Este trabajo supone una evolución hacia la sencillez…
J.U.: Nuestro tercer disco es el menos autoconsciente y el que más rápido hemos grabado. Es en el que menos nos hemos planteado desde el principio como queríamos sonar y hacer las cosas. Partimos de la reedición del primer disco el año pasado. No queríamos seguir tocando el mismo repertorio en directo. Compuse algunas canciones y varias personas insistieron en que ese material debería ser grabado. Y el papel de Javier como reactivador ha sido esencial.
J.E.: Los temas estaban concebidos de forma más básica que en los anteriores, con menos trabajo de arreglos posterior, queríamos que los temas funcionasen ya con su acústica, al margen de los detalles que se incorporan después. Hemos trabajado estos temas con muchos menos elementos con respecto al segundo disco.
J.U: La composición del disco ha sido más natural. En los otros discos hemos contado con el estudio casero de mi hermano Daniel para grabar. Entonces teníamos horas de estudio interminables y podíamos perdernos en ese magma de sonidos, probar, experimentar… Pero en este caso, hemos grabado en Estudios MOTU. Y éramos mas conscientes de que cada pista valía su dinero, teníamos que alquilar el estudio.
J.E.: Por eso, el sonido de este disco es más directo. Y precisamente lo mejor del disco es esa urgencia. Quizás alguien eche de menos el preciosismo del primero pero confiamos en que se valore esta urgencia.
¿Cómo ha sido el proceso de grabación con respecto a los discos anteriores?
J.E.: Había una colección de temas nuevos tan buenos que era una pena no aprovechar para grabarlos. Entonces, lo que hicimos unos cuantos, fue decirle: “Jon, vamos a grabar esto”
A.R.: Javi y yo grabamos las bases en un día, el pasado mes de diciembre. Acabamos la grabación del disco en marzo de 2019. Primero hicimos Javi y yo la base. Y luego ya Jon fue preparando las guitarras, voces, otros elementos… Luego se mezcló todo entre diciembre y marzo pasado. Han sido muy pocas horas de grabación.
¿Hasta qué punto ha influido la forma de trabajar en el estilo musical del resultado?
J.U.: Las canciones de este tercer disco obvian las salidas de servicio, intentando avanzar por el camino más recto, por encima de los arreglos, que pueden tomar demasiado tiempo y pueden desnaturalizar el resultado. En este caso, creo que se ven claras las raíces norteamericanas. Como en los discos anteriores, vuelve a haber muchas referencias musicales, pero no quiero que parezcan premeditadas, no lo son. Creo que siempre se han asociado determinadas referencias a Cantina Bizarro, como por ejemplo, Marc Almond. No es una de las referencias habituales, y me gustaría que, al menos en este disco, hubiese algún fan suyo que viese la conexión. Es alguien a quien adoro. Pero, últimamente no escucho mucha música, no me veo como catalizador para saber lo que está bien o de moda. Siempre acabo con unas cuantas referencias que son muy mías.
A.R.: Yo, que antes de miembro, era seguidor de la banda, y siempre le he visto un rollo australiano a Jon.
J.U.: Eso siempre ha estado ahí, pero no vamos a dejar fuera a gente como David Bowie, en su etapa más glam, o a Bob Dylan, Leonard Cohen… Intento que no se vean de una forma muy expresa, que sea más algo sugerido. Es cierto que detrás de mi música hay muchos nombres, las influencias son infinitas, pero no me gustaría que se viese que la música que hago es una sucursal de esto.
J.E.: Siempre se han repetido y asociado esas influencias a este grupo y queríamos romper con el tópico. Y también a nivel de la imagen, aunque el disco sea una evolución lógica de los anteriores.
Hablando de imagen, precisamente tú eres el autor de la carátula. ¿Con qué premisa la diseñaste?
J.E.: La idea era romper con la imagen que venía siendo habitual en los discos anteriores de Jon Ulecia: eran bonitos, elegantes, oscuros. Y queríamos romper esa imagen. Por eso, este disco tiene un punto un poco más melancólico. Y la portada tiene colores claros, lleva texturas cromáticas que representa las texturas sonoras, y mucha crudeza. Y también, ciertas imperfecciones, como las hay en el disco, son buscadas.
"La idea era romper con la imagen que venía siendo habitual en los discos anteriores de Jon Ulecia: eran bonitos, elegantes, oscuros. Y queríamos romper esa imagen"
¿Por qué el título “Striptease”?
J.U.: Queríamos un título muy normal y que funcionase tanto en inglés como castellano. Y es porque hay un par de canciones en castellano –“Extraños”, “A tus pies”–, son mis primeras canciones en castellano. El trabajo de escritura de las letras siempre ha sido un poco arduo, y quería ponerme un reto. Si repito las mismas fórmulas, me hubiera sentido insatisfecho. También quería encontrar una seguridad que no encontraba de forma natural. Quería intentarlo de forma diferente para adquirir un poco más de sabiduría, para avanzar.
¿Cómo trabajas las letras?
J.U.: Los temas que me inspiran son bastante universales, como el amor, desamor… Pero mis letras no suelen tener una historia, son las frases sueltas las que me llaman la atención y veo si son dignas de incluirse en un tema. No cuento historias con una narración…
¿Esa vuelta a la sencillez de las canciones se plasmará en la actitud de los directos?
J.U.: Los conciertos no van a cambiar. Nuestros directos seguirán como siempre. Nunca tratamos de repetir en el escenario los mismos arreglos de las canciones. Los sustituyes por caña, distorsión.… La producción del disco no se puede llevar al directo. Quizás las canciones, al ser ahora más directas, van a ser mas sencillas de llevar al directo. Pero mi idea para los directos es seguir siendo tiernos, por una parte, y también virulentos.
¿Qué planes tenéis tras la publicación de este disco?
J.E.: El objetivo principal era grabar esas canciones y sacar el disco, pero no hacer conciertos de cualquier forma. Queremos mover el disco todo lo que podamos. Haremos algunos conciertos, pero a partir de septiembre.
¿Cómo recordáis un bolo tan memorable como el que firmasteis el año pasado en el Auditorio de Barañain junto a una banda mítica como The Pretty Things? (crónica aquí)
J.U.: Fue muy bonito tocar con esos señores, que eran como unos abueletes a los que escuchabas y tocaban increíble. Nos quedamos muy a gusto, lo disfrutamos todos.
J.E.: El hecho de tocar en un auditorio impone más que en una sala porque la gente tiene los cinco sentidos puestos en ti. No es como en una sala, donde la gente está bebiendo, hablando, te escuchan o no… En un auditorio, el público está sentado y lo único que tiene que hacer es verte y escucharte. Cada fallo se nota mucho. Un auditorio impone más, aunque también suena mejor. Con The Pretty Things tocamos muy cómodos y muy bien.
¿Cómo se reparten los roles en una banda dominada por el nombre de un miembro?
A.R.: Este proyecto siempre ha sido el sueño de Jon.
J.U.: Pero quiero dejar claro que no me gustaría hacer de menos a la banda y dejarla en segundo plano. Yo no funcionaría sin ellos. No es una cuestión de jerarquización, sino de fórmula. Desde que yo me desvinculé de otras bandas hace como 15 años, ya me puse con este nombre. Quizás al principio era demasiado pensado y proyectado. Y creo que, en realidad, esto debe venir con el tiempo; me refiero a posicionarte como un artista que tenga éxito.
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