¡Salvados!
Entrevistas / The Brontës

¡Salvados!

Miqui Otero — 25-09-2003
Fotografía — Archivo

Un disco que casi ha salido por accidente. Raúl Rama (voz y guitarra de The Brontës) tuvo uno con su coche. Temió no volver a componer ni a tocar. Mientras se recuperaba y escribía en el hospital, Iñaki Calzada (bajo) e Iñaki Acedo (batería) engrasaban la máquina como en un garaje de reparaciones. El resultado, "Mary & Jim" (Astro, 03), un tratado sobre el amor esquizoide.

Hubo un tiempo en el que la gente estaba muy loca. Se calzaban gafas más grandes que las de Martin Rev y las de Rocío Jurado, se ponían más plumas que Brian Eno y Paco Valladares, y se enquistaban en infumables discos conceptuales con ínfulas de ser sublimes. Si bien "Mary & Jim" no entronca con esa concepción de la música, las canciones del segundo disco de The Brontës son satélites que giran alrededor y reciben luz de una idea, conformando una suerte de trabajo conceptual. "A grandes rasgos, en la historia hay un personaje que oye voces de un tal Jim que a su vez oye voces de una tal Mary, estos dos últimos personajes están atrapados en la mente del primero y a su vez están enredados en su propia historia de amor, sufrimiento, enfermedad… A partir de ahí cada uno puede interpretar las letras como mejor le parezca".

"Estar en una cama de hospital te da mucho tiempo para pensar y hacer cosas que no requieren un esfuerzo físico"

A lo largo de todo el disco, los tres personajes aparecen y desaparecen, se llaman a gritos entre ellos en un juego de espejos, como en una relación especular. Es esa idea la que da sentido al disco, si bien éste es una colección de canciones de rock alternativo americano que pueden funcionar por separado, que simplemente quieren sugerir y no ser un ensayo sobre una obsesión. Y es que el proceso de creación influye directamente en la obra. El desfase disperso y la entropía que necesitaron los Stones en una mansión de La Costa Azul para su "Exile On Main Streett" o la cama del hospital desde la que Bergman disparó en pocos meses los guiones de "Fresas salvajes" y "Persona". El vocalista y guitarra de The Brontës sufrió un accidente que lo postró en una cama de hospital durante meses. Mientras él no sabía si perdería un brazo o el sentido del gusto (las papilas le funcionan aún muy bien en lo musical), sus dos compañeros del power trio ensayaban continuamente. "Estar en una cama de hospital te da mucho tiempo para pensar y hacer cosas que no requieren un esfuerzo físico, sobre todo para no morirte de aburrimiento. Aunque no pude escribir letras, tuve tiempo para pensar en posibles ideas para el disco. Para mí el accidente no fue algo tan trágico, sino algo por lo que tuve que pasar lo mejor que pude. Fue algo extraño porque no sabía qué secuelas me iban a quedar ni si iba a poder volver a tocar la guitarra, aún así mantuve una actitud positiva ante lo que podía venir". Esa forma de encarar un episodio difícil se nota en las canciones. No hay una huida introspectiva hacia composiciones más intimistas, ni la búsqueda de la catarsis en temas con más rabia que en su anterior "Moontime" (Astro, 99), un disco quizá más heterogéneo y que no se sustentaba en ninguna idea que le diera unidad. En "Mary & Jim" las secuelas del accidente se vislumbran acaso a través de algunas grietas, en algunos matices de las letras. Con una primera escucha, no deja de ser un disco muy trabajado de indie yanqui con cenit en los primeros noventa, y con el "You´re Living All Over Me", el "Bug" o el "Green Mind" de Dinosaur Jr. como Biblia y el "Copper blue" de Sugar como obra de lectura obligada.

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