Avalancha
Entrevistas / Prefuse 73

Avalancha

Javier López — 29-10-2009
Fotografía — Archivo

¿Qué artista es capaz de lanzar el mismo mes tres discos bajo tres alias distintos y además uno de ellos contener la friolera de veintinueve cortes? Sólo Guillermo Scott-Herren, el productor de glitch-hop más difícil y más respetado del globo. De nuevo en Warp y grabado en cinta analógica, “Everything She Touched Turned Ampexian” es una incursión a su lado más psicodélico.

Cada nuevo disco de
Guillermo Scott Herren es una sorpresa, un salto al vacío, una avalancha
sónica. “Everything She Touched Turned Ampexian”
vuelve a romper moldes y supone un giro bastante radical con respecto
a “Preparations”
(2007), su anterior
obra, mucho más downtempo
y
contemplativa. En su quinto largo Guillermo vuelve a llevarnos a la locura.
Escucharle resulta tan agotador como estimulante. Y es que el de Nueva York
hace lo que quiere con nosotros... Comienza despistándonos desde la portada. “Refleja
bien el concepto del disco. Es difícil determinar qué lugar es y en qué tiempo
se encuentra la persona que aparece, que tampoco sabemos si es un astronauta o
un explorador. Por cierto, es una chica… Pero no sabes si está en otro planeta
o si está recorriendo una tierra de dinosaurios. Es un mundo fantasioso. A mí
me sugiere unicornios”
. La
portada remite indefectiblemente a las de Yes y Osibisa, formaciones que
llevaron la psicodelia a sus respectivos terrenos. Guillermo se ha apropiado de
la imagen de estos referentes para plasmar gráficamente lo que contiene su
nueva obra. Porque “Everything She Touched Turned Ampexian”
es psicodelia pura y dura, servida a granel y en
bandeja de plata. “El disco está planteado como si fuera una mixtape. Todos
los cortes están entrelazados y mezclados”
. Y son veintinueve. Un currazo. Un delirium tremens sonoro. Cuando pillas el gusto a una melodía o a
un ritmo, el pavo ya se va a otra cosa. “En la mayoría de los cortes los
elementos principales son los beats y el hip hop pero si escuchas con atención
hay cosas nuevas…”
. Sale al terreno de
juego el nombre de Animal Collective. Guillermo arruga la nariz, pero acaba
reconociendo que hay pasajes que desprenden el mismo sabor que el de la
mermelada de los de Baltimore. “Me lo han dicho varias personas… Hay
conexiones, aunque creo que estamos en ondas diferentes. Quizá la presencia
notable de armonías vocales evidencia con más claridad la influencia de la
psicodelia pop en este disco”
. Los que
conozcan a Guillermo sabrán que el amigo no se corta. Siempre está con los
brazos a punto para regalar un buen corte de mangas, y esta vez se lo lleva la
cultura digital y todos los ‘productorcillos que hacen sus temillas con sus
laptopcitos’. El disco lo ha grabado en cinta analógica. Con un par. “Cuando
trabajas en digital tienes completamente el control de los temas. Y es
aburrido. No hay accidentes. En cambio cuando grabas en analógico el proceso se
convierte en algo más excitante porque expones tus temas a posibles errores que
pueden aportar esa frescura que la música electrónica necesita. He buscado eso”
. A estas alturas nadie duda de que Guillermo es
un genio. Los de la web Better Propaganda le han nombrado artista de la década:
“No sé qué pensar, me sorprende y me halaga…”
. Como buen iluminado, también regala cosas, se confiesa remixer
altruista. Últimamente le ha dado al tema y ha destripado y florecido a TV On
The Radio, Cornelius, Pelican… “No lo hago por dinero, sino por compartir
experiencias con otros músicos. Me gusta hacer remixes y muchos de los que me
proponen los hago por placer”
.
Guillermo sigue metido en otras aventuras. Este año también vieron la luz (y
durante el mismo mes: mayo) el debut de Diamond Watch Wrists, junto a Zach
Hill, el batera de Hella, con el que hacen “canciones simples sobre las
pequeñas cosas de cada día”
. Y “La
llama”
, nueva entrega de estudio
de Savath & Savalas, proyecto de acid-folk
(muy latino esta vez) que comparte junto a Roberto C. Lange y la
barcelonesa Eva Puyuelo, que se ha publicado en la prestigiosa Stones Throw.
Aprovechando que Eva se encuentra en la habitación del hotel donde transcurre
la entrevista y ya ha dado buena cuenta a su desayuno, no me contengo a
preguntarle cómo es trabajar junto alguien como Guillermo. “Es muy rápido.
Le salen ideas constantemente y trabaja a gran velocidad. Con él es todo muy
espontáneo”
. Probablemente, mientras
Eva habla, en la cabeza de Guillermo está naciendo un nuevo y extraño beat
impensable para el resto de los mortales.

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