En realidad, el quinteto de Orange County nunca se disolvió, y si aparcaron Atreyu fue sencillamente para salvar su amistad. “Sencillamente acabamos uno poco quemados. Estuvimos más de diez años tocando sin parar y comenzamos a sentirnos a disgusto. En ese momento era importante para nosotros hacer una pausa”. Algunos de sus miembros iniciaron otros proyectos, tan recomendables como los I Am War del cantante gritón Alex Varkatzas -junto al Bleeding Through Brandan Schieppati– y Hell Or High Water del batería y cantante melódico Brandon Saller. Los cinco miembros de Atreyu vuelven ahora con fuerzas renovadas, con las mismas armas, con el mismo ramalazo hard rockero, pero con ideas frescas, dispuestos a reconquistar el metalcore melódico que ellos abanderaron a finales de los noventa, un subgénero ahora masificado, que consideran huérfano de nuevas bandas interesantes. Y falto de buenos solos de guitarra. “Honestamente, esta es una de las razones por las que hemos vuelto. Solo unas pocas bandas en los últimos cinco años han hecho cosas que nos han excitado. Con este disco queríamos recuperar el viejo espíritu, aquello que habíamos sido”.
La buena acogida del single adelanto, el bombazo “So Others May Live”, con un riff monolítico y unos coros infalibles marca de la casa, fue el espaldarazo definitivo. “Ese tema tiene todos los elementos clásicos de Atreyu y a la gente parece que le gustó”. Y también encandiló al sello Spinefarm Records, la casa de bandas como 36 Crazy Fists, Anti-Flag y Bullet For My Valentine. “Nos parece un sello muy guay. Mostraron mucho interés en la banda y se están portando de maravilla con nosotros”. Producido por Fred Archambault (Avengend Sevenfold, Valiente Thorr, Lostprophets), “Long Live” es algo así como un encabronado puñetazo en la mesa, pero también una celebración, una oscura oda a la vida. “Las letras hablan de todo lo que hemos pasado. Atreyu nunca morirá”.
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