Los mejores discos nacionales de 2015
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Los mejores discos nacionales de 2015

Redacción — 23-12-2015
Fotografía — Archivo / Juan Pérez Fajardo

 


 

tendra-que-haber-un-camino

19.- Soleá Morente

"Tendrá que haber un camino"

(El Volcán/Octubre)

(FLAMENCO) Cantes convertidos en canción, pero cantes al fin y al cabo. Ahí reside la esencia de “Tendrá que haber un camino”, la última aventura discográfica de Soleá Morente. La hija mediana del revolucionario cantaor Enrique Morente propone en su debut discogáfico un trabajo que no se conforma con tener el flamenco como base, también juega con otros palos como la sevillana, el tango, el fandango o la granaína. Todo ello llevado a un lenguaje cercano al rock y al indie pop. Unos códigos con los que Soleá Morente ha estado en contacto en los últimos años gracias a sus proyectos musicales junto a Los Evangelistas que, ahora en un segundo plano, no han querido desmarcarse de esta peculiar revisión de la tradición. Una traducción de los testimonios musicales con los que Soleá ha convivido siempre que se ha realizado desde el respeto, la fascinación, pero sobre todo desde la libertad.  María Martín-Consuegra


 

tendra-que-haber-un-camino

19.- Soleá Morente

"Tendrá que haber un camino"

(El Volcán/Octubre)

(FLAMENCO) Cantes convertidos en canción, pero cantes al fin y al cabo. Ahí reside la esencia de “Tendrá que haber un camino”, la última aventura discográfica de Soleá Morente. La hija mediana del revolucionario cantaor Enrique Morente propone en su debut discogáfico un trabajo que no se conforma con tener el flamenco como base, también juega con otros palos como la sevillana, el tango, el fandango o la granaína. Todo ello llevado a un lenguaje cercano al rock y al indie pop. Unos códigos con los que Soleá Morente ha estado en contacto en los últimos años gracias a sus proyectos musicales junto a Los Evangelistas que, ahora en un segundo plano, no han querido desmarcarse de esta peculiar revisión de la tradición. Una traducción de los testimonios musicales con los que Soleá ha convivido siempre que se ha realizado desde el respeto, la fascinación, pero sobre todo desde la libertad.  María Martín-Consuegra

 


 

berlinist The Winter Hexagon

              18.- Berlinist

"The Winter Hexagon"

(Autoeditado)

(POP) A lo largo de los diez temas del disco aparecen influencias de Sigur Rós, Bon Iver o The Album Leaf. Planea sobre “The Winter Hexagon” cierta quietud y sensación atemporal, de suspensión. No hay cambios dramáticos, ni vertiginosos crescendos. Rompe ese halo la vitalista “Homemade Coat”, en una erupción de cuerdas y voces. Aquí las explosiones se viven por dentro, como el sexo tántrico. El clímax casi nunca desemboca en una escalada de intensidad y atropello. Es más, cada pista, cada compás, tiene una pequeña alteración respecto del anterior, ya sea una nota, un cambio en la intención o el ritmo, pero son escurridizos e invisibles ante una primera escucha. Marta Terrasa

 


 

la-primavera

17.- La M.O.D.A.

"La primavera del invierno"

(Mus)

(FOLK) En “La Primavera del Invierno” sigue sin haber electricidad, pero la evolución se nota en los fraseos de “Amanecederos” o “Hay un fuego”, donde el cantante David Ruiz roza el rap, en la pegada instrumental, en la contundencia fruto de la confianza y en un manejo de la dinámica aún mejor que el de su debut, elementos que, unidos al inteligente estímulo del “nosotros” (y menos del “yo”) en las letras, hacen de esta grabación un potencial pepinazo para los conciertos masivos. Preparáos para la montaña rusa de “Miles Davis”, el antológico final de “Flores del mal” o el de “Los lobos”, porque caeréis víctimas del estímulo. David, fiel a su rasgado vocal -que a unos atrae más, a otros menos-, canta con una verosimilitud y una pasión que sigue conectando: las letras introspectivas y reflexivas de “Disolutos”, “Hay un fuego” o “Rascacielos” resultan de lo más convicentes y apropiables. Nacho Serrano 

 


 

mcenroe-rugen-las-flores-cd

16.- McEnroe

"Rugen las flores"

(Subterfuge)

(POP) Escuchando “Rugen las flores”, uno siente el impulso vital que ha supuesto la propia concepción del nuevo trabajo de McEnroe, grabado mientras sus miembros andaban desperdigados por toda la península. Tal vez hablar de los refugios interiores que se antojan al escuchar sus canciones sea un lugar común, pero es que los propios que se intuyen en la espléndida “Coney Island” ya marcan todo un disco que, sin romper la trayectoria de la banda, suena mucho más compacto y consistente.  Josetxo Río Rojo

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