Preservando el legado
Conciertos / Yes

Preservando el legado

8 / 10
Miguel Amorós — 06-05-2024
Fecha — 03 mayo, 2024
Sala — Sala Paral·lel 62, Barcelona
Fotografía — Hara Amorós



Yes hizo las delicias de un público, de corte adulto, con muchas ganas de disfrutar de una de las bandas históricas de lo que se dio en llamar rock progresivo. Curiosamente, a nivel de popularidad, no han envejecido tan bien como otros “dinosaurios” de su época, como Pink Floyd, Genesis o King Crimson que, hasta hace poco, llenaban espacios bastantes más grandes que el de la Sala Paral·lel 62, pero el virtuosismo, la pasión y entrega que demostraron encima del escenario tuvieron su reconocimiento en ese público fiel.

Cierto es también que, aunque por la banda han pasado casi una veintena de músicos, ahora mismo de la formación que les hizo más populares, solo queda su guitarrista Steve Howe, y que a sus 77 años, sigue mostrando su maestría. De las tareas vocales se encarga desde 2012 Jon Davison, que tiene un registro tan similar a Jon Anderson que hizo que no se le echara en falta, además tocó guitarra acústica y percusiones (por cierto, Davison era amigo de la infancia, e incluso tenía proyecto común, con el fallecido Taylor Hawkins, batería de Foo Fighters). Del bajo se encarga desde 2015 Billy Sherwood, un multiinstrumentista, compositor, productor, etc. que, aunque no tiene el mismo carisma del también fallecido Chris Squire, defendió a la perfección esas estructuras a veces tan complicadas. A los teclados desde 2011, aunque formó parte de Yes anteriormente, Geoff Downes que, sin los trajes apoteósicos de Rick Wakeman, tiene interiorizados esos ambientes majestuosos tan característicos de la banda. Y a la batería, manteniendo esa vibrante base rítmica y sincopada, Jay Schellen, el más nuevo, pero que ya en 2016 empezó a sustituir a Alan White, cuando su enfermedad le debilitaba, y que entró de facto en 2022 cuando falleció.

El concierto se anunciaba dentro de la gira europea “The Classic Tales of Yes Tour” y el repertorio prometía un recorrido por los temas más representativos de sus más de cincuenta años de música. Y así fue. Evidentemente que en las dos horas efectivas que duró el concierto, muchos de sus “éxitos” se quedaron fuera. Por ejemplo, no hubo ningún tema del emblemático “Close to the Edge” (72), ni del “Relayer” (74) (dos de las obras de su época dorada), y cada uno tendrá sus preferencias, pero nos hubiera gustado escuchar el “Long Distance Runaround”, que tanto encanta a la banda granadina Los Planetas.

Antes de empezar, el público que llegó con tiempo, pudo recrearse con una exposición en el hall de la sala con los trabajos del artista y diseñador Roger Dean, cuyo arte ha decorado bastantes portadas de Yes y también de otros grupos.
Así que tal y como se anunció, puntualmente a las 20:00 horas, empezó a sonar un extracto del “The Young Person´s Guide to the Orchestra” de Benjamin Britten y al momento salió toda la banda junta al escenario para arremeter con el tremendo “Machine Messiah”. Más de diez minutos de ese exuberante rock progresivo extraído de su poco valorado disco “Drama” (80). Siguieron con la placentera “It Will Be a Good Day” y se enroquecieron con “Going For the One” con Howe a la “steel guitar”. Viaje a “The Yes Album” (71) para que el público se emocionara con el “I’ve Seen All Good People”, con esos espléndidos juegos vocales tan marca de la casa y esos trepidantes cambios de ritmo.

Sabido es que en sus primeros discos hicieron múltiples versiones, personalmente creo que una de las mejores fue el “America” de Simon & Garfunkel. Pues con ese tema, pero en versión instrumental, siguieron y de nuevo para lucimiento de Howe, que dicho sea de paso, es el “culpable” de elegir el setlist de la banda, así que porqué no escoger temas donde la guitarra pueda brillar.

Él mismo se encargó de anunciar una canción muy antigua, de hace “solo” cincuenta y cuatro años, el precioso “Time and a Word”. Cambio a algo más rítmico con uno de sus singles de más éxito “Don’t Kill the Whale” contra la caza de ballenas. Y cierre de la primera parte con la acústica, lírica y emotiva “Turn of the Century”, con esa triste pero bonita historia dedicada a ese anónimo escultor que intentó capturar la imagen de su amante enferma, y que marcó uno de los momentos más memorables de la noche.

Intermedio para recuperar fuerzas, la edad no perdona, y atacar la compleja “South Side of the Sky”, que pocas veces han tocado en directo y que sirvió para que Downes mostrara su destreza a los teclados. Después presentaron el fresco “Cut from the Stars”, por lo menos un tema del que ha sido su veintitresavo álbum de estudio “Mirror to the Sky” (23). Para llegar a lo más esperado de la noche, esa larga pero reducida suite del imaginativo “Tales from Topographic Oceans”. Resumir en “apenas veinte minutos” algo que duraba en su origen ochenta, no fue tarea fácil, pero se saboreó con ganas. Para el verdadero fan de la banda fue un autentico gozo y con esto ya mereció la pena el valor de la entrada.

Bises consabidos con los clásicos “Roundabout”, coreada por todo el público y la envolvente y evocadora “Starship Trooper” con exhibición de Sherwood.
 Los actuales Yes son muy conscientes de que su trabajo y entusiasmo consiste en llevar al directo los álbumes de estudio que marcaron una era, preservando el legado de más de cincuenta años, y lo hicieron con la mayor de las pasiones. El público también lo sabe y lo aceptó con el mejor de los agrados y, vistas las caras, con mucha satisfacción.

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