buscabas el nuevo disco de tu artista favorito de turno y cuando lo tenías en tus manos, no existía nada más para ti. Focalizabas toda tu atención en ese trabajo, durase lo que durase, e incluso, cuanto más largo, mejor. Porque habías estado esperando semanas y meses para que llegara ese momento. Pero ahora, y quizás por culpa de los servicios de streaming, nuestros niveles de paciencia están por los suelos. Escuchamos las dos o tres primeras canciones de un disco y, aunque éstas estén bien, en seguida saltamos a otra pantalla o a otra tarea. La forma actual de consumir cultura, tanto musical como audiovisual, me resulta de lo más triste. Hay demasiadas opciones en todos lados, ¿no te parece? La creación de contenidos se ha democratizado en exceso, haciendo realmente imposible poder consumir todo lo que nos gustaría. Y en un momento de la historia como éste, publicar un álbum como “Fantasy” se siente casi como una declaración de intenciones.

¡Vaya! No mentías con lo de que “Fantasy” es un disco ambicioso.
Lo sé [risas]. Realmente, no tengo unas expectativas tan altaneras con “Fantasy”. De hecho, si con este álbum tan solo consigo llegar a esas personas que, al igual que yo, conciben la música desde esta perspectiva tan “de la vieja escuela”, ya habré sentido que he logrado mucho. Vivimos tiempos muy raros y la vida del artista ha cambiado muchísimo. Ahora ya no solo se nos exige crear música como tal, sino también ser representantes de una marca personal y entrar en una dinámica de desnudo mediático que encuentro de lo más tóxica. Simplemente, no es para mí, y dista mucho de lo que yo entiendo por música. Si yo fuera un fan, no querría saber lo que mi artista favorito hace un fin de semana ni saber cómo luce su salón en un vídeo de TikTok. Querría escuchar su música, y punto, que es a fin de cuentas lo único por lo que, como artista, quiero ser recordado.

Recuerdo cuando publicaste "Junk" que decías estar en un proceso de reconciliación con tu “yo” cantante. Cuesta creerlo, cuando tus canciones más memorables son aquellas que cuentan con tu propia voz.
Ten en cuenta que venía de hacer “Hurry Up, We’re Dreaming”, y que instintivamente el cuerpo también me pedía hacer algo totalmente distinto. Para un artista, no hay cosa peor que estar repitiendo viejas fórmulas y demostrarle al público con ello que no tienes diversidad en tus registros. Ese es el motivo por el que decidí componer “Junk”, para proponerme a mí mismo retos que me permitieran demostrar que no necesitaba sacar el mismo tipo de álbum una y otra vez para que se me tuviera en cuenta como artista. Creo que era un paso que necesitaba dar para también reconectar con partes de mi estilo que creía olvidadas y que ahora en “Fantasy” exploro más a fondo, como esa retrospectiva a mis años de juventud o ese sonido guitarrero que remite al shoegaze. También puede ser síntoma de que me hago viejo, no te lo niego. Cuanto más lejos queda tu juventud, más te esfuerzas por intentar permanecer próximo a esos sentimientos de libertad e inocencia.

"Tocar en directo canciones como “Midnight City” es siempre un subidón increíble"

Ahora, de hecho, nos presentas un álbum completamente centrado en ti. ¿Dirías que la relación con tu yo artístico ha mejorado?
La verdad es que en “Fantasy” la voz está más presente que en el resto de álbumes que he sacado anteriormente, lo cual ha supuesto para mí todo un reto, pues nunca me he considerado muy buen cantante, honestamente. De hecho, tengo una tendencia irremediable a odiar mi voz, pero con el tiempo he empezado a darme cuenta de que, tanto si me gusta como si no, ésta es mi voz, y como tal, debo aceptarla. He empezado a ver mi voz como una herramienta única, con sus escasas cualidades y sus múltiples defectos, pero que es única al fin y al cabo. Es la llave que me permite hacer que mi música sea mía y solo mía, que es al fin y al cabo el gran deseo de todo artista, ¿no? El poder alcanzar un sonido único y personal que nos diferencie del resto. Creo que el hecho de aceptar todo lo bueno y todo lo malo que tienes como artista es también algo precioso.

Hablemos un poco del proceso creativo del álbum. Algunos de tus cortes parecen sacados de sesiones de improvisación. ¿Hasta qué punto hay premeditación o accidentalidad en tus canciones?

Pues yo diría que hay un poco de ambas. El hecho de haber estado durante un año encerrado en el estudio junto a Joe Berry y Justin Meldal, que son mis partners-in-crime en este álbum, me permitió crear una selección de música inmensa. No te exagero cuando te digo que hacíamos como una canción al día. Por supuesto, luego hubo un proceso muy largo de reorganización con el fin de elegir las piezas que mejor se adaptaban, desde la coherencia, al cuerpo narrativo del disco. Pero si hay una idea que destaco de este trabajo y que extrapolo a todas las canciones del álbum, es que éstas fueron creadas desde la intención de ser llevadas al directo y buscar que sean disfrutadas al máximo por el público en un concierto. Principalmente, porque con Joe y Justin hemos creado ese efecto “de banda” que se puede percibir en el disco y que remite a eso, a querer ver a una banda en directo interpretando estas canciones, lo cual creo que la gente va a agradecer mucho.

De hecho, cuando escuché “Kool Nuit” pensé “necesito escuchar esto en directo”.
Vaya, Fran. Pues justo esa no la tenemos dentro del set-list de los conciertos [risas]. Pero después de tus palabras, vamos a tener que hacer revisiones.


Inevitablemente, escuchando “Fantasy” pensamos en los años dorados del cine de aventuras y en esa ciencia-ficción catódica que ha marcado a muchas generaciones. ¿Cómo valoras este empacho de nostalgia que en ocasiones se aprecia en la cultura pop actual?
Es una pregunta muy interesante. La verdad es que no te falta razón, como persona que creció con Star-Wars y con todo este universo de películas de ciencia-ficción y fantasía, siento que en la actualidad no se le está dando un buen tratamiento a las sagas y a todo ese universo que marcó a una generación. Estoy harto de ver que cada seis meses sale una película nueva de Star-Wars, sinceramente, y creo que hablo en nombre de muchos fans cuando digo esto. Esa dinámica en la que se han enfrascado los grandes estudios de cine en estos últimos años donde explotan hasta la saciedad el mismo tipo de película es lo que nos ha llevado a hablar de la peor cara de la nostalgia, esa que está totalmente fuera de control y que ha logrado que aquellas cosas de nuestra infancia que recordábamos con cariño, carezcan ya de sentido por puro desgaste.

Pero mucha gente puede sentir que con música como la tuya se está alimentando ese monstruo de la nostalgia también.

Sí, porque nadie ha dicho que la nostalgia tenga que ser mala, ni mucho menos. Con “Fantasy”, de hecho, hemos creado un pasaje que invita a subirte a ese torrente de nostalgia y recuerdos que, de seguro, retrotraerán a muchos a ciertos lugares de su memoria. Pero hemos tratado de hacerlo desde un tipo de modernidad que fuera acorde a nuestro estilo y que no solo se apoyara en el pasado. Guardando coherencia con lo que nos define, pero también saliendo de nuestro habitual terreno y de nuestros límites creativos. La nostalgia es un arma de doble filo, la cual puede convertirse en algo muy peligroso. Especialmente cuando eres artista, pues te puede llevar a simplemente replicar en bucle aquello que ya hiciste años atrás, y ese es definitivamente un terreno que no quiero transitar. Vivo más en el futuro de lo que parece. A pesar de la nostalgia de mi música, anhelo ser un artista de mi tiempo.

Hablando de esto, ¿cómo es tu relación con tus propios éxitos? ¿Has sentido que en alguna ocasión eran una losa para tu posterior progresión como artista, o incluso has llegado a pensar en dejarlos fuera de tus set-lists?
Para nada. Tocar en directo canciones como “Midnight City” es siempre un subidón increíble. Todo el mundo las canta, todo el mundo las conoce… ¡Estaría loco si las sacara de mis set-lists! Quiero seguir tocando “Wait”, quiero seguir tocando “Outro”, quiero seguir tocando “Midnight City”... En definitiva, quiero seguir tocando las canciones de ese álbum que me hizo reconocido. Pero también quiero darle espacio a canciones que no son tan recordadas y que, bajo mi punto de vista, también merecen ser interpretadas en directo, como “Don’t Save Us From The Flames” o “Run Into Flowers”. Así que la pregunta que yo me hago ahora mismo es, más bien, cómo lograr que en un mismo concierto todas estas canciones tan dispares casen entre sí y acaben comprendiendo un set-list lógico y que ofrezca a la gente la mejor de las experiencias. Bueno, pues en eso estamos, trabajando para lograrlo. Y la verdad es que me emociono solo de pensar en lo que queremos llevar a cabo en directo. Y si yo estoy emocionado, créeme que eso significa que tú también deberías estarlo.

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