Hueso, carne y músculo
Entrevistas / Tarik Y La Fábrica De Colores

Hueso, carne y músculo

Enrique Peñas — 04-02-2008
Fotografía — Archivo

Ha cambiado de registro, pero no de resultados. De los arreglos y el preciosismo de su anterior trabajo, Tarik ha pasado a una contundencia que a veces suena incluso desgarrada en “El hueso y la carne” (Mushroom Pillow). El secreto está en hacer buenas (y fáciles) sus señas de identidad: pop sin florituras, variedad en las formas y estribillos efectivos. Se puede pedir más, pero es difícil conseguirlo.

Álvaro Muñoz (Tarik) no es amigo de la promoción, pero tiene una ventaja respecto a muchos compañeros de profesión: no se anda por las ramas ni recurre a alambicadas declaraciones para hablar de la inspiración. Es decir, si saca un disco porque así está firmado, pues eso es, sin más: “Por contrato con Mushroom Pillow estoy obligado a hacer tres discos y ahora tocaba el segundo; mientras haya repertorio, ideas y energía, adelante”.

"El repertorio nuevo se basa más en las guitarras y tiene un sonido quizá más desgarrado"

Efectivamente, están esos ingredientes, con el resultado de “El hueso y la carne”, cuarto álbum de Tarik y la Fábrica de Colores, sucediendo a “Sequentialee”, el trabajo que hace un par de años le devolvió al primer plano de la actualidad independiente. Y si tiene que decir que le cuesta meterse en el estudio, pues también lo dice, y añadiendo que hay cosas peores: “Si hay una espina que me tengo que tragar en todo este proceso es la de los ensayos. El estudio lleva consigo un sentimiento de soledad que al cabo de dos semanas de grabación se puede hacer un poco insoportable. Pero eso no me atormenta tanto como ensayar: cuatro personas haciendo ruido en un local, ponerse de acuerdo, ultimar los arreglos y todo eso... para mí es algo muy difícil y sí soy un poco reacio, por eso antes de empezar una gira ensayamos lo justo; lo demás lo vamos perfeccionando concierto tras concierto, que por otro lado también nos imprime otro carácter a la hora de afrontar las canciones, con una frescura y un entusiasmo que no da el hecho de que ensayes demasiado. Manosear los temas no es positivo. Igual que tampoco creo en los grupos que salen a tomar copas y que están siempre juntos. Ya bastante tiene un grupo con compartir hotel, furgoneta, ensayos y grabaciones como para que después también hagan vida familiar”. Una vez puestas las cartas boca arriba, lo que de verdad importa es que “El hueso y la carne” es un disco que no sabe de estrategias de puertas para dentro, y en el que todo lo que hay es pop con nervio y músculo: “Sí en cuanto a que es más vigoroso y a que el sonido también es más pesado, porque tiene otro color; al estar grabado en cinta magnetofónica los armónicos que salen de los instrumentos como la batería o el bajo son poco usuales en estos tiempos, donde parece que todos los discos tienen un sonido más digital”. Registrado en El Refugio Antiaéreo, domina un toque orgánico que marca las distancias respecto al preciosista “Sequentialee”; aquí las cosas no están tan medidas, y, sin embargo, el resultado es igualmente brillante, ahora con más pegada. “El repertorio nuevo se basa más en las guitarras y tiene un sonido quizá más desgarrado; para el directo queríamos una cosa en esa línea, más inmediata y menos adornada. En los últimos conciertos, por ejemplo los que hicimos hace unos meses como teloneros de Los Planetas, ya pusimos en práctica esa filosofía de ser algo más punk y dar más chicha. Pero en definitiva creo que sigue siendo un disco bastante pop, aunque se acerque al rock por la contundencia”. Asegura estar obsesionado por la sencillez, apartar la paja y dejar sólo la sustancia, que en este caso se manifiesta a través de diez temas en los que demuestra que, tras la buena acogida de “Sequentialee”, hay motivos para prorrogar la racha: “Tampoco le doy demasiada importancia. Llegado a este punto te das cuenta de que lo mejor es hacer las canciones con las que más satisfecho te puedas encontrar y ser consecuente contigo mismo. Un disco ya va ser imborrable y va a permanecer ahí para la historia del pop, por poco que se divulgue o se conozca. Lo demás es muy relativo”. En la historia de 2007 debería haber espacio para “El hueso y la carne” como uno de los destacados, por calidad, canciones y también por falta de complejos, como rubrica el arranque de “Anticipo” en clave Velvet Underground. “No es tan premeditado como parece, porque recuerdo que después de grabar el tema estábamos escuchándolo en casa de J con unos amigos e inmediatamente después de los tres o cuatro golpes de la introducción él empezó a cantar ‘There She Goes Again’, porque es verdad que incita a eso. Tenía ganas de empezar un tema con una estructura así. También Bowie tiene una introducción parecida, y en la maqueta hay gente que decía que le recordaba a los Smiths. Pero sí, parece que al final el resultado es descaradamente Velvet, lo que no me importa nada, por supuesto”. Ni a nosotros, y menos viniendo de él, un músico que parece decidido a convertirse en un clásico de nuestro tiempo.

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