Aunque la poca gente que les recuerde lo haga por sus conocidas –hace años- sintonías para la Vuelta Ciclista, cuando eso tenía un significado, Azul y Negro tuvieron mucho más importancia como pioneros de la electrónica española de lo que suele tenerse en cuenta al hablar de los primeros ochenta.
Hoy, con sólo Carlos Vaso del dúo original, acompañado por José A. Álvarez y luchando desde la autoedición, Azul y Negro siguen manteniendo sus carácterísticas definitorias: bases electrónicas llamativas e inspiradas lastradas por melodías justitas y letras sonrojantes (la de “Analógico o digital” es para leerla, pero cuando llega lo de “y te vas con el viento, Mohameeeed” de “Mohamed Alí” uno ya no sabe dónde mirar). Aunque ya no lo verán nuestros ojos, el día que Carlos Vaso se decida a ser músico electrónico instrumental –o contratar un letrista- será grande. Mientras insista en ser artista pop se quedará en entrañable anacronismo, válido ante todo para conocer cómo se dieron los primeros pasitos del pop electrónico español. Más que nada porque suenan –y escriben- igual que hace veintidós años. Aunque, bien mirado, lo mismo se puede decir de Kraftwerk, su referente inicial. Será que el Tour siempre ha tenido más glamour que la Vuelta.
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