U2 se refugia en U2
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U2 se refugia en U2

Jon Pagola — 06-02-2017
Fotografía — Archivo

PARTE 2
La primera vez que se acordaron de The Joshua Tree fue en 1999 en un documental monográfico sobre la gestación del disco. Elvis Costello -que en aquellos días lucía un look parecido al de Bono- sale en primer lugar para recordarnos las colas que se formaron a las 12 de la noche en el barrio de Kensington de Londres para hacerse con una copia y lo mucho que flipó con eso. “Nunca había visto que un disco se pusiese a la venta a medianoche. Para mucha gente joven en los 80, U2 significaba lo que para mí significó The Beatles en los años 60”. Luego viene ya Adam Clayton que nos confirma lo desconectado que andaba el grupo con lo que se cocía musicalmente a mediados de los 80; ni el synth-pop, ni el rock alternativo, ni el pujante indie británico les interesaba. Querían conquistar el mundo a toda costa, un camino que les llevaba a conquistar Estados Unidos como paso previo. Y después del circo que se había montado en la famosa actuación de Live Aid en 1985 -Bono se había fundido en un largo abrazo con las fans de las primeras filas durante Bad-, tenían muy claro cuáles iban a ser los ingredientes básicos de su música: el sentimentalismo y la épica del rock de estadios. Durante el documental Bono y The Edge aparecen en la mesa de mezclas al lado de Daniel Lanois, productor del álbum junto con Brian Eno, que tema a tema va desvelando los secretos de cómo se gestaron aquellas 11 canciones.

 

Dinosaurios perdidos en el parque

 

All That You Can´t Leave Behind (2000) fue el regreso -acartonado y previsible, pero también inevitable- de U2 a sus días de esplendor. El objetivo volvía a pasar primero por América y realizaron una intensa promoción por distintos programas de televisión. Beautiful Day era el nuevo himno, Elevation condensaba el efectismo comercial del grupo y Bono había pasado de llamar por teléfono a la Casa Blanca en los conciertos para vacilar a George Bush padre a reunirse con su hijo en el despacho oval, estrecharle la mano y arreglar el problema del SIDA en África. Dejó de reírse de sí mismo para recuperar el mesianismo de los años 80. Musicalmente, los U2 del siglo XXI nos los han vendido como un regreso a los orígenes del grupo, un back to the basics que, en realidad, ha resultado ser más forzado que Pep Guardiola mandando a su portero a que saque en largo. Vertigo (2004) -de nuevo la fórmula facilona de Elevation como single de lanzamiento de How To Dismantle an Atomic Bomb- ha sido el último éxito del grupo. Ni No Line in The Horizon (2009) -que era ligeramente más denso y experimental que los dos anteriores- ni siquiera aliándose con Apple para endiñar en los móviles Songs of Innocence (2014) -esta vez con singles más claros pero sobreproducido y sin un cuerpo sonoro coherente- obtuvieron la repercusión deseada. U2 se ha pasado los últimos 17 años mirándose en su propio ombligo, garabateándose así mismo, preocupados en llenar sus bolsillos con giras por estadios. Cada vez que ha salido una canción nueva recordaba a otra anterior. Cada vez que Bono decía que habían hecho el disco de su vida o que un tema sonaba a “punk-rock de Venus” sabías que te estaba hablando un comercial de enciclopedias Larousse.

Los dinosaurios andan perdidos en su propio parque: el tema más celebrado por los fans desde los tiempos de Pop es Mercy, una rareza que ni siquiera ha salido en disco.

 

 

The Joshua Tree o la irrelevancia
No les quedaba otra: desempolvaban su material antiguo o se iban a diluir en la irrelevancia como un azucarillo. Aplazada una y otra vez la publicación de Songs of Experience -algo así como la segunda parte de Songs of Innocence y que en un principio lo tenían listo para sacarlo a continuación-, Bono reconoce -no sin reparos- en una entrevista concedida a U2.com que la nostalgia les ha llevado a montar la gira. Es el antídoto para recuperar la dignidad. “La nostalgia es una cosa del pasado, como The Edge siempre me está diciendo, ¡y es verdad! (…) Songs of Innocence nos obligó a todos y, a mí en particular, a mirar hacia atrás. Comencé a pensar que, efectivamente, el pasado es un lugar digno de visita, incluso si se hace de manera fugaz. No pasar tiempo en tu pasado puede realmente complicar tu capacidad para hacer frente al futuro”. El 30 aniversario de The Joshua Tree es un cambio paradigmático en la historia de U2: si bien llevaban 17 años picoteando con su propio legado en sus trabajos musicales, nunca habían abrazado el pasado de una manera tan contundente. Con el 20 aniversario de Achtung Baby en 2011, les hicieron un amago de cobra a sus fans. Un sí pero no. Lo suyo hubiera sido montar una gira con las canciones del disco y replicar el esquema de ZooTV, pero decidieron que bastaba con una completa reedición del disco, un documental sobre las sesiones de grabación en los estudios Hansa en Berlín, From The Sky Down, y salir en Glastonbury tocando cinco canciones de Achtung Baby.

Es curioso cómo les cuesta admitir la evidencia. Preguntado en la revista Rolling Stone, The Edge rechaza que la gira tenga connotaciones nostálgicas. “No nace de la necesidad de mirar atrás. Es más bien como si con el álbum se hubiera cerrado el círculo. Estas canciones tienen ahora un significado y una resonancia que no hubieran tenido hace tres o cuatro años”. Al igual que en la mayoría de discos de U2, el componente espiritual, social y político baña de The Joshua Tree. A Bono le marcaron profundamente los viajes de carácter humanitario que realizó a Etiopía y América central (El Salvador y Nicaragua) junto con su esposa Ali. Aunque el fondo de la cuestión de este regreso no sea lo mal que marcha el mundo, The Edge lleva razón en un punto: hay preocupantes puntos en común entre lo que pasaba a mediados de los años 80 y nuestros días. Hemos ido del Tatcherismo y el imperialismo de Reagan al nacionalismo rancio y la xenofobia que laten tanto en el Brexit como en Donald Trump. Así que The Joshua Tree es un eslabón válido entre ambos periodos. Bullet The Blue Sky crítica con dureza la política exterior de Estados Unidos; Mothers of Dissapeared reivindica a las Madres de la Plaza de Mayo, pero vale también para levantar la voz de los reprimidos y olvidados; Red Hill Mining Town es una canción de corte obrero; Exit tiene un tono de desesperación y alerta sobre las consecuencias del fanatismo; In God´s country es el reverso optimista de Bullet The Blue Sky, el desierto de Estados Unidos como punto de partida para reconstruir las piezas de un país nuevo; hasta el carácter épico de los tres famosos singles del disco (Where The Streets Have No Name, I Still Haven´t Found What I´m Lookin´ For y With or Without You) hace que se parezcan más a una heroica batalla de William Wallace que a una lectura íntima de las preocupaciones de Bono.

 

Sold out, preguntas y claves de la gira
Todas las entradas de la gira se agotaron el mismo día que se pusieron a la venta, incluida la única parada del grupo en España, el próximo 18 de julio en el Estadio Olímpico de Barcelona con Noel Gallagher y sus High Fliyin´ Birds como teloneros. Cuando U2 presentó el disco en 1987 abarrotó el estadio Santiago Bernabéu (junto con The Pretenders, UB40 y Big Audio Dinamite) y en más de una ocasión han reconocido que ha sido uno de los conciertos más importantes de su historia. The Joshua Tree, cabe recordarlo, ha vendido 25 millones de copias en todo el mundo, y es la cumbre comercial del grupo. Esta vez el excompositor de Oasis es el compañero de viaje elegido para el breve tramo europeo que arranca el 8 de julio en Londres y finaliza el 1 de agosto en Bruselas. En Estados Unidos y Canadá les acompañarán The Lumineers, OneRepublic y Mumford and Sons y ofrecerán unos 20 conciertos entre el 12 de mayo (Vancouver) y el 1 de julio (Cleveland). Se han desvelado algunas claves sobre la gira, pero aún quedan varias preguntas por resolver:

1-. Tocarán todos los temas de The Joshua Tree, de acuerdo, pero la duda es: ¿lo harán respetando el orden del álbum? De ser así, ¿será Where The Streets Have No Name la primera, siendo ésta la canción que siempre levanta una actuación de U2?
2-. El único corte del disco que nunca han tocado en directo es Red Hill Mining Town porque Bono, al parecer, no podía llegar a las notas del estribillo. Se incluirá en el set. A ver cómo se las ingenia.
3-. El escenario recordará a la sobria puesta en escena de 1987, pero siendo U2 un grupo donde el tamaño importa anuncian novedades acordes a su estatus XXL.
4-. La ración nostálgica será completa y completarán la actuación con viejos éxitos de los 80, alguna cara B de The Joshua Tree (Spanish Eyes tiene todas las papeletas en Barcelona), canciones de Achtung Baby y, bueno, seguro que también caerá parte de la cosecha más actual como Beautiful Day, Vertigo, The Miracle (Of Joey Ramone)…

Les ha costado, pero al fin harán lo que sus fans -y el mundo- esperan de ellos. Consumado su fracaso artístico desde los tiempos de Pop, el grupo irlandés nunca ha vuelto a ser el mismo desde entonces, así que antes de convertirse en su propio muñeco de cera sacan a pasear su legado. No hay nada de lo que avergonzarse. Al contrario. Deberían enorgullecerse ante este raro ejercicio de humildad de Bono y compañía: por fin claudican y reconocen indirectamente que los mejores días hace tiempo que pasaron. Y esta vez lo hacen sin medias tintas. Aunque sigan publicando discos sin chicha ni limonada cada cinco años. Aunque se pongan plastas y nos vuelvan a vender la moto. Da igual. A U2 lo que le queda, antes de jubilarse, es refugiarse en la capilla donde explotaron sus virtudes. Que los niños de 11 o 12 años que no pudieron disfrutar de ZooTV tengan una segunda oportunidad.

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