“El único fuego que deberíamos ver es en los escenarios”
Entrevistas / Kitai

“El único fuego que deberíamos ver es en los escenarios”

Rubén G. Herrera — 16-11-2017
Fotografía — Archivo

Han pasado dos años desde que Kitai publicasen su LP de debut, Que vienen (Entrebotones, 15). Ahora están de vuelta con Pirómanos, un segundo trabajo producido por Juanma Latorre (Vetusta Morla) y que presentaron en directo el pasado 3 de noviembre en la sala Joy Eslava de Madrid. De este nuevo álbum, de la aportación de Juanma Latorre y de otras más cosas estuvimos charlando con ellos.


En poco tiempo os habéis convertido en un representante del rock nacional. Ya no sólo el tópico de “banda revelación”, del que se abusa. Es que se os ha llamado “banda estelar”. Al veros, se habla también de la vuelta del público joven a conciertos de rock. Y, por último, Pirómanos ha estado entre los discos más esperados del año. La prensa os trata bien, ¿no es así?
(Alex) A ver sí... Chicos, ¿vais trayendo el jamón por aquí? (risas). Esto nos sorprende que lo digas, de verdad. Pero creemos que ocurre porque hemos sido una banda siempre en el barro, desde que empezamos; constantes desde el inicio. Pero más allá de méritos propios, es una alegría que hagamos amigos en la prensa, que disfrutan oyéndote, al igual que en otros ámbitos profesionales.
(Edu) En cuanto al público, bueno... nosotros vemos que es más bien diverso. Y mejor. Nos gustaría ser ese grupo que no encasillen por la edad de sus fans, que sea más un ecosistema vivo: desde un señor mayor a el típico loco disfrazado con una máscara de lobo (risas).

También las cámaras son complacientes con vosotros. Kitai es una explosión visual muy bien estudiada y milimetrada. Os habéis convertido en el grupo que ha “simbolizado”, por así decirlo, algunos de los últimos festivales; como ocurrió con Sonorama 2016, o en Resurrection Fest 2017… El juego de sacar a Deiv y toda la batería en procesión por el público ha sido una idea muy original, y los medios lo han inmortalizado.
(Alex) Creo que lo has definido muy bien; no somos una banda que nos limitemos a desarrollar sólo la música. La imagen está forzosamente englobada en la producción de una banda de rock, aunque alguien te lo niegue. Nosotros siempre la cuidamos mucho, y por suerte nos hemos rodeado de algunos grandes profesionales… como Mauri D. Galiano, o Jorge Guasch, que ha desarrollado nuestro último videoclip, o Juan Pérez Fajardo en la fotografía de este último disco. Todos nos han ayudado muchísimo. Y nada es casualidad tampoco; El show en directo debe ser algo teatralizado, casi con un guión, porque es la única forma de que esto avance, y porque forma parte de esa búsqueda que es la explosión que llamamos Kitai.
(Fabio) Quiero hacer un paréntesis para comentar que flipamos, literalmente, con Rammstein en Resurrection Fest 2017. Hasta el punto de decir: si algún día yo puedo hacer una obra de teatro plasmada con tanta energía, quiero que sea lo más parecido a eso...

Pirómanos redunda en esa quintaesencia de emoción incendiaria de toda alma rockera. No en vano, ya sabemos que Kitai es una expresión rusa, traída por Alex, que significa “lo que está dentro”. Pero también es una desgraciada casualidad el título del disco, para con un tema tan grave y tan de actualidad como lo son los incendios forestales, que todavía en estos primeros días de otoño nos siguen acechando...
(Fabio) Nosotros pensamos que, lógicamente, el único “fuego” que deberíamos ver es el que se da encima de un escenario. Algunos tenemos familia y buenos amigos en Galicia y nos sentimos muy apenados por todo lo ocurrido; recién venidos además del festival Morrasound… Nuestras herramientas de promoción han tendido a ser algo más sutiles por eso mismo, porque es una putada increíble para las tierras más verdes de nuestro país, con vistas de alucine y parajes increíbles, que se están perdiendo de la noche a la mañana. Nuestra intención con este álbum es el de generar un sentimiento de despertar de la conciencia. Hablamos de la “llama interna” que hay en cada uno.

Las temáticas del disco redundan con diversidad de matices en esa exploración. Ahí está, claramente, Fuego en la Radio. Pero también hay hueco para lo bizarro, lo experimental, y lo menos convencional. Ahí están títulos como el de Nací caballo... Decidme, ¿cómo se explica esta canción? ¿Es que alguno de vosotros necesita un mamporrero? Y luego a esta le sigue Animal, ¿estáis más bestias que nunca?
(Alex) Nací caballo es la canción más jodidamente extraña del disco. Cuando estábamos en el estudio con nuestro productor, Juanma Latorre (Vetusta Morla), nos dijo “este tema tiene que entrar, porque es el más raro en todos los sentidos: letra, melodía…”.
(Edu) Esta línea busca pegar una hostia, dentro de la esencia Kitai. En el orden del disco, viene después de Lejos, que es la más lenta, y es un giro que probablemente nadie se espere al escucharlo al completo. Es como cuando dejas a un niño jugar sólo y se pone a crear cosas y a improvisar, sin prejuicios ni nada predefinido; pues algo así nos ha pasado aquí...

En general, ¿cómo creáis las canciones y su respectivo apartado lírico?
(Fabio) La verdad es que cada una nace de un contexto distinto o son traídas de diferentes maneras. Todos participamos casi por igual en el trabajo de las canciones pero, afortunada o desafortunadamente, no hay una fórmula concretar en nuestro caso. Nací caballo, por seguir con el ejemplo, es una canción que habla de una musa que te contagia y que quiere llevarte a un lado oscuro. Lo que ocurre es que el tipo de lenguaje que se emplea está basado en la sugestión; la explicación se basa en lo sugerente, no en la lógica o la racionalidad. Si le das vueltas al significado oculto, puedes entender lo que se quiere decir. Y sale puramente de la experimentación.
(Edu) Hemos abandonado, en cierto sentido, las “lecturas automáticas”, y queríamos detenernos en la revisión de nuestras letras. Es nuestro disco con más contenido, el más largo, y el que más letras tiene.

"Esto es Kitai 2.0, así que todo lo que viene a partir de ahora va a ir a más"

Se ha notado la mano de Juanma Latorre en el sonido.
(Alex) Buscábamos una oxigenación en esta producción. Hacerla nuestra, pero con una fuente de inspiración externa, y el contacto con Juanma fue lo que nos lo hizo posible. Surgió de forma natural, en los locales de Ritmo y Compás, a cuyo equipo mandamos un abrazo desde aquí. Comentando jugadas sobre cómo queríamos enfocar el nuevo disco, Juanma se entusiasmó con nosotros, ya que seríamos la primera banda que él produciría. Él sabe, desde dentro, cómo funciona una banda, por lo que su ayuda ha sido un éxito y se ha convertido en una gran amistad. Pero también ha estado ahí José Caballero de Neo Music Box en Aranda del Duero, que hasta se terminaba quedando a dormir con nosotros (risas). Es genial contar con gente que te despierta ilusión.

En este disco, habéis recuperado la vieja canción H2O, ¿con qué intención?
(Alex) Elegimos algunas de las antiguas para que hubiera una continuidad con la nueva etapa. Vas arrastrando canciones que la gente coge cariño y entre ellas estaba H2O. Juanma nos hizo una propuesta, añadiendo capas electrónicas y sintetizadores. Tras años de tocar ese tema, nos hizo sacar esa “sonrisita de gorrión” que se te pone cuando oyes un tema tuyo nuevo reconvertido.

La pregunta siempre más tramposa es la de las influencias. En este nuevo disco se añaden guiños a bandas que ya estaban en vuestra boca cuando la prensa os pide referencias musicales. Entre algunos sonidos familiares, está Muse; ese bajo inicial de Riviera Maya que rememora al inicio de Time Is Running Out de los británicos. También en los recursos vocales; ese rango vocal de Matt Bellamy que llega al falsete C#6… Alex lo simula en cierto modo.
(Fabio) Yo ese parecido del bajo no me lo había planteado. Pero ahora que lo dices… esa línea groovie con cromatismos… Sí, se parece. Los cuatro amamos a Muse y creemos que nunca podría ser una mala influencia en ningún caso. Pero a medida que ha pasado el tiempo, nuestras influencias se han ido unificando, porque vamos creciendo juntos como personas y nuestros lazos se van haciendo como todos a una. Las ideas o discurso musical que queremos transmitir funciona ya casi como uno solo. Blur, Kasabian, Biffy Clyro nos encantan y uno acaba siendo lo que escucha. Creemos que estamos todos en un mismo camino.
(Alex) Como apunte muy guapo sobre el tema influencias, ha llegado un punto en que, sin que nos demos cuenta, cuando componemos un tema, decimos “esto va en la onda de Cadáver Exquisito, en la línea de Rise Against, Red Hot Chili Peppers… y al final todo esto es un proceso en el cual nos vamos dando cuenta de lo que hacemos y nos ayuda a consolidar nuestra propia historia.

Es fundamental el saber conceptualizar lo que se está haciendo. También están los apodos a las canciones. En este disco hay algún título que se quedó con el apodo originario, ¿no es así?
(Alex) Te podemos contar miles de anécdotas aquí (risas). Nosotros ponemos nombres beta que al final se acaban quedando. Mira Nací caballo, o Riviera Maya. Cuando estamos componiendo y tenemos la pizarra, no es momento para pensar en un título… Apuntas cualquier tontería y al final se queda el nombre que más rápido sale. Los nombres surgen a veces así, y luego resulta que cuando cerramos el disco, decimos ¿Rivera Maya, cómo la llamamos... Me Siento Bien? Algunos nicknames se quedan para siempre…

Los grupos nunca suelen mojarse en esta pregunta… ¿Qué canción destacaríais?
(Alex) El disco está pensado para que funcione como un tiro y vayan todas las canciones en una misma línea. Nos gusta que los cortes duren poco, que sean canciones breves. No sé… nos gusta Desierto por esa parte épica de los estribillos. O Tirar a matar que es algo psicodélica, ochentera. O Animal, que a mí me lleva como al funk-rock californiano con algunos elementos nuevos.

Hemos arrancado la entrevista con gran optimismo respecto a vuestra carrera y la atención mediática recibida… ¡Contadme algo malo!
(Fabio) De cara a medios, poco… alguna crítica mala, pero no es lo normal. En las redes tampoco, pero alguna nos han soltado... Cuando abrimos para Pony Bravo en Joy Eslava en 2012, nos llegaron algunos tweets o notificaciones de gente que nos decían “prefiero quedarme en casa comiendo pipas antes que ver a los Kitai esos…” (risas). Ahí no sabes qué pensar… ¡Pues vale tío! Pero son comentarios aislados…
(Alex) Un punto, no negativo, pero sí real, es que muchas veces los medios no te hacen caso. Pero es algo que tenemos absolutamente asumido. Es normal que hagan más caso a una banda que llevan 20 años, te guste o no te guste. Es normal dar más atención a los veteranos.

Habladme de vuestros comienzos. Pero de los comienzos de verdad, cuando Alex y Edu aprendían a tocar y cantar con una guitarra en el parque de El Retiro.
(Edu) Fue bonito, ahora lo pienso y parece súper lejano, aunque apenas hace unos seis años
(Alex) Se mantiene la misma relación especial entre nosotros. Nos conocimos sin tener ni puta idea de música ni de absolutamente nada (risas).
(Edu) Nos creíamos que íbamos a comernos la vida haciendo vídeos en Youtube, o yo qué sé...
(Alex) Pero sí teníamos la firme idea de montar una banda, y de hacer única y exclusivamente eso. Íbamos a renunciar a todo lo que teníamos a nuestro alrededor para dedicarnos a eso. Fue una etapa bastante dura, pero, curiosamente, lo que más nos costaba no era hacer música, sino encontrar a gente que se involucrase. Pasaron varios bajistas y baterías. Nosotros exigíamos ensayar casi todos los días, así que imagínate. Fabio vino desde Canarias.
(Fabio) Vine a estudiar Publicidad pero tan pronto me dieron la beca me pillé un bajo de la hostia (risas). Pero al fin y al cabo fue para mí crecimiento personal y artístico así que lo invertí bien (risas).
(Alex) Esa inversión que él hizo fue genial para que hiciéramos canciones maravillosas como Kitai o Luz artificial. Cuando empezamos a componer los tres entró David, y ahí se engrasó la maquinaria.
(Edu) Deiv añadió la experiencia. Él venía rodado de muchos proyectos, de Nueva York de la escuela de música Drummer Collective. Estaba participando en un montón de cosas y cuando escuchó el grupo decidió unirse con la misma ilusión que nosotros. Centramos nuestra base de operaciones en su local de ensayo y desde entonces hasta ahora.

"Él (Juanma Latorre) sabe, desde dentro, cómo funciona una banda, por lo que su ayuda ha sido un éxito y se ha convertido en una gran amistad"

Más atrás aún en el tiempo. Alex, tú eres de origen ruso, ¿te criaste aquí? Y lo más importante, ¿habrá gira de Kitai por Rusia alguna vez?
(Alex) Soy de madre rusa y padre español, y me crie aquí desde los cinco años. Pero mis raíces son rusas y si me conoces un poco me las notarás bien. Pero nunca he ido a Rusia y, efectivamente, uno de los sueños es una gira por allí. Eso puede ser brutal. Pensamos que puede ser una ventaja, el no tener la barrera lingüística en aquél país y sin duda vamos a intentar aprovecharla.

Hay quien dice que para entrar en la historia del rock, más que hacer buenos discos, que también, hay que entrar en su anecdotario, el anecdotario del rock. Y quizá vosotros eso ya lo habéis hecho tempranamente. Para financiar este disco lo hicisteis mediante el concurso en el Torneo virtual de tenis de la Mutua de Madrid Open. 10.000 euros que os llevasteis entre tres premios. Es casi todavía más divertido recordarlo ahora, tiempo después, en retrospectiva.
(Fabio) Fue por plena necesidad, eso sí (risas).
(Alex) Tardamos hasta en publicarlo oficialmente porque nos daba vergüenza. Llegó David y planteó la oportunidad. Y había un nivelazo: youtubers, gammers… Intentamos darlo todo aunque fuera para ganar el último premio. No sabíamos a qué nivel de exigencia había que estar. Pusimos dos plays, ya en el estudio de grabación y preproducción. Todos los días hasta las 4 de la mañana estudiando el juego. Por la mañana llegábamos al local con Juanma Latorre, que nos veía con las ojeras... Cuando se lo intentábamos explicar era peor aún. Cuando conseguimos los tres premios, ni Juanma ni nosotros nos lo creíamos. Con todo esto hemos aprendido que lo que nos propongamos, si nos esforzamos, podemos conseguirlo.

Para terminar: el evento en Joy Eslava marca un hito histórico en vuestra carrera. Hay bandas que han tardado décadas en poder tocar en la céntrica y esplendorosa sala madrileña.
(Alex) La ilusión que tenemos es inmensa. El objetivo es que la gente lo disfrute. Estamos como niños pequeños en toda esta última etapa. Es el show que más hemos preparado en nuestra carrera. Hemos decidido dar un paso más a nivel de escenografía también, para que la gente lo flipe.
(Deiv) Somos conscientes de dónde estamos, y del paso al que nos enfrentamos. Pero esto es Kitai 2.0, así que todo lo que viene a partir de ahora va a ir a más.

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