Parto deseado
Entrevistas / Refree

Parto deseado

Celestí Oliver — 16-11-2010
Fotografía — Archivo

Entre inagotables proyectos y múltiples producciones, Raül Fernández da a luz a “Matilda”, su nuevo hogar, más íntimo y solitario pero sobre todo el más personal de todos sus trabajos. Un nuevo canto a la vida, a sus penas y alegrías.

Era ya un parto más que necesario y “Matilda” era y es su criatura deseada. “Me planteé mucho ponerle ese título porque no tenía claro si me gustaba explicar el porqué, hasta que al final decidí que sí. En el fondo es algo bonito aunque sea parte de vida privada. Tuvimos a Teo hace un año y yo estaba convencido de que sería una niña y ya tenía pensado el nombre de Matilda. De hecho compuse el disco durante el embarazo y este primer año de vida de mi hijo y como muy probablemente será hijo único y el disco se gestó más o menos a la vez, pues...También la canción de Jacques Brel me gusta mucho y el libro de Rodari es muy chulo”. Todo un detallazo como papá, pero también como padre de pequeñas grandes canciones. Está claro que con este trabajo emprende un nuevo ciclo. Y no sólo por el hecho de tener nueva familia, como progenitor o como autor de la primera referencia para Marxophone, despidiéndose de poco más de siete años con Acuarela. Sino que los virajes compositivos también marcan el inicio de un nuevo horizonte. “Con ‘Els invertebrats’ tuve la sensación de final de algo. Ya tuve ciertas dudas de grabar con una banda, lo que pasa es que salió así porque me apetecía. Tenía ganas de trabajar con músicos con libertad instrumental. Cuando lo grabamos cada vez que tocábamos los temas en el estudio los temas sonaban distintos. Esto era algo que buscaba pero no con banda. Con el nuevo disco he tardado tanto en parte porque quería meditar hacia dónde tirar y la verdad es que no sé por dónde voy a seguir, pero lo he pasado muy bien trabajando solo, aunque a momentos también muy mal”. Y siendo su trabajo más desamparado, y aunque esté mimado con riqueza de detalles, este quinto disco está desprovisto de la orquestación jazz de sus dos anteriores, “La Matrona” (Acuarela, 05) y “Els invertebrats” (Acuarela, 07). “Este disco fue un momento muy concreto en que me apetecía trabajar con el jazz y la improvisación. No lo dejo de ver como una seta. Sabía que no era el camino que quería seguir y ‘Matilda’ en principio tenía que ser un disco muy austero, pero ha acabado siendo un disco de extremos, de canciones o muy largas o muy cortas o incluso canciones austeras y otras de muy orquestadas. Algo que ha ocurrido de forma natural. La idea era hacer un disco que pudiera grabarlo todo en mi casa y con muy poca instrumentación y ha acabado siendo esto pero algo más grande”. Aunque a primera escucha parezca todo más sencillo y esquelético, aquí hay estructuras de las más complejas y conseguidas que jamás haya escrito. Pequeños esbozos minimalistas que poco a poco van creciendo. “Hay muchos crescendos. He tenido una forma de componer más constructiva. No he querido hacer tantas partes distintas, excepto en alguna canción. Hay canciones con estructuras en repetición y en las que sólo cambia la melodía. Como si fuera una especie de mantra. Por ejemplo, ‘Marcians’ que, en realidad, todo el rato es lo mismo pero le voy añadiendo cosas. Empieza con un ukelele y acaba con percusiones y gente cantando”. Contrariamente a lo que ilustra la portada del hamburgués Heiko Müller, algunas canciones por no tener ese pulso jazzístico pueden dar la impresión de no ser tan coloristas. “Creo que ‘Els invertebrats’ es un disco muy o bastante oscuro y tampoco sé si es un disco triste; nunca soy muy consciente. Pero en realidad para mí ‘Matilda’ es un disco muy positivo, pero aún no tengo muchos inputs porque es reciente. Lo he hecho como disco colorido y alegre pero al final lo que sale refleja cómo te sientes tú y no lo que quieres hacer”. Un nuevo cancionero más sencillo y cercano aún, con momentos álgidos y pletóricos pero con más tensión. “Es más tenso en armonías y orquestación y tiene momentos muy contemporáneos”. Sin duda, y eso sí, es su disco más personal. Su disco de pop de autor. “Es muy de autor recogido en casa. No es algo voluntario, pero como vivo con cierta confrontación con lo que he hecho antes, en cada nuevo disco tiendo a cambiar de músicos. En éste casi todo lo he grabado y tocado yo. Empecé grabando todos los temas en casa pero, puede que por estar algo agobiado de tanto trabajar sólo, hablé con Brad Jones. Él vino a Barcelona e hicimos un brainstorming casi sin tocar ni grabar. Hemos trabajado codo a codo. Él ha sido importantísimo y ha coproducido el disco y lo ha mezclado. Después, yo solo en casa terminé de grabar las canciones hasta que me fui a Nashville de gira con Josh Rouse y lo acabé con Brad”.

Un comentario
  1. Bueno yo estoy bastante de acruedo con la credtica, exceptuando la bofetada a lo que comen las brujas, que aunque los coritos molestan un poco no impiden que me guste bastante. No me parece un mal disco, en todo caso mejor que el anterior, que me parece el peor de su carrera con diferencia.No hace falta ser un supuesto intelectual para que te parezcan mejor sus primeros discos, como han comentado anteriormente. El otro deda estuve en el concierto que dio en Ce1diz y exceptuando la broma final y taberneros, cuando tocf3 Marlene y la ezequiel se te quitan las ganas de seguir escuchando las canciones nuevas, la sala se hiela cuando toca estos temas. Cuando toca las nuevas no pasa esto. Tocan bien, es Nacho Vegas, pero no es lo mismo

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