Reeling

Tras años madurando su propuesta, la banda de Liverpool liderada por Lia Metcalfe debuta con las ideas claras y sin trucos en la manga. Sus canciones giran en torno a la voz poderosa de la vocalista, envuelta en una ferocidad guitarrera y rítmica que evoca por momentos la contundencia del grunge sin aditivos: para los no iniciados, corriente norteamericana de finales de los ochenta y primeros de los noventa, salida de la Costa Noroeste del país, que puso de acuerdo la crudeza del punk con las guitarras del rock duro.

En su estética y melodías también pueden encontrarse trazas del romanticismo desatado de bandas casi olvidadas de finales de los ochenta y primeros noventa como All About Eve (por ejemplo, en la majestuosa “Dangerous”), e incluso del sustrato de blues primario de la PJ Harvey más asilvestrada (“Old Friends/Die Hard”). En realidad, yéndonos más cerca, “Reeling” puede verse como una versión cruda, intensa y sin complejos de sus coetáneos Wolf Alice antes de que estos se metieran en el túnel de lavado de la producción. Pero todo está hecho con la suficiente personalidad para que no suene a fotocopia.

En cualquier caso The Mysterines son hoy una interesante anomalía (alguno hablaría de anacronismo), cuyo debut inspira a través de la convicción apasionada con la que la banda presenta estas doce canciones grabadas en pleno periodo pandémico. La cantante afirma que confinamientos y otras incomodidades alentaron una tensión dentro del grupo que ha acabado beneficiando a canciones con el cuchillo entre los dientes como el single “Life’s A Bitch (But I Like It So Much”), “Hung Up”, “Reeling” o “The Bad Thing”. Pero el cuarteto es capaz de ampliar registros hacia el pop guitarrero sin perder mordiente (“All These Things”), o el blues teatral (“The Confession Song”), quizá anticipando próximos movimientos.