Keroxen Festival, el tanque que reverbera

El Keroxen es un festival que pelea contra su circunstancia. Por oferta musical es la gran cita alternativa canaria, reforzada año tras año. Si un cartel repartido por seis fines de semana lo concentramos en dos jornadas, tendríamos una cita de primer nivel dentro de la oferta española. Encima a eso se suma la intervención artística en el espacio, ese tanque de petróleo reconvertido hace años en espacio cultural totalmente desaprovechado, y a las propuestas de danza y performance paralelas, sin olvidar la costumbre de regalar pata asada a sus asistentes (cómo se arremolina la peña, qué hambre nos pasan los moderniquis) y la gratuidad de la idea (que no de la pata asada). Todo perfecto hasta que toca cuadrar el sonido con las prácticamente imposibles condiciones acústicas de El Tanque. Envolver con toneladas de moqueta el espacio de conciertos ayuda, pero no arregla. Hay propuestas que consiguen escapar, como la de las Morimoto Sisters, combinando la ligazón occidental y oriental con dos pianos y voz, con momentos algo cargantes y otros más relajados, responsables de abrir la parte musical de la inauguración del Keroxen.
Pero la cosa se tropieza con el torbellino sonoro de Fun-Da-Mental y peta: por falta de graves, por escasez de cajas acústicas, por exceso de tiempo de reverberación, por limitación de volumen. El primer tramo del concierto de esta banda histórica es un sufrir y una decepción, es tropezarse con un chirriído del que apenas sobresale la propuesta sonora. El asunto se arregla algo con la habilidad del técnico, pero aun así cuesta captar la esencia de la mixtura anglo-india-reivindicativa: los bajos gordos. Pero eso no es objeción para los actuales seis integrantes de Fun-Da-Mental, que seguro que estaban sufriendo, pero no se les notaba en nada. Entrega, convicción, sudor, experiencia, misticismo, vibración, una bofetada de energía que demuestra que su propuesta nunca pasó de moda porque sigue sonando a futuro, porque más que música es lucha, es una forma de entender un mundo y de enfrentarse a él. La música puede hasta con la acústica para un recital que tuvo de todo, desde los siempre eficaces éxitos (por decir algo de una banda que es cualquier cosa menos masiva) de la banda, como el tremendo "Ja Sha Taan", hasta el fin de fiesta antes de los bises de un irreconocible "Bark like a dog" con toda la potencia puesta en el sampleo y el estribillo del "Anarchy in the UK" de los Sex Pistols. También hubo paradas para las vertientes más ancestrales enraizadas en la tradición india, en los momentos donde la simplicidad de la propuesta consiguió el respeto del inmisericorde tiempo de reverberación del Tanque.
Y fue solo el arranque del Keroxen. Por delante queda ver cómo se las arreglan durante este mes y pico nombres como Pony Bravo, Za!, Balago, Rosvita, Pierre Bastien y tantos otros, o más bien cómo se lo hacen sus ingenieros de sonido para luchar contra un espacio que, sencillamente, no debería acoger conciertos.