Una historia verdadera
Entrevistas / Lambchop

Una historia verdadera

Cristina V. Miranda — 06-04-2012
Fotografía — Neu

Tras diez discos al frente de Lambchop y después de la muerte de su amigo Vic Chesnutt, Kurt Wagner decidió tomarse un descanso de la música y entregarse a su otra pasión, la pintura. No había fecha para el regreso pero su álbum número once, “Mr. M”, ha puesto fin a la espera.

Apenas entro en la sala en la que Kurt Wagner me espera para ser entrevistado, su sonrisa me deja claro que hace tiempo que está cansado de esto. Con su habitual gorra en la cabeza y cómodamente estirado en un sofá, aprovechará cualquier momento para irse por las ramas, pero también para admitir que lo más difícil de retomar la música después de un largo parón es “volver a funcionar como una banda, somos mucha gente tocando junta y hay que conocer el truco para ponerlo todo en marcha otra vez”. No debe ser lo mismo enfrentarse a un grupo de músicos que ante un lienzo en blanco, pero Wagner sabe que hay emociones que la música no puede expresar. “Existe una rivalidad entre música y pintura como formas artísticas, y yo sentía la necesidad de hablarle de nuevo a la gente. Esto no quiere decir que no quiera seguir pintando, estoy haciendo muchos progresos en ese campo y si quieres ser pintor, tienes que pintar”. Algo que demuestra volviendo a elegir sus propias ilustraciones para el artwork del álbum, pero dejará aparcada la pintura durante un tiempo. “Mr. M” es ahora su máxima prioridad. Su nuevo trabajo recuerda por momentos a discos anteriores como “Nixon” o “Is A Woman”, pero Wagner tiene una sencilla explicación para esto. “Es posible que recuerde a aquellos discos porque aquí vuelve a aparecer un concepto a partir del cual todas las canciones tienen relación. Otros trabajos anteriores se basaban más en grabaciones independientes y no tenían tanta consistencia como esos que has citado. Para lograr esta solidez es muy importante tener una idea (risas). Es como cuando vas de pesca sin un plan y acabas cenando lo que sea que hayas pescado. Mucho mejor es saber lo que quieres cenar y concentrarte en pescar exactamente eso”. Aquí había una idea previa, pero sobre todo una intención, hacerlo lo más directo y sincero posible, manteniéndose abiertos a nuevos conceptos y convencidos de lo más importante: Lambchop, la gran banda americana de los noventa, todavía tiene mucho que decir recién entrado el 2012. Mucho y muy importante, porque “Mr. M” es un disco que, por fin, habla de amor. “Hasta ahora era una idea que había estado de pasada pero nunca había sido lo suficientemente importante como para dedicarle un álbum. No sabía si sería capaz de cantar ese tipo de canciones, pero cuando lo intenté y me gustó entendí que no es tan importante lo que dices sino cómo lo dices. Fue una especie de revelación”. Para ser alguien que nunca ha querido hablar francamente de amor, llegados a este punto de la entrevista, parece por fin empezar a sentirse cómodo. “Cuando te vas haciendo mayor las experiencias se acumulan y el amor va adquiriendo importancia, mientras otras cosas desaparecen. Es como esa conversación con el cura antes de casarte, en la que te dice que te des cuenta de que te vas a hacer viejo, y tú, como un joven que se va a casar, lo ve como una abstracción y dice, ‘sí sí, claro, por supuesto…’ Esto es algo que alguna gente descubre en compañía y otra gente nunca descubre. Pasa con todas las relaciones, no sólo en tu matrimonio, la palabra amor cambia y amplía su significado a medida que envejeces, y se enriquece con el tiempo. Este concepto siempre ha estado en mi música, aunque nunca había sido tan obvio describiéndolo”.
Fruto de esta suma de experiencias vitales son también los colegas que Wagner ha ido haciendo en el tiempo, algunos de los cuales se suman ahora a su nuevo proyecto, como su adorada (y de un tiempo a esta parte habitual) Cortney Tidwell o Jonathan Marx, miembro original de la banda. “Cuando quieres un tipo de sonido buscas a gente que te recuerda a ese sonido. No creo que Jonathan se sorprendiese de que le llamase, él suele tocar música experimental con otros miembros de Lambchop, pero tiene una familia y su estilo de vida ya no es este”. ¿Quiere eso decir que no le veremos en los directos? “Ah no, espero contar con casi todos aquellos que han colaborado en el disco en algún momento de la gira. Si vas a cobrar 30 o 40€ por un concierto tienes que ser responsable y ofrecer el mejor show posible, ¿no crees?”. Cuando uno visita la web de Lambchop se topa con una frase tan sencilla como ‘Lambchop is a band’, pero a estas alturas, pocos sienten ya que sean simplemente eso.

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