Sirât
Cine - SeriesOliver Laxe

Sirât

9 / 10
José Martínez Ros — 11-06-2025
Empresa — El Deseo / Movistar Plus
Fotografía — Cartel de la película

Según una vieja tradición islámica, Siràt es un puente sobre el infierno que todos deberemos cruzar en el Día de la Resurrección. Los condenados no podrán atravesarlo y caerán al fuego eterno. Es una idea que resume muy bien lo que es la extraordinaria cuarta película (si contamos los documentales) del director gallego Oliver Laxe, por la que volvió del festival de Cannes con un merecidísimo Premio del Jurado.

Asistimos a una ordalía, una prueba de fe, que superan muy pocos de sus personajes; y los que lo consiguen, quedan tan maltrechos física y, ante todo, psíquicamente que no tienen demasiado que envidiar a los caídos. Si no fuera también una experiencia visual y sonora tan trascendente, sería fácil calificarla de sádica. Pero, igual que con el desierto, que representa con una fuerza inaudita y alucinante (el director de fotografía Mauro Herce tendría que llevarse un buen número de premios por su trabajo, al igual que la estupenda banda sonora electrónica de Kangding Ray), uno no puede enfurecerse con algo tan hermoso y desolador.

También se la puede ver, desde luego, como un remake libre, trasladado al siglo XXI y a la subcultura rave, de “El salario del miedo” (1953), la obra maestra de Henri-Georges Clouzot y, más aún, de su maravilloso remake de 1977 “Carga maldita” (Sorcerer), con la que comparte su naturaleza de road movie con camiones pasada por un filtro lisérgico. Esto, y la presencia apabullante del desierto, a su vez, la emparenta con el western místico Alejandro Jodorowsky “El topo” (1970). En algunas entrevistas, Laxe también se ha referido a la saga “Mad Max” de George Miller con admiración y, desde luego, algo hay en “Siràt” de su poesía del metal y la gasolina. El director, y su coguionista, el argentino Santigo Fillol, integran todas estas influencias en una trama tan sencilla como fatídica.

Nuestro protagonista es el gran Sergi López, uno de los pocos actores profesionales del reparto, quien interpreta a Luis, un español que, acompañado por su hijo pequeño, está en Marruecos buscando a su hija mayor, la cual desapareció hace algún tiempo sin rastro. Llega a una rave que se celebra en ninguna parte, al borde del desierto. Cree que puede estar allí, pero nadie parece conocerla. De repente, llegan unos soldados que les informan que han de marcharse inmediatamente. Al parecer ha estallado una crisis internacional, y todos los europeos han de regresar a sus países, esa se ha vuelto una zona peligrosa. Sin embargo, Luis ha oído a un grupo de pintorescos ravers que, en el interior del desierto, en un paraje cerca de Mauritania, se va a celebrar otra fiesta, una rave secreta. Y Luis decide ir con ellos, con la esperanza de hallarla.

Como uno sospecha desde el principio, ese viaje no va a acabar nada bien. “Siràt” es una película que no tarda demasiado en convertirse en una experiencia demoledora y angustiosa. Los problemas, los imprevistos, a lo largo de un trayecto por pistas desérticas y carreteras sin asfaltar en las montañas se van haciendo pronto cada vez más graves. ¿Pero quienes serán los salvados y quienes los condenados? Para averiguarlo tendrán que ver la que es, sin duda, una de las dos o tres mejores películas españolas de lo que llevamos de siglo XXI. Y quizás no sólo españolas.

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