Guerras diarias
Entrevistas / Digital 21

Guerras diarias

Redacción — 11-08-2005
Fotografía — Archivo

“Es el pseudónimo con el que firmo las canciones que escribo con el corazón. Claro que luego tengo que explicar en cada entrevista que no es un grupo, que soy un solista... pero de verdad”. Sí señor, lo hace todo solo: en su propio estudio ha grabado todos los instrumentos y producido la práctica totalidad de “Espacio Infinito”, su segundo álbum. En una primera escucha destaca la luminosidad (tanto en lo musical, como en el diseño) que le distancia de la escena siniestra con la que se identificó su predecesor. “No tengo miedo a las etiquetas, y menos a esas. Mis artistas favoritos son The Cure, Bauhaus, Joy Division... pero también me encanta el indie, el metal, el drum´n´bass o la música de cuerda. Estoy muy satisfecho con este disco, porque plasma todo lo que tenía en la cabeza. Básicamente, son canciones de rock orquestadas con arreglos muy techno. Me gusta todo demasiado”.

"Yo siempre he escrito en castellano, pero antes no me atrevía a mostrarlo"

Desde luego, Digital 21 se apunta casi a cada disco tributo que aparece en el mercado. Ha publicado versiones de The Cure, Depeche Mode, The Smiths o Fangoria (con quienes, por cierto, estuvo girando en México). Ahora le ha tocado a “Creep” de Radiohead (“sé que va a parecer una gilipollez... pero la escribieron para mí”), estratégicamente situada entre trece canciones en las que Digital 21 se estrena con el castellano. “No fue premeditado. Fueron saliendo una a una. Yo siempre he escrito en castellano, pero antes no me atrevía a mostrarlo. Me siento igual de cómodo con los dos idiomas porque hay mucho de mí en mis canciones, pero ahora además hay más feedback con el público”. Al escuchar las letras da la impresión de que, entre desamores y diatribas, se ha despachado a gusto. “Me siento más aliviado, sí. Hay mucho dolor en los textos porque estaba pasando por una fuerte depresión, por motivos personales y por lo que ocurre en el mundo. Cuando grabé ´The Killer´, por ejemplo, la rabia me invadía, me sentía un iluso por creer que podíamos parar aquello”. Lo cierto es que podría decirse que la guerra de Irak es uno de los asuntos que trata el disco, pero Miguel evita la cuestión con eufemismos, y asegura que la mayor parte de las letras son anteriores al conflicto. “Hay una guerra cada día; prostitución, explotación infantil... el mal existe, no creo en la coartada de la locura. Tengo un problema de reset en la cabeza. Cuando veo una escena que me impacta no me puedo olvidar de ella. No es que pretenda ser comprometido, es que todo esto me afecta y necesito compartirlo con los demás”.

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