Aquí, ahora y siempre, Bowie
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Aquí, ahora y siempre, Bowie

8 / 10
Kepa Arbizu — 07-03-2016
Empresa — Izar & Star
Fecha — 05 marzo, 2016
Sala — Kafe Antzokia, Bilbao
Fotografía — Dena Flows

Lo expresó con toda claridad David Hono, cantante de Sonic Trash, al llegar su turno en el, más que merecido, homenaje que el ciclo Izar & Star le ha dedicado a David Bowie bajo el nombre de Bowie Gaua: "Estamos ante un hecho luctuoso pero hay que hacer de dicha celebración una fiesta". Y vista la apasionante despedida que le ofreció una representación del pop-rock vasco, la diversión y la emoción estuvo compartida al mismo nivel tanto por los asistentes como por aquellos que pisaron el escenario.

Como no podía ser menos para reflejar la poliédrica carrera del músico londinense, la elección de los participantes debía plasmar, dentro de lo posible, esa variedad, y si alguien lleva en su propia persona ese espíritu iconoclasta es Javi Pez, que ataviado para la ocasión, fue el encargado, dentro de un combo denominado David Jones Fans, de abrir la noche. Lo hizo extrayendo el lado más amable, pop, y por momentos naif del camaleónico intérprete; perfectamente conducido por los sugerentes teclados de Paul San Martin, se ayudaron de la melódica “Sound and Vision” o castellanizando la mítica “Starman” para dicho propósito. En ese pretendido, y logrado, contraste de propuestas, Sonic Trash, con incorporaciones puntuales, arremetieron con su habitual bagaje rockero calentando al personal con las directas “The Jean Genie” y “Queen Bitch” pero también sabiendo a la perfección mostrarse densos y soberbios en la más contemporánea “Afraid”.

Otra de esas bandas construidas para la ocasión, a modo de puzzle incorporando diferentes músicos, fue la bautizada como Diamond Heroes. Encabezada por un comunicativo Deu Txakartegi (WAS) y con la presencia de la magistral guitarra del ubicuo Joseba Irazoki entre otros, ofrecieron el set particular más diverso, tanto estilísticamente como cronológicamente, donde hubo cabida para la épica de “Life on Mars?”, la sombría y enigmática “Blackstar”, a lo que ayudó la presencia de la bailarina Idurre Azkue que se movió en consonancia al siniestro video de dicha canción, o el éxtasis de celebración que supuso “Young Americans”, con el apoyo de un público entregado.

Una actuación más familiar, nunca mejor dicho, ya que estuvo acompañado por su hermano a la batería y por su hija entre bastidores, y sobria fue la del incorporado a última hora Martín “Capsula” Guevara (en la foto). Una presencia la suya más que avalada por la visión particular que hizo con su banda del disco “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars” y su trabajo con el productor Tony Visconti. Presentarse bajo únicamente una guitarra y percusión no resultó impedimento para que lograse envolver de un aura casi mágica e intensa un repleto Kafe Antzokia que quedó embelesado al escuchar sus interpretaciones de “Space Oddity”, “Ziggy Stardust” y “Moonage Daydream”.

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Juntar a Dan Wilson con, entre otros, algunos integrantes de Atom Rhumba o la siempre incipiente batería de Andoni Etxebeste (lo que viene a ser lo mismo una versión remozada del proyecto Los Separatistas) era asegurar un fascinante delirio sonoro. Por supuesto eso es precisamente lo que ofrecieron, la huracanada voz del cantante de The Cubical lideró el acercamiento posiblemente más personal a la obra de Bowie, coronado con una salvaje revisión de “Heroes” que enloqueció a los asistentes. Tras esta ebullición musical difícil papel le quedó a Zea Mays en la labor además de poner el colofón a la noche, para lo que recurrieron de forma estándar y solvente a clásicos inmediatos como “Rebel Rebel” o “Suffragette City”, a la que se sumaron buena parte del resto de participantes como despedida.

Siempre resulta complicado, y una tarea limitadora, poner palabras a los hechos acontecidos, pero cuando estos están cargados de emociones tan fuertes como las vividas durante este concierto homenaje a David Bowie, se convierte en una misión imposible. Quizás el mejor resumen que se puede hacer es que todos encontraron esta noche, como mínimo, una de las caras del artista inglés a la que aferrarse, y sobre todo se logró mantener la sensación, expresada por Martín Guevara, de que hay gente que nunca muere, y así lo pudimos comprobar.

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