El arte de la música
Entrevistas / Jeff Mills

El arte de la música

Lluís S. Ceprián — 12-11-2002
Fotografía — Archivo

A estas alturas ya nadie duda de la genialidad de este artista de Detroit. Jeff Mills se encuentra en el periodo más prolífico de toda su carrera. “At First Sight” (Axis/Sónar Music, 02) es su última creación y supone la materialización de todas sus sensaciones más obsesivas.

Después de un largo periodo sin apenas dejarse entrevistar, Jeff Mills pasó dos días en Barcelona para atender a los medios de nuestro país. La verdad es que me esperaba a una persona hermética, más acorde con el personaje que le vemos interpretar tras la cabina de Dj. La primera de mis sorpresas fue comprobar su aspecto frágil. Ciertamente, su apariencia es semejante a la de un personaje de ciencia ficción de serie B -ojos grandes, mirada reflexiva, inexpresividad...-. En definitiva su presencia tenía un halo que pocos artistas son capaces de transmitir. Tras una segunda jornada de mil y una preguntas, se dispuso a responder las mías con sosiego, pero también con un remarcable entusiasmo –un aspecto de agradecer-.

“Hace seis años me imaginaba preguntándole al ordenador la manera de abordar un tema”

“At First Sight” es la cuarta entrega del joven sello barcelonés Sónar Music, que es la división discográfica de Advanced Music, la entidad responsable del Festival Sónar, entre otras muchas actividades. Para empezar ¿qué mejor que preguntarle por su nuevo disco? ¿Qué ocurrió con “el primer grito”? “¿Qué ocurrió? Pues que empecé a pensar que la música que solía hacer era una continuación de lo que ya había hecho en los noventa. Me propuse buscar un nuevo sonido para construir el nuevo techno, sin pensar en los discos de Kraftwerk ni en los temas del viejo techno. Por eso en este disco he hecho una primera toma de contacto con todas estas nuevas estructuras”. Los temas lo que conforman han sido compuestos a lo largo de los dos últimos años. Mills ha basado sus creaciones en propuestas mucho más conceptuales. Su motor estimulante pasa por trasladar a la música colores, formas, sensaciones, conceptos o sabores. Mills titubea y apunta: “Te parecerá un tanto extraño, pero (vuelve a dudar)... De acuerdo (se lanza). Yo tenía veinte imágenes mentales pensadas para la portada del disco. Más que en imágenes me quería centrar en un color. Fue realmente raro. En el estudio tengo una puerta que es de chapa de cobre; recuerdo que, un día, el reflejo de la luz del sol en la puerta creó un extraño color parecido al de la sangre. Entonces pensé que ése era el color que quería para la portada del disco, lo que me llevó a trabajar el concepto de algo ensangrentado. De ahí surgió la idea del primer grito del bebé recién nacido. Esta es realmente la gran influencia del disco”. Por el entusiasmo proyectado con sus explicaciones, da la sensación de haber quedado plenamente satisfecho con su nuevo trabajo. Está claro que el sonido obtenido es más orgánico que sus anteriores “Lifelike” y “The Art Of Connecting”. ¿Habrán tenido algo que ver los acontecimientos del 11-S? “No... (larga pausa)... O quizá sí (risas). No lo sé, puede que de cara a los próximos lanzamientos lo haga. Lo cierto es que, en este mundo en el que vivimos, es bastante fácil gastar mucho tiempo en el espacio, cuando tenemos tantos problemas aquí. Quizá encuentre este camino a través de mi música. Actualmente le damos muchos usos a la música. La utilizamos para hacer videojuegos, para experimentar... y todavía nos queda mucho por aprender”. Tras esta respuesta, su mirada se pierde en un vaso de zumo. El genio de Detroit, uno de los constructores primordiales del techno ha multiplicado sus actividades en los últimos años. Además de ser uno de los Dj´s más solicitados del planeta, escribe discos y también libros. De hecho, antes de componer, toma notas en las que describe las sensaciones que después trata de transformar en música. Hace poco acabó un guión cinematográfico para una película que se filmará en Lisboa, Detroit y Barcelona. Además está preparando su próxima banda sonora. “Lo cierto es que estoy fascinado con las películas de Alfred Hitchcock; sobre todo con ´Los pájaros´. Es una película con colores muy vivos que tiene una banda sonora extraña. Es una película aislada, es un punto y aparte. Es como una ciudad fantasma en el medio de ninguna parte. Pero será algo que medite con tranquilidad cuando vuelva a Chicago”. Me pregunto cuántas horas debe “malgastar” para dormir. Volviendo al nuevo disco, ¿podemos hablar de novedades a estas alturas? “Sí, ha habido algunas. Una de ellas ha sido la de construir las tensiones como si se tratasen de escaleras. Si escuchas el primer tema, titulado ´The March´, las líneas de tensión se combinan casi como si fueran escaleras. Primero el ritmo sube, luego se para. Hay una elevación para luego bajar otra vez. Es una reminiscencia de una maratón, donde un grupo de personas corren juntas y a la vez. Hay momentos en los que hay un estirón y luego vuelve todo a la normalidad. Nunca antes había trabajado de esta manera. En otra canción, titulada ´Stark (Detroit Story)´, incluyo los sonidos del ordenador dentro de unas secuencias complejas. El resultado final son interpretaciones que hace el ordenador a partir de mis aplicaciones. Por lo tanto no es un sonido que componga yo directamente. Hace seis años me imaginaba preguntándole al ordenador la manera de abordar un tema. Hoy, por fin, he conseguido que la máquina haga sus propias aportaciones”. ¿Quien había dicho que el techno estaba estancado?

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