Wondrous Strange

Atrás quedaron los tiempos en los que Jack Peñate aspiraba a convertirse en una gran figura, en base a discos de indie-pop esplendoroso como fueron “Matinée” (XL, 07) y (sobre todo) “Everything Is New” (XL, 09) –ambos al amparo del prestigioso sello XL–, que a su vez incluían canciones tan vistosas como “Be The One”, “Tonight's Today”, “My Yvonne” (con Adele), “Pull My Heart Away” o “Second, Minute Or Hour". El británico juega ahora en otra liga diferente y, desde su asumida posición en un segundo plano de popularidad, continúa publicando música que quizá cabría entender como reflejo de su propio estado emocional.

“Wondrous Strange” es un trabajo melancólico y ampliamente introspectivo, que se sitúa cerca de autores como Sufjan Stevens, S. Carey, Fleet Foxes, Father John Misty o Bon Iver. Un álbum en el que el londinense apura su capacidad para emocionar con canciones elegantes y cuidadas, también sentidas y podría intuirse que honestas, que extrapolan el propio poso del autor con la intención de proyectarlo directamente sobre el oyente. Un objetivo que Peñate consigue, de manera intermitente, a lo largo de algunas de las diez nuevas piezas que conforman el que es su cuarto álbum de estudio. La obra alterna temas menos interesantes con gemas como “Swirling”, “Wing”, “Son”, además de la instrumental “Wondrous” que ejerce como apertura o la final “Sleep”. Un elepé que, en todo caso, mantiene un equilibrado y lógico aspecto global, en el que su autor se maneja con tranquilidad, buen trazo y no pocos arreglos (en ocasiones, incluso demasiados).

El músico, que regresó hace cinco años con “After You” (XL, 19) tras una década de silencio, se sitúa en unas coordenadas definitivamente alejadas de las de sus comienzos, amparado por una madurez desde la que entrega un disco que cuenta con un buen puñado de canciones bonitas y bien parecidas, como aporte personal a un invierno en el que encajan y al que aportan algo de calidez. No es poco para un artista que en otra década pareció aspirar a la gloria del estrellato y que ahora se “conforma” con, de tanto en tanto, regalar un conjunto de hermosas composiciones a quien quiera seguir escuchándole.