LA LUNA Y EL BLUES
Entrevistas / Laika

LA LUNA Y EL BLUES

Redacción — 06-03-2000
Fotografía — Archivo

Guy Fixen y Margaret Fiedler van por libre. Su asombrosa capacidad para devorar música, para reinterpretarla, para manejarla a su antojo sigue dando excelentes resultados. Valorar «Good Looking Blues» (Too Pure/Everlasting, 00), el nuevo trabajo de LAIKA, con tan sólo una decena de escuchas previas sería perder el tiempo.

La cercanía de mi encuentro con ellos ha servido para reencontrarme con «Sounds Of Satellites» (Too Pure, 97), su anterior disco, y caer en la cuenta de que es inútil: la música de Laika nunca es la misma, aunque siempre es bella. Bien es cierto que en estas nuevas partituras hay más dinamismo. La oxigenada y muy bien amueblada cabeza de la licenciada en filosofía Margaret está de acuerdo, pero claro: añade, matiza, aclara, amplía, censura, maquina... «Sí, es cierto, pero la verdadera diferencia reside en la incorporación de una banda, el anterior estaba más basado en la electrónica y este es más rápido en el tempo porque hay más instrumentos reales». Y también desmiente. Sobre todo para esclarecer qué método de trabajo se esconde tras sus discos, bastardos de hop (trip y hip), de blues, de ambient, de electrónica, de jazz... «Mira hace años que no escucho un disco de hip-hop... me gustaban Public Enemy, pero luego la mayoría de los grupos se han metido en ello por la pasta; lo mismo con el drum’n’bass... al principio era algo excitante, pero luego los demás se subieron al carro para ganar dinero. A nosotros nos gusta la idea de hip hop o de drum’n’bass. Nos interesan las bases de los estilos, mantener la pureza de estos y el espíritu de la música más allá del dinero». De esta manera no resulta difícil concluir que Laika son un grupo verdaderamente pretencioso, quiero decir: con pretensiones artísticas y con una pulsión irrefrenable por trascender. No les duelen prendas al reconocerlo. «Sí, sí, precisamente lo que pretendemos es definir nuestra música por periodos largos, de entre dos a cinco años. No buscamos la canción del verano; no queremos estar preocupados por tener un single de éxito pasajero. Queremos perdurar». Eso sí, sin olvidar el componente pop que sus discos contienen. «Hacemos pop. No me interesa para nada la música experimental. No nos gustan esos grupos instrumentales que graban canciones de veinticinco minutos. A nosotros nos interesan las canciones. No me creo a esos músicos que dicen ‘hago música para mí mismo’; al menos ese no es nuestro caso, somos un grupo pop y eso queremos ser». Algo que no evita sensaciones contradictorias ante su música. Imposible sustraerse ante la dicotomía emoción/cálculo que plantean canciones como «Uneasy», «Out Of Sight & Snowblind» o «Breather». «No, no es cálculo. Es más perfeccionismo que otra cosa. La parte emocional existe, pero está muy definida; quizá en los sesenta las canciones podían basarse en la pura emoción, pero a estas alturas....» . A estas alturas es difícil encontrar grupos como Laika: vivos, inteligentes, algo culteranos... pero en continua búsqueda. Atrévanse... no cuesta tanto.

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