“Una reinvención en toda regla que debemos recibir con los brazos abiertos”, decíamos en esta misma cabecera sobre Jack Peñate al reseñar su segundo disco, hace... ¡diez años! Quién iba a pensar que tras publicar el estupendo “Everything Is New", el inglés guardaría silencio durante una década hasta publicar su tercer álbum a finales de 2019. El silencio, todo hay que decirlo, ha sido relativo, puesto que ha ejercido como productor para otros artistas, aprendiendo junto a Paul Epworth (quien es co-productor aquí), y ha publicado algún sencillo suelto... pero, en sus propias palabras, se sentía "físicamente incapaz de grabar otro disco". Una etapa difícil que se ve reflejada en las letras de este álbum: por si darle a una canción el nombre de un antidepresivo (el escitalopram de “Cipralex”) no es suficiente, en “Prayer” habla de “intentar ser lo que no se es”, de “esperar a que pase la tormenta” en “Swept To The Sky” o de “caer para sentir la belleza del dolor” en “Let Me Believe”.
Evidentemente esta década no ha sido como la imaginábamos en 2009 para quien triunfaba con “Pull My Heart Away”, pero parece que Peñate ha iniciado un nuevo capítulo en su vida, y no podía empezarlo mejor: los singles de presentación, “Prayer” y (sobre todo) “Murder” hacían presagiar que la espera había valido la pena, y así ha sido. Además de las dos citadas, tenemos la preciosa “Cipralex”, el poema musicado “Gemini” (es un extracto de “The Rhyme Of The Flying Bomb” de Mervyn Peake), la electrónica “Round And Round” o la más contenida “Swept To The Sky”. Todas ellas son grandes ejemplos de que Peñate aún tenía mucho que contarnos, aunque a él mismo le haya costado darse cuenta del todo.
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