Bloodline Maintenance
Discos / Ben Harper ...

Bloodline Maintenance

8 / 10
Eduardo Izquierdo — 19-08-2022
Empresa — Anti / Pias
Género — Alt-Country / Americana

El día que Ben Harper publicaba su nuevo trabajo en todo el mundo, servidor asistía a su concierto en el Festival Jardins de Pedralbes. Era poco previsible que el músico basara su cancionero de esa noche en este nuevo trabajo, pero Harper es un músico atípico. Así que inició el concierto con “Below Sea Level”, como el disco, y luego no dudó en encajar entre algunos de sus clásicos nuevas piezas como “We Need To Talk About It”, “Need To Know Bassis” o iniciar el bis del concierto con “It Ain’t No Use”. Tampoco es que fuera un movimiento arriesgadísimo. No en vano dos de ellas habían sido los adelantos del disco, pero sí mostraban las ganas de Harper de mostrar en público sus nuevas canciones.

Es este disco algo especial para el californiano, tipo humilde que no tiene problemas en telonear a la nueva sensación del pop, Harry Styles, tras casi treinta años de carrera. Y es que, como le decía a nuestro compañero Toni Castarnado en una entrevista que puede leerse en nuestro número veraniego, por primera vez ha hablado en la promoción, constantemente, de otro disco ajeno como referencia para la gente que se acercara a este “Blood Maintenance”. Ni más ni menos que “Mule Variations” de Tom Waits. Casi nada. Esto era lo que aseguraba: “Anteriormente nunca hacía referencia a otros discos o artistas, ni porque fuesen mejores o peores que los míos, o incluso porque fuesen una influencia para mí. En cambio, creo que ha llegado el momento de reconocer ciertas cosas. Por eso hago esa cita a un disco capital para mí. Me vino a la cabeza ese álbum y me hizo pensar en este. Lo he bautizado como ‘new black americana’, un concepto nuevo”. Y, la verdad, no va mal encaminado. Porque como la obra maestra de Waits es este un álbum crudo, directo, de largo recorrido. En el que se añora a su desparecido compinche, el bajista Juan Nelson, pero que por otro lado da continuidad a aquel Childhood Homeque en 2014 hacía junto a su madre. Ahora toca homenajear la figura paterna. Lo hace desde la portada, con una foto de ambos y un Ben muy niño aún, y con una especie de conversación permanente en las letras de unas canciones variadas en estilo e incluso interpretación.

Tan heterogéneo como siempre, ya nos va bien que él mismo haya inventado ese nuevo concepto de new black americana para definir su música. Ahí es donde encajan canciones como “Problem Child” y su punto intermedio entre el punk y el jazz, con olor incluso a The Stooges, la negroide, funk y ya citada “We need To Talk About It” o el blues de “Knew The Day Was Coming”. Y es que un músico como él necesita una descripción propia e individualizada para su música. Cautiva y embriaga. Sabe adaptarse a los tiempos y mirar al pasado. Esos tiempos que, al pasar, probablemente lo pondrán en el lugar que merece en la historia de esto que llamamos música contemporánea. Necesariamente con los grandes, claro.

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