El año del mono
Entrevistas / Arctic Monkeys

El año del mono

Joan S. Luna — 03-02-2006
Fotografía — Archivo

Todo lleva a pensar que estos cuatro chicos de Sheffield van a ser el grupo de la temporada. Lo eran ya antes de que plastificaran “Whatever People Say I Am, That’s What I´m Not” (Pias/Domino), su esperado debut discográfico. ¿Cómo lo han conseguido? Con sus vitaminados conciertos y permitiendo que todo su repertorio circulase en Internet. Ahora, encima, tienen contrato con Domino y el apoyo de muchos.

Según los medios británicos, “Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not” se ha convertido en el disco más vendido de la historia en el Reino Unido durante su primera semana en el mercado, superando a “Definitely Maybe” de Oasis y al debut de una de las estrellas del televisivo Popstars. Curioso dato, aunque poco relevante si el disco no nos gustara. Pero resulta que sí, que el debut discográfico de estos jovencitos de Sheffield no está nada mal. Un buen puñado de canciones directas y efectivas que entienden el pop británico desde una perspectiva rock (la producción es la principal culpable), firmadas por un grupo que debe estar haciendo novillos en el instituto para aprovechar su momento. Diecinueve o veinte años de edad, acné en las mejillas como para tener que pasarse por Corporación Dermoestética con urgencia, el talento suficiente para firmar del tirón un disco salpicado de hits para la nueva generación (“I Bet You Look So Good On The Dancefloor”, “When The Sun Goes Down”, “Fake Tales Of San Francisco”, “Dancing Shoes”, “The View From The Afternoon”...) en el que combinan –a su manera- la tradición británica de toda la vida (The Jam, The Kinks, Buzzcocks, The Yardbirds) con el rollo más moderno de Oasis, The Libertines o incluso The Hives. Curioso, viniendo de un grupo de Sheffield, tierra de más dada a acoger a artistas como Cabaret Voltaire o The Human League.

"Nos vamos a cuidar mucho de no convertirnos en algo que no queremos ser"

Tras citarnos en Colonia (Alemania), donde finalmente la entrevista no se llevó a cabo, aprovechamos la visita fugaz del grupo a Barcelona (actuaban a las tres de la madrugada en una de las más activas salas de la ciudad) para encontrarnos de nuevo. Alex Turner (guitarra y voz), Jamie Cook (guitarra), Andy Nicholson (bajista) y Matt Helders (batería) acaban de llegar de una visita al Camp Nou. Nos saludamos, momento en el que Nicholson y Helders se escabullen para dirigirse a la barra del hotel en el que hemos quedado. Allí les espera un grupo de hooligans a los que parecen conocer de toda la vida. Me atienden por tanto Turner (verdadero cerebro del grupo) y Cook, un tipo afable, pero con un acento más cerrado que el de un labriego de Tomelloso. Hablar sobre la marcha que les espera en el templo barcelonés del indie esa misma noche sirve para romper el hielo. Continuar preguntándoles por su punto de vista sobre “Whatever People Say I Am, That´s What I´m Not” resulta algo casi obligado.

"No pusimos en marcha este grupo para imitar a ninguna gran banda, lo hicimos porque nos aburríamos"

(Turner) “Hemos trabajado duro para conseguir que cada canción tuviera su personalidad y para que cada una de ellas sonara lo mejor posible. No nos ha preocupado demasiado hacer un álbum como un conjunto, si no que hemos preferido ir canción por canción, haciendo pedacitos y sumándolos. Una vez estaba todo claro sí que hemos dedicado mucho tiempo a cosas como el orden de los temas o detalles por el estilo”. (Cook) “No tenemos muy claro dónde estaremos creativamente mañana o pasado, pero sí sé que este disco es el retrato exacto del momento por el que estamos pasando ahora”. Pero echemos la vista atrás y veamos cómo fue el trayecto entre enchufar las guitarras y convertirse en el grupo del momento. (Turner) “Empezamos con esto en 2002. Nos juntábamos y ensayábamos cada semana. Al cabo de un tiempo nos planteamos tocar en directo en nuestra ciudad o en los alrededores. Así hasta que grabamos una demo y conocimos a un chico que nos hacía de manager y conducía la furgoneta. Nuestro nombre empezó a sonar en Sheffield e hicimos otra maqueta que regalábamos a quien la quisiera. Tocábamos para unas doscientas personas y las canciones empezaron a circular por Internet, con lo que cada vez teníamos más y más público... hasta llegar aquí”. Aunque lo más interesante del asunto es descubrir en qué momento Arctic Monkeys tomaron conciencia de que lo suyo iba en serio, de que podían empezar a rentabilizar sus actuaciones y recuperar el dinero invertido en montones de CD-R´s. (Turner) “Bueno, creo que seguimos... intentamos no convertirnos en un grupo demasiado serio, ni darle a lo que está sucediendo más importancia de la que tiene. No estamos aquí para ser... lo importante para los cuatro es continuar divirtiéndonos y no vamos a echarlo a perder por tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos. No queremos que esto nos desborde, con lo que nos centramos en nuestra música y en hacer buenas canciones. Las cosas han ido muy rápido, mucho más de lo que podíamos imaginar”. Quienes sí parecen tomárselos en serio son el resto de músicos británicos. De momento, personajes como Noel Gallagher o Alex Kapranos no se cortan un pelo a la hora de dedicarles elogios. (Turner) “Somos grandes fans de Oasis. Nos compramos ´Be Here Now´ cuando salió y era genial. Por eso nos sentimos muy halagados cuando Noel Gallagher o Richard Ashcroft o Ian Brown hablan bien de nosotros, pero no somos grandes fans de Franz Ferdinand”. (Cook) “Hay artistas muy interesantes ahora en Inglaterra y si hablan bien de nosotros siempre nos vamos a alegrar”. Si yo tuviera su edad y su popularidad posiblemente me temblarían las piernas pensando en la que se me viene encima. Viéndoles sentados frente a mi tan tranquilos, me da que su fulminante éxito no les ha quitado el sueño. Aunque de nuestra conversación hace más de dos meses y las cosas han ido a toda máquina desde entonces. En su visita a Barcelona ni siquiera despertaron demasiada expectación entre una prensa que ahora luchará por hacerse con una entrevista con los chicos. ¿Hay miedo escénico pues? (Cook) “No, tampoco se trata de eso... no”. (Turner) “No paramos para evitar pensar en todo lo que nos rodea. Hemos escrito ya un puñado de nuevas canciones y las meteremos en un nuevo disco. Podríamos haber incluido alguna en el primero, pero no queríamos que se publicaran hasta que las considerásemos acabadas”. (Cook) “No vamos a sentarnos a observar cómo funciona este disco como todos esos grupos que se pasan dos años esperando y esperando... Nos gustaría tener un nuevo trabajo en unos meses”. (Turner) “Somos unos tipos corrientes (risas). Nos vamos a cuidar mucho de no convertirnos en algo que no queremos ser”. (Cook) “Por lo que a mi respecta, me gustaría que nuestras vidas continúen siendo como eran antes de empezar esta locura”. Quizás no sea tan fácil. La presión mediática, la lucha de egos, los fans, las groupies... muchos son los grupos que no soportan el peso de la fama y las débiles columnas sobre las que se levanta su pequeño reino se agrietan con pasmosa facilidad. (Cook) “Montamos esta banda porque éramos amigos y continuaremos siéndolo”. (Turner) “Siempre hemos discutido bastante y por eso somos un grupo. Pero no se trata de egos, se trata de que queremos hacerlo bien y eso a veces nos pone nerviosos (risas)”. (Cook) “Cuando no estamos con la música pasamos gran parte de nuestro tiempo juntos, charlando, saliendo por ahí, lo que sea”. Una de las cosas más sorprendentes del fenómeno o del hype (todo dependerá de nuestra desconfianza) en torno a Arctic Monkeys es la facilidad con la que sus canciones y su propuesta han conectado con el público, sobre todo con el más joven (de ahí que haya quien esté esperando ya para despedazarles, como si nunca hubiera tenido diecinueve años). El hecho de que ellos mismos sean prácticamente unos adolescentes incrementa la empatía de los fans, pero con eso no habría suficiente. Esa identificación no existiría del mismo modo si la gente no les hubiera descubierto en Internet y en conciertos modestos

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