Visones
Discos / Campamento Rumano

Visones

7 / 10
Holden Fiasco — 16-06-2022
Empresa — Discos Banana / Bowery Records
Género — Punk

Pues, mira, un nuevo Ep de los Campamento Rumano. Igual te ha pasado como a mí, que ibas cualquier día por la calle sin pensar en nada y de repente se te ocurría preguntarte: oye, qué será de ellos, ¿se habrán vuelto a Transilvania? Pues, no, mira, estaban trabajando. Bueno, estaban. Siguen siguen entre nosotros y han vuelto para regalarnos alta peletería musical. Un surtido de cinco canciones inflamables y arrojadizas, más finas y abrigadas aún que el cuero curtido de un animal pilífero: tres por la Cara A, dos por la Cara B. Te lo cuento, sí, pero casi, pienso, lo mejor que podrías hacer, si quieres un consejo, es oírlo tú y hacerte una opinión. Al fin y al cabo, no te va a quitar mucho tiempo: en cinco minutos, te lo has escuchado entero.

El disco, y de ahí mis chistes sospechosos sobre la industria de pieles, se titula Visones. No sé a ti, pero a mí, cada vez que intento decirlo, me pasa lo mismo. Me sale cantado, usando la melodía de aquel estribillo de Los Gritos: “Veo Visones…” Y así todo el día. La culpa es mía, lo sé. Lo han grabado en Pookah Sound Studios, de la mano de Mike Ether, y sale a distribución por obra y gracia de Discos Banana y de Bowery Records. Dicen en los créditos que Álvaro Heras lo arregló un poco, vamos, que metió algún arreglo. Te lo dicen ellos mismos en “Lo saben todos menos tú”, donde han dejado una de esas frases tan suyas que se podrían hacer camisetas: “si no tienes pasta, mejor delinquir.” Así que… si no te lo compras, húrtalo. Te lo llevarás hasta con funda. En la portada, para que lo pongas en cualquier repisa de casa, tendrás una imagen de unas señoras engalanadas, descansando en un banco del Retiro o del Parque de Doña Casilda o hasta del Parque de los Hermanos, sobre un fondo amarillo, con las letras sobreimpresionadas del grupo en osamenta roja. Más que recordar a los Sex Pistols o a Bad Brains, quienes también jugaron con esos colores, me recuerda a una furgoneta de DHL estampada contra un cartel del Denny’s. Por detrás, si le das la vuelta, viñeta veraniega con la banda, presentando armas y un cartel de se vende, que se puede interpretar como una metáfora.

Y es que, aunque estos cinco hayan grabado el disco y así aparecen en los créditos, ha habido cambios en el quinteto, y me imagino que ya lo certificaremos en directo cuando vuelvan a salir de la cueva para cantarnos estas cinco canciones. En cualquier caso, en el disco, ya se disfruta de una incorporación puntual, porque cuentan con la colaboración de Mario Gil a los teclados, y sé que no hace falta decirlo, pero para eso me han traído: antiguo teclista de La Mode, Un pingüino en mi ascensor o Aviador Dro.

Y del disco seguimos hablando:

En la primera cara, te encuentras con “Fumador y menor”, “J.G. (Comunista ejemplar)” y “Sigue Sigue Kim”. Por la otra, “Mi secta mola más” y “Lo saben todos menos tú”. Yo pensaba que lo habían hecho así: por la A canciones que ya habían tocado en directo, porque las tres se han escuchado ya en vivo; y por la cara B dos nuevas. No es así, listo. Me lo dijo el bajista en la puerta del Mendigo Aretoa, que “Lo saben todos menos tú” también viene de antes. Y eso me deja una reflexión, porque precisamente la más nueva, “Mi secta mola más,” es la que suena diferente, puede que más popera, era a la que en el colegio la apuntaban con el dedo y se reían de ella: ¿se irá por ahí a una nueva Rumanía?, ¿hay futuro, y es nuevo y radiante, para los Campamento? Preguntas que lanzo al aire para que queden así, sin respuesta, flotando en el vacío, como la bolsa aquella de plástico en la famosa película.

Dudo de que “Fumador y menor” sea un homenaje al trabajo del fotógrafo Lewis Hine, pero esas viejas fotos en blanco y negro de menores que fuman parecen inspirar un tema donde también se escupen lapos y, sobre todo, parece que se expectora la canción en un estornudo fugaz: cuarenta segundos y cuatro líneas de texto y ya se han currado la primera. Vito te camela con su peculiar entonación, los teclados te hipnotizan y ya te has hecho de la secta. Aunque antes de llegar ahí, siguen con su visionado de la fauna y flora popular, dedicándole una canción de humor negro y en reverso a Jesús Gil en “J.G. (Comunista ejemplar)”, canción que tiene hasta estructura y estribillo. Termina la cara A con “Sigue Sigue Kim,” y no están hablando ni de Kim Gordon ni de Kim Manning, aunque podrían, que ya sabemos cómo les gusta la televisión de cuando había dos canales. Usando la rima de primera conjugación, se apoyan en los coros y destaca la guitarra afilada de Juan Horchata y los teclados de Mario Gil.

Le damos la vuelta a la tortilla y suena “Mi secta mola más”. Intro con teclados, aire más popero, el texto con una historia dramáticamente prosaica que me recuerda a los añorados sucedidos que nos contaban los Nasti de Plasti. Termina con un diálogo musical, bien traído, entre Kañon, el bajista, y Vito, el cantante, quien cierra el verso con una beata referencia al paño de Verónica o a un monasterio en Alicante, quién sabe. Finalmente, de postre, “Lo saben todos menos tú,” donde un wua wua wua wua colectivo corona un minuto de rima, esta vez, en tercera conjugación, que lo podrían haber firmado los Leonor SS, aunque esto lo decimos solo por aquello de que se supone que sabemos escribir de música (se te permite reír) y en el manual decían que había que poner alguna referencia.

Conclusión: ninguna. O solo una: que vuelven los Campamento Rumano, y lo hacen, aparentemente, bien alineados con su currículo anterior, regalándonos MongoPunk sin falsas aspiraciones, más prístino que una balsa de agua en la A-68, fresco y lacerante, como el de ahora y como el de antes. ¿Te das cuenta? Pues eso.

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