"La música que yo hago debe respetarse"
Entrevistas / Bad Gyal

"La música que yo hago debe respetarse"

Yeray S. Iborra — 21-03-2018
Fotografía — Pablo de Pastors

Bad Gyal da un paso de gigante con “Worldwide Angel” (Pure Records/Canada, 18): sonido de vanguardia, productores de bandera. Y un trasfondo de curro intenso. La catalana ha aprendido a ceder y a esperar, palabras de otra generación. El resultado: una mixtape –la segunda en tres años– disfrutable aquí y en Reykjavik.

Pasar de pantalla es sencillo, siempre y cuando uno sepa cuál es el siguiente nivel. Pero si éste no está escrito, hay que inventarlo. Y “Worldwide Angel”, la última mixtape de BBad Gyal, marca nuevos caminos: letras espontáneas, todo un ceviche lírico, pero amarradas a un sonido de vanguardia (el que más). Dancehall, pero mucho reggaeton, dembow e incluso EDM. Ha habido curro detrás, y muchas “cesiones” ante los productores que le han construído el aparato.

De hecho, Alba Farelo (Vilassar de Mar, 1997), aka Bad Gyal, reconoce que con el único involucrado en el largo que no ha habido discusión ha sido con El Guincho, que ha actuado de árbitro. Tal vez fruto de la experiencia universalista de Pablo Díaz-Reixa amasando el sonido, el trabajo esté destinado a que pegue aquí y en Reykjavik. Y es que las decisiones de la catalana le están llevando a cotas que nadie de su generación había alcanzado fuera de nuestras fronteras, y que la emparentan más con carreras como las del propio Guincho o Delorean que con otras propuestas de la nueva escena urbana. Lo dijo de ella Yung Beef: suena exportable.

Farelo decide que la conversación debe darse al aire libre. Estamos en la semana más fría del año, y está lloviendo en Barcelona. Pero hay costumbres que no cambian. Mientras lía, responde (al principio tan sólo un paso por encima del sueño profundo). Con el paso del rato, entra en la conversación, y lo que le sorprende, lo remarca. Sabe cuando toca ser seria y se aleja del discurso de sus coetáneos en casi todo. Ella: trabajo, trabajo y trabajo (siempre a lo Rihanna)... Y piques, los justos. Dos no bifean si uno no quiere.

No me intimida que un productor sea super tocho: mi voz se respeta

Los meses de curro han ido más allá de lo musical para Bad Gyal. E incluso la han llevado a Jamaica (MondoSonoro estrenó hace unos días un documental sobre su viaje). Allí ha perfeccionado el baile. El head top –paso del twerk donde la cabeza reposa sobre el suelo mientras el cuerpo da vueltas– no anda tan lejos, asegura. Es su próximo objetivo, aunque deberá esperar... “¿Qué hora es?”, pregunta Farelo. “Seis”, responde Alba Blasi, de Canada (y miembro de Extraperlo). “Vamos bien”. Ambas marchan en unas horas a EEUU. América espera a la dancehall queen.

Suenas internacional, lo decía incluso Yung Beef.
¿Qué decía?

Yung Beef dijo en una entrevista, antes de que saliera tu nueva mixtape, que eras lo más exportable de la escena...
Sí.

[Alba Farelo responde parca, hasta que llega un enorme café con leche en vaso]

Una vez en el mercado la mixtape, me resulta curioso que suene tan a disco, tan empacada.
Tal vez esto se de porque los productores que han currado en ella ya sabían más sobre mi sonido…

¿Has trabajado codo con codo con ellos?
Con Dubbel Dutch ha sido algo más planteado, pero los demás me han pasado el beat y listos. Con Dubbel Dutch es con quien hemos trabajado más. Pero con el resto ha sido un poco a mi manera: ‘palante y lo que salga, salga’. El 80% de la mixtape sigue estando grabada en mi casa.

¿Qué hace que todo suene más uniforme, entonces?
El método de las canciones no ha cambiado. Hay un mastering muy potente, eso sí. [Vlado Meller, por cuyas manos han pasado Kanye West o Frank Ocean, se ha encargado de esta parte de “Worldwide Angel”]

Tampoco parece haber cambiado la forma de escribir las letras...
No están nada pensadas, son frescas. Mi forma de componer es: primero las melodías, luego los freestyles, y a grabar. Es muy rápido todo. Porque los freestyle, si lo dejas mucho rato, pierden... El método es el de “Slow Wine” (Canada, 2016), pero tengo más conocimiento de mis estructuras, de grabarme yo sola…

Ha pasado más de un año desde “Slow wine”, ¿no sientes que te caducan rápido las canciones comparado con cuando las subías a Youtube?
Sí, me he sentido así incluso antes de publicar según qué cosas. Currando con según qué productores que quieren hacer muchos cambios me he cansado de algunas canciones por llevar demasiado tiempo haciéndolas. Mi método no es esperar: ‘Esta canción, ¿está guapa? Mixing y fuera’. Que sea lo más real, lo más parecido al momento posible. Pero bueno, repetir la estructura de bolo es mi trabajo, y curro heavy para sacar cosas nuevas. Y vale la pena. Ahora me siento muy bien con lo que voy a cantar porque define los últimos seis meses de mi vida. En directo últimamente estaba cantando mi año pasado, y ya me quedaba muy lejos.

¿Cuál ha sido el papel de El Guincho, en todo esto?
Lo que te comentaba con Marc (Dubbel Dutch)... Yo tenía claro que me molaba así o de la otra manera y en cambio él, el productor, no cedía. Y esto es un equipo de gente. Y a veces hay cosas que no acaban de sonar. Pues El Guincho me ha ayudado a sacar lo mejor de cada tema, tanto en mezcla como en estructura.

¿Esto es una novedad para ti? ¿Ceder?
De la forma que yo soy… Cada vez que alguien revisa algo… [Hace que ‘no’ con la cabeza] No se hace nada que yo no quiera, y con estas cosas hay discusiones. Pues son temas intensos. Curro con gente super potente pero esta es mi música y tengo la última palabra. Yo no dejo de tener una postura crítica, a mi no me intimida que un productor sea super tocho. Y quiero que mi voz se respete. Al final hemos llegado a treguas en los temas. Yo te doy esto y tu me das aquello. Hay temas que no són 100% como yo quería y otros que no son 100% como el productor pedía.

¿El conflicto te ha llevado a algún sitio mejor del que estabas?
A veces sí y a veces no. Pero normalmente, cuando me he discutido, no. Con El Guincho no me he discutido, porque él entiende el ‘no’. Y él ha pillado una cosa básica: ‘Alba, ¿tú que quieres? Tienes que tener la voz en todo esto’. El tipo de música que yo hago debe respetarse o mueren mis ganas. Adiós a mi naturalidad si me pides mil cosas…

¿Se dan demasiado las colaboraciones de mail en este rollo? ¿Quieres mantener relación estable con los productores?
Pues sí. Mira con Pablo, Fake Guido, con él hemos ido evolucionando juntos. Los productores están muy en nuestro mismo momento, les interesa el mismo sonido. Los productores te escriben porque quieren hacer algo guapo que les llama la atención, algo que no pueden hacer solos. Y hay buen rollo, acaba habiendo sensación de familia. Todo el mundo que está en mi mixtape al final nos hemos hecho colegas. E incluso con algunos hemos dicho: ‘Tenemos que hacer cosas por la música juntos’. El caso de Florentino o el mismo Fake Guido. Y esa amistad te hace tener las ganas de montar una fiesta en Apolo porque sí.

En el disco convive una idea de club, gracias al beat marcado de las producciones, con arreglos que hacen el contenido mucho más pop. Que invitan a escuchar a mucha más gente…
Este disco puede ser consumido de forma inocente y sin que te interesen estos estilos de música. Pero a la vez es algo muy nuevo y la gente que lo escucha y sabe de dónde vienen así lo entiende. Puede llegar a mucha gente... Pero no es música para todo el mundo o para ir de fiesta. Este es un paso heavy de cómo mostrar muchos tipos de sonido en una tape. No es algo nuevo de dancehall o de reggaeton, son mutaciones que a mi me molan de todos esos estilos. Y alguien que sabe de esto y ha escuchado de forma pura reggaeton, dancehall, dembow, de Puerto Rico, Jamaica o Panamá, puede relacionar esta tape y encontrarle el interés. Esto no es sólo música para bailar.

¿Tu idea es no quedarte estancada en Sónar Reykjavik, con un público muy especializado, pero a la vez tampoco aferrarte a los medios convencionales como han hecho otros artistas como C. Tangana?
Hay gente que se las apaña para hacer su carrera siendo él mismo y otra que tiene un interés económico o de llegar a la masa muy heavy y necesita hacer otras cosas para que todo explote. Yo quiero hacer lo que me gusta, que todo sea natural. Si siento que si no es así me voy de mi esencia, y me pongo triste e insegura. Me crea mucha inseguridad pensar que todo esto me transformará en una Tangana. Con todo el respeto hacia él. Pero me has puesto un ejemplo muy fácil. No me quiero convertir en alguien súper masivo, vamos. Y no quiero olvidar por qué empecé a hacer música.

¿Qué renuncias has hecho por cuestiones industriales?
He tenido que hacer un esfuerzo por esperar. Porque yo hubiese sacado temas del tirón. Tal vez eso es lo más concepto disco de esta mixtape, que he sabido esperar. El paso más industrial que he hecho es aguantarme.

Los temas de los que hablas en la tape sí han cambiado...
Ya no canto “PAI”, han pasado dos años. Y si lo hago es por mis fans, pero no por mi.

Hay muchos raperos que cantan sobre cosas que ya no viven: calle, drogas y demás… Tu me dijiste la primera vez que hablamos que tu esencia sería la misma siempre. Pero en “Internationally” cantas a tus viajes, por ejemplo.
Yo sólo puedo hablar de lo que me está pasando. Sino me caduco y fuera. Igual hay gente que escribe muy bien y pueda estar dos días con una letra, yo digo que mis letras no son tan buenas porque son de la basurilla que tengo en la cabeza en ciertos momentos.

¿Hay algo que te dé vértigo de la vida que muestras en “Internationally”?
Dejar de ser yo. Perder mi esencia como persona. Este mundo está podridísimo y la gente es una puta mierda y no sabes quién te quiere por lo que eres o por lo que te esto te hace ser. La música no sería uno de los trabajos menos tóxicos, digamos. A mi esto me ha influido en mi vida, y he vivido cosas que me lo han hecho pasar mal.

¿Sientes presión? ¿De tu público?
La gente nota los cambios… Me escriben y me dicen: ‘Ya no me gustas, ¡has cambiado!’. Y yo lo siento mucho. Pero yo estoy aquí y ahora. ¿Cómo quieres, loco, que te hable de cosas que me pasaron hace dos años? Es imposible. Mi público es muy joven, además. Pero hay algunos que me hablan de la evolución, de mi trabajo, y me gusta creérmelo por ahí. Ver que hay gente serena que te dice bien, vas bien... ¿Por algo me voy mañana a hacer no sé cuántos putos mil bolos a EEUU, no?

Hablas como si tuvieses muy claro hacia dónde vas.
Soy consciente de lo que quiero, sí. Yo, insisto, me he tenido que aguantar cosas, tengo la capacidad de hacerlo. Yo soy consciente de lo que quiero. Tengo una parte muy consciente de lo que quiero.

¿Ha cambiado mucho lo que quieres desde aquel “PAI”?
Lo primero que quiero, aunque suene hippie, es ser feliz, no volverme loca. Y últimamente me estoy diciendo más que quiero ser rica. Coger un vuelo cada día, plancharme el pelo, la ropa, estar liadísima, tener a todo el mundo sacrificándose por tirar esto adelante… Es cansado. Espero que todo me dé frutos y poder currar de una forma regaladísima el resto de mi vida, ser artista y hacer lo que hago ahora pero con tranquilidad. Creo que estoy en la bisagra. Llevo dos años aguantando a Sony España y a otras multinacionales, y ahora están saliendo cosas no sólo de aquí, y se están esperando por cómo soy yo. Y podría haberme asegurado ya unos cuantos años, pero quiero que todo pase a mi manera. Pero bueno, en esencia, quiero permitirme estar un año sin hacer nada, sólo música, ni un bolo…

¿Cuesta manejarse con el dinero si viene tan de golpe?
Yo iba tirando y estuve un mes que no sabía si dejar el curro o no y después ya no he tenido puta necesidad de trabajar. Y no, yo no estoy nada acostumbrada a ganar lo que gano ahora, y no sé cómo me cambiará la cabeza esto. Me dices hace un tiempo que facturaría esto, loco… Y sin aceptar ningún contrato… Ahora si quiero me puedo comprar un piso. Y esos son los frutos. No soy rica, pero he sido lista. He guardado dinero y puedo sentir que lo que hago ahora servirá de algo, para no volver a hacer barras de pan al menos.

¿Tienes en cuenta lo que gana quien trabaja contigo?
La verdad es que sí. Por suerte tengo a mi madre, que dios la bendiga, que es la crack de los números. Y eso es una suerte infinita porque nadie como ella me llevará la pasta. Y cuando vemos que alguien puede cobrar más, lo hacemos. Cuando han habido cambios todo el mundo lo ha notado. Ayer un colega me decía lo que cobraban los músicos jamaicanos por ir de gira, y eran como 20 o 50 pavos. Y yo, ¿enserio loco? Y Yo que decía que me sabía mal cuando no podía pagar más… En comparación, esa peña está fatal. Yo no estoy explotando ni engañando a nadie, estoy siendo coherente. ¿Por qué voy a pagar porcentaje si puedo pagar sueldo fijo?

¿Con esta tape tienes otra idea de directo?
Los cambios del bolo son más pasito a pasito. Cuando hemos visto algún fallo hemos cambiado, el bolo de “Slow wine” no tiene nada que ver con cómo era al principio, ahora va de puta madre. Y con las nuevas canciones será otra vibra pero a nivel técnico, más o menos. Para en Apolo si que quiero hacer alguna locura.

¿Tipo?
No quiero hacer spoiler. [ríe]

¿Podremos ver en directo alguien más que tú cantando y bailando y alguien detrás soltando beats?
Puede ser. Pero no se irá mucho más que eso. Habrá coreos nuevas. Bailando quiero aprender lo máximo. He estado en Jamaica aprendiendo a bailar, de hecho.

¿Cómo fue por allí?
Estuve a finales de enero y fue muy guay. Aprendiendo a bailar a saco. Como artista espero que todo aquello me de algo, poder hacer más locuras. A ver si algún día puedo hacer el head top. [Ríe] No sé, ya llegará.

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