Interzona

DiscosLa Plata

Interzona


8 / 10
Fran González — 07-03-2025
Empresa — Sonido Muchacho
Género — Post punk

Tenemos la tremenda suerte de haber coincidido en tiempo y espacio con un generoso número de bandas nacionales que han resucitado a golpe de guitarra y urgencia joven los tropos del descontento y el inconformismo post-punk. Sin embargo, más afortunados somos de atestiguar cómo algunos de estos proyectos no se bastan únicamente con recorrer el camino de terceros, sino que también elaboran el suyo propio a partir de una apetente mirada creativa que evoluciona sin frenos ni inseguridades.

“Interzona” nos llega, por increíble que parezca, tan solo siete años después de que La Plata se presentaran con nombre propio de la mano de “Desorden” (18), su debut y uno de los incunables imprescindibles para entender la nueva ola del indie patrio. Sin embargo, poco tiempo les bastó a los valencianos para rehacer su hoja de ruta y reinventarse, constatando con “Acción directa” (22) que dónde dije digo, digo Diego. Abierta la veda y demostrados los dones excepcionales de su ejercicio, la banda nos entrega con su tercer disco una prueba más de su inherente querencia a expandir horizontes, apostando en esta ocasión por una producción casi manierista en la que el cuidado por el detalle prima por encima de la premura.

Pero lo verdaderamente meritorio del nuevo trabajo de Escriche y compañía no es tanto el hecho de que este desarrolle la valiente transición estilística que ya comenzamos a intuir en su anterior largo, como sí hacerlo de una manera orgánica e instintiva que no pone en riesgo la identidad de la formación. La libertad y el gusto por el experimento que su producción revela (a la intensa evolución de “brillando siempre” nos remitimos), así como sus confiadas apuestas de triunfante tino (como el maridaje entre voces por parte de Diego y Patricia en temas como “cerca de ti” o “mirar atrás”) son garantía de poder disfrutar de algunos de los mejores golpes entonados por el conjunto che, tan dispuesto a jugar como a pisar sobre seguro.

Respetando la continuidad atmosférica que tres años atrás enunciaban con temas como “Volar” y formulando su particular rediseño del sonido ruta, la banda claudica con mesura al poder del sintetizador, encontrando espacio tanto para el escapismo noctámbulo (“música infinita”, con su consiguiente epílogo instrumental en “5am”) como para el paisajismo eléctrico (con un etéreo “ruido blanco” salpicado de aceleradas síncopas). Aunque ni mucho menos la subida de bpms será óbice para que la banda nos muestre sus cartas más sensibles de acústica reverberada y narrativa onírica, dejando para el último cuarto del disco las rémoras del discurso de una generación castigada (“la vida real”) pero siempre dispuesta a amar sin límites (“bien conmigo”).

Entre la pista de baile y la introspección, La Plata se vale del ritmo plástico para mirar hacia dentro y sorprendernos con una propuesta que va a más con cada escucha. Valencia vuelve a latir de orgullo con el regreso de la que es ya una de las bandas insignia de su escena.

 

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