Fabricando colores
Entrevistas / Tarik Y La Fábrica De Colores

Fabricando colores

Redacción — 30-11-2005
Fotografía — Archivo

Está el pop juvenil y rápido, de llegar y besar el santo. O el de las estrellas de antaño. Y está el pop de Tarik, que ni es joven, ni tiene prisa, ni es una estrella, pero sigue haciendo pop. Por eso, porque se lo toma de otra manera, ahora aparece “Sequentialee” (Mushroom Pillow), su tercer disco desde 1989.

Después de un parón de siete años (su anterior trabajo, “On The Radio”, es de 1997) Álvaro Muñoz regresa como Tarik y la fábrica de colores, el nombre con el que sacó su primer álbum. “Se me pasa el tiempo muy rápido” es la escueta explicación de Álvaro. Eso y que “no me sé vender bien, que soy poco farandulero”. Aprovechando que el Guadiana no pasa por Córdoba, lugar de origen de Tarik-Álvaro, surge la comparación con ese río que aparece y desaparece, y cómo esa falta de permanencia beneficia o perjudica al artista. “Durante todo este tiempo he estado componiendo, pero hemos intentado que en la selección final de las canciones el material más antiguo sea de hace un par de años, como mucho. Aún así, corríamos el riesgo de que hubiera dispersión, y a mí lo que me gusta es que un disco se pueda escuchar entero, que no sea sólo de un par de singles. Por eso hemos intentado coger una idea global y que la selección responda a ese criterio”.

"Hay una cita de Reginald Smith que dice que creas a partir de lo que la memoria sugiere, que la inspiración se debe a un efecto inconsciente de ésta"

Esa idea podría ser la de un hombre que sale al escenario a cantar sobre el amor y que en la velada va de follador porque puede y porque no da vergüenza ajena (“Vengan los amantes”, “Sé que algún día” ), aunque luego reconozca que a él también le han follado (“A balón parado”), que juega a Bowie y a sus fallos de memoria (“I Forgot The Lyrics”), también a Neil Young (versión de “Cinnamon Girl”), que en un momento dado hace de soulman o de crooner como pocas veces se había visto en estos lares (“Oyendo canciones”). Todo ello sobre una alfombra melódica perfecta, elegante y simple al mismo tiempo, que satisfará tanto a los seguidores de Los Planetas como a los de los Kinks. El mismo lo describe como “un disco en tres actos: uno de canciones más cortas y directas, que podríamos meterlas dentro del pop clásico; el segundo, de atmósferas más turbulentas y psicodélicas (mención a Jesus & Mary Chain en “Algo que cae como la lluvia”); y una última parte orquestada, a veces a lo Henry Mancini, como en ´Un apartamento en Père Lachaise´”. Tres secuencias en las que los recuerdos, escuchados o vividos, tienen especial protagonismo. “Hay una cita de Reginald Smith que dice que creas a partir de lo que la memoria sugiere, que la inspiración se debe a un efecto inconsciente de ésta”, apunta Tarik. “Sólo un acorde te empieza a sugerir cosas. Que es lo que me pasó en ´Wasted Song´, una canción que empezó siendo pop, pero que le acabó saliendo un desarrollo instrumental”. Para el cordobés, es muy importante “el refresco al oído” y que el disco no sea una ristra canción-canción-canción... “Siempre tienes el temor que, igual que cuando lees un libro, la cosa pierda interés. Y es difícil mantener la objetividad cuando se trata de tus canciones”. Frente al estudio, “un lugar que tiende a ser frío y hermético”, Álvaro intenta “ampliar el paisaje”. Esto es, falsos directos, un instrumental por aquí, cambios de idioma “si el guión lo requiere” e incluso cuñas musicales de los años cuarenta. Tarik, que tomó su nombre del seudónimo que utilizaba su abuelo para firmar críticas taurinas, homenajea en el título de este álbum al estudio donde fue grabado, propiedad de Pedro Cantudo (Jubilee, Limousine). “Está en Andujar y es un sitio con mucho encanto. El típico estudio que empezó en una habitación y que ha ido creciendo a base de mezclar instrumentos ´vintage´ con otros modernos”. Álvaro se muestra encantado con el resultado y aprovecha para reivindicar los pequeños locales de grabación. “Creo que el disco no podía haber salido mejor. Lo cual demuestra que no hace falta ir a los estudios de renombre para conseguir un buen resultado”. En el proceso de elaboración han colaborado los propios músicos de Jubilee y Limousine, así como Eric de Los Planetas a las baterías. Dice Tarik que esta vez vuelve a la música para quedarse, que lo que empezó siendo una llamada por parte de Mushroom Pillow se ha convertido en algo serio. Eso sí, sigue prefiriendo “mantener la virginidad y la inocencia” de un jovenzuelo que empieza en el pop.

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